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lunes, 26 de enero de 2015
(D.F. 32) CASI ATRAPADOS
Mientras se acomodaban en la tienda, los sonidos producidos por las distintas alimañas de las profundidades fueron regresando al pasillo, pero apenas duraron unos breves minutos para descender nuevamente, asta aquel aterrador silencio, tan solo Cesar con sus sentidos afinados por la experiencia fue consciente en aquella oscuridad de aquellos cambios. Se puso su máscara para poder ver en la oscuridad y fue despertando a sus compañeros, para que se prepararan, debían ser rápidos y silenciosos un nuevo peligro se aproximaba. Una vez tuvieron todos, sus máscaras puestas, Cesar sacó la cabeza fuera de la tienda para ver a lo lejos la luz de las antorchas empuñadas por los mutantes. Probablemente sus perseguidores cegados por la luz que ellos mismos empuñaban para mantener alejadas a las distintas criaturas que allí pululaban, eran incapaces de verlos. Los fugitivos salieron de la tienda.
─ Casi los tenemos encima. Julia, Roma, buscad animales muertos y residuos secos y haced una hilera en la parte seca del pasillo, Casandra recoge nuestras cosas y guárdalas ─ ordenó mientras empuñaba su arma y apuntaba a las antorchas.
Roca con sus mutantes seguían el rastro de insectos muertos por aquel pasillo, esperaba que aquella pista fuera auténtica, llevándoles directamente a sus presas humanas. De pronto un disparo atronó en los túneles, partiendo en dos una de las antorchas que llevaban, haciéndoles parar en seco.
─ ¡Eh! ¡No queremos haceros daño! ¡Solo hacer un trato con vosotros! ─ les gritó Roca que se sabía descubierto.
─ ¡Estupendo! ¡Este es el trato! ¡O nos dejáis marchar o el próximo disparo será a dar!
─ ¡Nosotros tenemos la mayor parte de vuestras armas y a vosotros seguro que casi no os quedan municiones!
─ ¡Suficientes para acabar contigo, que por lo visto no sabes usarlas!
─ ¡Es cierto! ¡Enséñanos y os dejaremos marchar!
─ Estamos listos ─ le susurró Casandra.
─ Coge de mi bolsa líquido inflamable y un mechero.
─ Ya lo suponía y está todo dispuesto.
─ ¡Bueno! ¡¿Qué me dices ante mi propuesta?! ─ gritó Roca impaciente.
En lugar de contestar, Cesar cogió su linterna y alumbró a los mutantes que quedaron cegados por unos minutos ante la intensa luz de la linterna. Luego la luz se hizo algo menos intensa y dañina para sus ojos y el túnel empezó a llenarse de humo. Aquellos supervivientes estaban llenos de recursos, tantos que les convertían a ellos en las presas. Solo les quedaba salir de allí, por la primera salida que encontraran y buscar un escenario que les fuera más favorable para atrapar a los fugitivos, antes de que lograran escapar definitivamente.
Los fugitivos se alejaron de allí todo lo rápido que pudieron, pronto amanecería y entonces saldrían por fin al exterior.
Jotacé.
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Una notable escena de escape en que las potenciales victiman logran ahuyentar a quienes querían atraparlos.
ResponderEliminarY de paso, Roma es tratada como alguien más del grupo.
Muy buena la forma de narrarlo Juan Carlos, me ha encantado, mi admiración y un abrazo
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