La mujer
mutante les miró uno desafiante, esperando una respuesta.
─
Nosotros tratamos de advertiros, salimos a la calle en masa y
tratamos de explicar cual era la situación ─ explicó Cesar ─ y
aunque muchos nos escucharon y se nos unieron la mayoría de vosotros
prefirió escuchar a los gobernantes que creíais haber elegido,
marionetas de los auténticos responsables de esta situación y que
siempre os decía lo que queríais oír… la verdad era demasiado
dolorosa. A nosotros nos tacharon primero de alarmistas y luego
incluso de terrorismo, pero era algo que ya habíamos previsto y
estábamos preparados para afrontar el futuro que se nos echaba
encima… Tratamos de salvar a todo el pudimos, pero… nuestros
recursos eran muy limitados…
─ La puerta está abierta
Cesar, tenemos que irnos cuanto antes, si hay más mutantes
cerca…
Cesar asintió con la cabeza y poco después, los
expedicionarios estaban nuevamente en por las callejuelas de la
ciudad, aún les quedaba un buen trecho asta llegar al lugar donde
Arturo tenía su refugio.
Roca observaba
a un grupo de niños jugando a futbol en el patio de un colegio, el
sol brillaba en el cielo pero nadie parecía asustado ante la intensa
luz del sol, más bien al contrario, lo que les asustaba era la
oscuridad. La pelota fue directa al interior de un pequeño cobertizo
desde donde Roca observaba a los niños humanos junto con otros
mutantes deseando coger aquella carne fresca y sin contaminar. Roca
retrocedió escondiéndose en las sombras del cobertizo pero sin
perder de vista al niño que corrió hasta la entrada del cobertizo
para detenerse de golpe, como si intuyera el peligro que le acechaba
allí dentro.
─ ¡¿Quieres darte prisa?! ─ gritó otro
de los niños.
El niño miró a su compañero y luego a la oscura
entrada del cobertizo, avanzó despacio entrando en la penumbra hasta
llegar a la pelota, la cogió y al alzar la vista vio al mutante y
Roca lo reconoció, aquel niño era él… Roca despertó de
aquella repetitiva pesadilla y entonces supo lo que tenía que hacer,
despertó a sus compañeros, reuniéndolos en la parte baja del
edificio.
─ ¿Qué es lo que ocurre? ─ preguntó la
mujer mutante.
─ Hay que buscar ropa gruesa y gafas solares,
estas presas solo salen de día y si queremos darles caza tendremos
que hacerlo de día ─ los demás mutantes lo miraron asustados y
temerosos.
─ Estás loco ─ dijo uno de ellos
temeroso
─ Noooo, Roca tiene razón, hay que darles caza ahora
─ dijo la mujer.
─ ¡¿A qué esperáis?! Traed todo lo
necesario y preguntad a los vigías si han visto algún rastro de la
presa. Apenas tardaron tres cuartos de hora en prepararlo todo
para aquella cacería diurna.
Los mutantes salieron al exterior con
cierto temor y bien protegidos y Roca los dividió en varios grupos
para extender el terreno lo máximo posible con la esperanza de que
alguno encontrara algún rastro de los supervivientes, otros mutantes
avanzarían por los puentes colgantes y lianas dispuestas por los
tejados para poder avisar a todos los grupos cuando localizaran a sus
preciadas presas.
Jotacé.
Contundente respuesta. Tuvieron la oportunidad pero no escucharon.
ResponderEliminarAhora se plantean dos preguntas. ¿Que fue lo que pasó? ¿Quienes fueron los ocultos responsables?
Todo a su tiempo Demiurgo, algunas respuestas las tengo muy claras y tarde o temprano llegarán otras todabía no las tengo tan claras, pero ya veremos como lo resuelvo.
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