NOCHE DE DOLOR
Texto de Jim
Davis.
Cubierta de
Daniela Morales.
Editado por
S*T*A*R [star@tinet.org]
En esta
ocasión, tras los eventos ocurridos en la novela anterior, Jim Davis, se
encuentra tirado en mitad del desierto de Nevada, intentando evitar meterse en
líos cada vez que le para algún coche. Tom, un camionero le parece un buen tipo
y le ofrece llevarlo has algún sitio mínimamente civilizado.
Un puticlub de
carretera, no parece el sitio más adecuado, pero al menos puede llamar a su
jefe. Las cosas se complican cuando entran escena unos militares muy
interesados en la misteriosa carga de Tom, a partir de ahí, la cosa se lía en
una historia con militares, indios y un dios alado, muchos tiros y
persecuciones y, narrado con esa ironía que caracteriza al personaje.
LA EMPERATRIZ DEL NORTE.
Texto de Jim Davis.
Cubierta de
Daniela Morales.
Editado por
S*T*A*R [star@tinet.org]
Sin darnos a
penas un respiro, Jim Davis ya se encuentra metido en otro embrollo de los
gordos. Tras la anterior aventura se encuentra caminando por el desierto hasta
encontrar una gasolinera, allí entran un grupo de hombres y mujeres
aparentemente normales, pero una de las mujeres, una chica le hace entender que
está en peligro y que quiere huir de su grupo y, claro, ya estamos otra vez,
tiros, puñetazos, gente con extraños poderes que trabaja de incógnito para el
gobierno, acción y todo contado en primerísima persona con su desparpajo
habitual por el mismísimo Jim Davis en esta aventura sin cuartel.
LA CASA DE LAS BOMBAS.
Texto de Jim
Davis.
Cubierta de
Daniela Morales.
Editado por
S*T*A*R [star@tinet.org]
Y por fin
vemos a Jim Davis llegando a su casa para tomarse las cosas con un poco más de
calma… ¡Que no! ¡Qué es broma! En cuanto llega a casa, se encuentra con su
casera que a cambio de no cobrarle demasiado le pide un par de encargos, entre
ellos bajar un par de cajas al piso de su vecino y aunque parece un encargo
sencillito, la cosa se complica cuando descubre en una de las cajas la cabeza
de una mujer y cuando va a pedirle explicaciones a su vecina, se encuentra con
una imagen dantesca y a partir de aquí la cosa, como siempre se desmadra.
Sádicos pervertidos, asesinos terroristas y todo ese gran embrollo en los que
se suele meter nuestro héroe, todo ello contado en primera persona con la
ironía y desparpajo que le caracterizan.
Jotacé.


