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lunes, 31 de octubre de 2016
Guadalupe Plata - En este cementerio vs Plan 9, FELIZ HALLOWEEN DE TODOS LOS SANTOS y espectacular dibujo de Santiperez.
La gente, siempre obstinada sigue celebrando las viejas tradiciones, aunque estas cambien de nombre y se disfracen tras la máscara de nuevas creencias o religiones, de nuevas supersticiones, aunque a la tierra que veneraron nuestros ancestros la hayamos cubierto de asfalto para no ensuciarnos los zapatos que cubren nuestros pies.
De crío me enseñaron que la noche antes a todos los santos, la gente se recogía temprano y siempre temerosa en sus casas, asaban castañas que comían junto con otros dulces tradicionales, remojados con vino dulce Moscatel, que hasta los niños de mi época llegaron a probar, “pero solo un vasito” decían nuestras madres y que bien entraba en las ya frías noches de otoño, todo ello mientras según la tradición, se recordaba a los difuntos o se contaban historias de miedo, en mi época sustituidas por las películas de terror que emitían por televisión, vampiros, hombres lobo, zombies y otras terribles criaturas clásicas del cine. Al día siguiente, las familias visitaban a sus familiares ya fallecidos en el cementerio, quién los tuviera, en mi casa mis padres habían dejado a sus difuntos lejos, en el sur y se conformaban con visitarlos en el recuerdo, donde siempre están ahora ellos presentes, sin importar el día que sea.
Desde hace mucho, en la calle, las sombras creadas por la superstición, son disipadas por la tenue luz de las farolas y ya dejando atrás la niñez, se imponía salir fuera, para ir al cine, a ver una peli de género o a la discoteca, donde se empezaba a hacer patente la invasión yanqui, que a través de sus películas y series de televisión estaban introduciendo sus siempre seductoras costumbres, mezclándose con las de aquí, mucha gente acudía disfrazada de aquellos monstruos del cine clásico de terror; eso sí con la copa, podías comer castañas, panellets o cualquier otro dulce tradicional. Las chicas, reunidas en corrillos y disfrazadas de seductoras brujas, vampiresas o de novias del monstruo de Frankenstein, se reían de los fantasmas vivos (que los hay en abundancia), o huían de ellos, ya que los monstruos vivos, esos que acechan en el interior de nuestra mente, son siempre más temibles que los muertos, creados por las sombras de la noche, donde las cosas siempre se ven distorsionadas, ya sea por la oscuridad, el sueño, los vapores del alcohol, o todo a la vez.
Ahora, ya en pleno siglo veintiuno, los niños se disfrazan para seguir la costumbre anglosajona de pedir caramelos casa por casa, con el tradicional “truco o trato” y leo estupefacto en las noticias, que la iglesia, siempre dispuesta a adaptarse a las nuevas costumbres y violentada por el hecho de que los niños se corrompan, disfrazándose de seres que consideran paganos y perversos, trata de imponer la moda de vestirlos de sus santos, olvidando que todos los días del calendario, lo dedican a uno o a varios de ellos y que después de todo, se trata de venerar a los santos anónimos que fueron nuestros propios difuntos.
Así la cultura va cambiando, readaptándose, absorbiendo, cosas de otras costumbres más lúgubres o divertidas, según se imponga, de adaptarse a los nuevos tiempos para no desaparecer con el transcurso de los años y de los siglos.
Personalmente, con tener un día más para dormir a mí ya me va bien.
Feliz Todos los santos, Halloween, Shamhain o lo que más os apetezca.
Jotacé.
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