Hacía media hora que
cruzaron la frontera de regreso a casa y todavía les quedaba un largo camino
por delante; Martín conducía el coche a su lado Jota absorto en sus
pensamientos, sin dar crédito a lo vivido unas horas antes, en el asiento de
atrás Diana medio tumbada, tapada con una manta y con los ojos cerrados.
-
Es increíble, no sé cómo puede dormir tan plácidamente- susurró Jota.
- Ella está acostumbrada a
ese tipo de cosas que a la mayoría nos parecen increíbles, siempre buscando una
cierta lógica a lo aparentemente inexplicable- contestó Martín.
-
¿Y tú? ¿También buscas ese tipo de respuestas?
-
No, las respuestas que yo busco son a preguntas más mundanas… pero a veces
cuesta distinguir una cosa de la otra.
- Si, pero lo
que no me queda claro es quienes sois. Diana parece casi una superheroína por
mucho que se empeñe en negarlo.
-
Somos mucha gente, los que nos dedicamos a buscar respuestas para hacer un
mundo mejor, nuestra organización… por llamarlo de alguna manera es tan secreta
que carece de nombre y lo que ganamos con nuestros descubrimientos lo metemos
en un fondo común del que todos tenemos cierta disponibilidad, cuando nos
conviene nos vamos a otro lugar y cogemos otra identidad, al menos la mayoría
ya que siempre hay cabezas visibles de la organización encargados de hacer
públicos nuestros descubrimientos. Algunos gobiernos por no decir todos, sospechan
de nuestra existencia y no les hace demasiada gracia… creen que somos
peligrosos y nos llaman anarquistas, pero nada más lejos de la realidad.
-
¿Si sois tan secretos porqué me cuentas todo esto?
- ¿A quién tenías pensado
contárselo? ¿Y qué le contarías?
- Pues… no sé, supongo que podría ir
a la poli con todo eso que me acabas de decir.
- Aunque te
creyeran, tampoco hemos hecho nada malo excepto quizá matar a un muerto, además
tú y yo sabemos que no lo vas a hacer.
-
Supongo que tienes razón…
-
Ahora, yo de ti intentaría dormir un rato, te hará falta.
-
No sé si podré
-
Jota- dijo Diana a su espalda sin siquiera abrir los ojos.
-
¿Si?
- Duerme.
Desde
su sitio Jota intentó buscar una posición lo más cómoda posible y cerró los
ojos intentando seguir el consejo de sus nuevos amigos, pero el sol ya alto y los
recuerdos de la noche pasada lo hacían casi imposible, cuando por fin estaba a
punto de dormirse sonó el móvil, ni siquiera se fijó en el número al contestar,
en un principio le costó reconocer la voz ronca y quejumbrosa de mujer al otro
lado de la línea.
- ¿Jota? Soy Esther…
-
Hola Esther, dime.
- Es Dani...
está en el hospital… se… se muere- dijo la chica antes de echarse a llorar.
-
¡¿Qué?! ¿Pero qué ha pasado?
-
Ahora no puedo contártelo, date prisa por favor estoy aquí sola.
- Estoy un poco lejos, pero
enviare a alguien, no te preocupes.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó Diana
incorporándose en su asiento.
-
Es Dani, ha pasado algo… tenemos que ir directos al hospital- contestó Jota
buscando en la agenda del móvil el número de sus padres.
También Diana en el asiento
de atrás sacó su teléfono y empezó a teclear sin que sus compañeros se dieran
cuenta.
Llegaron pasadas la una de la tarde,
Jota entró en la sala de espera de urgencias seguido de Diana y Martín, allí le
esperaban sus padres, abrazándolo nada más verlo.
- ¿De dónde vienes y
quienes son tus amigos?- preguntó su madre preocupada.
-
Estos son unos amigos, Diana y Martín. ¿Dónde está Esther?
- Dentro, no quiere
moverse de su lado… vamos te acompañaré.
En
cuanto la chica vio al amigo de su novio se echó a sus brazos, tenía los ojos
rojos y llorosos; Daniel permanecía inconsciente en la camilla, con un montón
de tubos inyectados en los brazos y las muñecas vendadas, Jota carraspeó varias
veces antes de poder preguntarle qué había pasado, Esther le contó la versión
que doña Carmen, metida en su mente le permitía.
- No… no me lo puedo creer, él…- dijo
Jota con la cabeza baja y sin dar demasiado crédito a lo que la chica le contó,
al alzar la cabeza y mirarla a los ojos creyó ver algo extraño en su expresión-
Necesitas descansar y yo necesito estar un rato solo con Dani, por favor.
Esther
asintió y salió de la estancia, Jota agarró la mano de su amigo.
- Tú no harías esto…
¿Qué ha pasado amigo?- preguntó sin poder contener las lágrimas.
En
ese momento Daniel apretó la mano de Jota y abrió los ojos.
- No fui yo, ella
me obligó… ella nos controla a Esther y a mmmhhh… Daniel expiró su último suspiro y Jota salió de la habitación
llamando a las enfermeras. Mientras
Jota se encontraba con Esther, Diana en la sala de espera le susurró algo al
oído de Martín, el cual salió al exterior para fumar un cigarro, Diana les
contó a los padres de Jota una historia algo más creíble sobre donde pasaron
las últimas 48 horas. Cuando Esther vio a Diana con los padres de Jota, la
imperativa voz de doña Carmen le ordenó en su mente que saliera corriendo y
ante la sorpresa de los padres de Jota así lo hizo, sin embargo muy cerca de la
puerta esperaba Martín para impedir la huida de la chica.
Diana
salió seguida del matrimmonio.
-
No se preocupen, Esther y yo ya nos conocemos y creo que ella tiene que
contarme algo, si no les importa- los padres de Jota asintieron sin saber muy
bien que estaba ocurriendo y volvieron a entrar. Diana agarró a Esther por los
hombros y zarandeándola ordenó- ¡Carmen sé que estás ahí! ¡Libera a Esther
ahora mismo!
Al
verse libre de doña Carmen, Esther perdió el conocimiento, Martín evitó que
callera al suelo.
- ¡Vamos a reanimarla al
coche, tiene mucho que contarnos! Jotacé.
Diana parece ser una competidora seria de Buffy.
ResponderEliminarImpresionante como logró liberar a Esther.
Con razón, la querían lejos.
Si, pero de todas maneras doña Carmen es muy poderosa, se acerca el desenlace y ni yo mismo tengo muy claro como terminará esto, jejeje ;)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar