El millonario playboy llamado Kevin
Reynolds acude a un mediocre bufete de abogados, para que se ocupen
de los trámites legales para fundar una nueva religión, ya que
asegura que tras un accidente de tráfico ha visto la luz. Sin
embargo tras esa fachada se esconde en realidad el mismísimo
Lucifer, cuya auténtica intención es la de provocar el apocalipsis.
En la recepción del bufete, la sexy
secretaria Loren ha puesto sus ojos en el playboy, pero este en quien
percibe algo especial es en su compañera Natalie a la que tratará
de seducir por todos los medios y más cuando descubre que el hijo de
ella es en realidad el futuro nuevo mesías y que puede ser una pieza
clave para sus maléficos planes, tras varios intentos por parte de
Kevin de seducir a la esquiva chica, finalmente se verá obligado a
revelar sus auténticas intenciones, por suerte Steve , el vecino de
la chica interviene para evitar que Lucifer se salga con la suya, y
es que Steve resulta ser la reencarnación del ángel de la guarda de
Natalie y del pequeño Christopher.
A pesar de todo Natalie, tiene sus
dudas respecto a lo de participar en la interminable guerra entre el
bien y el mal y más teniendo en cuenta como acabó el anterior
salvador y tratará de huir una y otra vez tanto de su perseguidor
infernal, como de su protector..
Pero a Lucifer le queda todavía
mucho trabajo por hacer para llevar acabo sus perversos planes y ya
que Natalie ha conseguido huir por el momento de sus garras, decide
aprovecharse de la seductora Loren para fecundar al anticristo, todo
esto mientras empieza a traer de vuelta a la tierra a los principales
demonios del infierno y convertirlos en los futuros generales de un
ejército infernal.
El primer Sello: el falso profeta
partes uno y dos, es la introducción a la saga literaria Los siete
sellos del apocalipsis de David Moragas. Donde el autor nos introduce
con maestría a un universo plagado de ángeles, demonios, proféticos
elegidos y la eterna lucha entre el bien y el mal.
Jotacé.
Buena reseña, mirada desde otra perspectiva. Gracias, Juan Carlos.
ResponderEliminarDe nada David, placer leerte y tenerte como amigo.
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