lunes, 28 de julio de 2014

(D.F. 06) EL INVITADO


Pasos apresurados y voces chillonas de niños seguidas por una voz más aguda, la de un adulto mandándolos callar; eso escuchó Arturo todavía con los ojos cerrados y sin saber si eran reales o formaban parte de un sueño.
 - ¿Quién es ese señor?- preguntó uno de los niños en voz baja.
 - Un amigo que viene de muy lejos, se llama Arturo.- contestó la voz del adulto.
 - ¿Del exterior?- aunque Arturo no escuchó la respuesta si oyó la exclamación del niño- ¡Uaaaaaauuuuhhh!
 Arturo parpadeó varias veces para centrar la vista; lo primero que vio fue a un niño y una niña de unos cinco o seis años, ojos saltones y curiosos, cuyos rostros le recordaban vagamente al de Julia.
 - Hola Arturo- dijo el niño.
 - Hola- respondió él.
 Los dos niños salieron corriendo a refugiarse entre las piernas del hombre que estaba en la parte de la cocina
 - Anda, ir a jugar un rato con vuestras cosas, no molestéis a nuestro invitado- dijo el hombre. Los niños obedecieron al hombre, el cual cogió un trapo y secándose las manos, se dirigió a él.
 - Buenos días Arturo, soy Damian y ellos, Lucas y Laia- dijo señalando a los dos niños que jugaban en el otro extremo de la habitación. 
 Hasta ese momento pasó por alto la decoración un tanto familiar, del apartamento, llena de fotos familiares y entre las dos camas más pequeñas vio que había juegos con los que los niños se entretenían.
 - Hola buenos días, ¿le importaría pasarme la ropa?- le pidió Arturo incorporándose de la cama incomodo, al comprobar que bajo las sábanas seguía totalmente desnudo- ¿Y Julia?
 - Está realizando otros trabajos que tenía pendientes y como tu estabas tan dormido, me dejó encargado de ti hasta su llegada. 
 Sin destaparse Arturo consiguió ponerse la ropa interior, luego terminó de vestirse normalmente.
 - ¿Y los niños son tuyos o de…?
 - De Julia y míos, somos pareja.
 Arturo permaneció serio y en silencio durante unos minutos, aquella era una respuesta impensable para él.
 - Yo… esto, será mejor que me vaya.
 - Arturo, las cosas no son como allí arriba hace treinta años, han cambiado y mucho- intentó explicarle Damián.- Además si te vas Julia se enfadará con los dos, contigo por irte y conmigo por dejarte marchar, sin contar que ya estoy preparando la comida y no me vendría mal un poco de ayuda.
 Arturo suspiró sin saber muy bien que hacer, finalmente tuvo que dar su brazo a torcer. Damián le contó la importancia de las relaciones entre las personas, la moral había cambiado radicalmente y cosas mal vistas antes del cataclismo ahora se daban por normales. Arturo asentía sin atreverse a contrariar a su anfitrión, pero todo aquello le parecía extraño, amoral y hasta cierto punto incivilizado, más propio de animales que de seres humanos. Prepararon dos mesas, una normal y otra de menor tamaño para los niños, los cuales también ayudaron sin ninguna queja, al parecer él sería uno más de los invitados a la comida que estaba preparando Damian. Pronto empezaron a hacer acto de presencia el resto de comensales junto con Julia. Arturo, llegado del exterior de la ciudad subterránea, era el invitado de honor, al que todos querían conocer.

 Jotacé

2 comentarios:

  1. Por ahora, yo veo bastante razonable a esa civilización, no está mal que algunas cosas mal vistas se den por normales.

    La historia bien, pero quedaría mejor que revises las palabras. Se te escapó un asta por hasta y valla por vaya.

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  2. Gracias Demiurgo, estos días voy un poco de culo y no presto la atención que debería, si ves más fallos no dudes en decírmelos.

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