Aquella noche, Norma
estaba más cariñosa de lo habitual, como si aquella fuera a ser la
última vez que hicieran el amor. Una vez terminaron el acto sexual,
abrazados el uno al otro, ella le sorprendió con una inesperada
pregunta.
- ¿Hugo, eres un traidor?
- ¿Qué?
Bu-bueno… supongo que en cierto modo si, lo soy. Ya que me he
pasado al bando contrario, al que estaba antes.
- Ya, pero tu
situación fue un poco forzada, si no te hubieran acusado de traición
por algo que no hiciste probablemente seguirías con ellos, ¿No es
así?
- Supongo.
- ¿Si tuvieras la oportunidad
de regresar al Cristóbal Colón y recuperar tu antiguo puesto lo
harías?
- ¿Y dejarte a ti? ¿Estás de broma?- dijo Hugo
apretándola contra su pecho, sonriendo irónicamente.
- ¿Y
si yo no estuviera…?
- ¿Pero bueno, a que viene tanta
pregunta? ¿Es por la reunión con Dios?
- Si y no…- dijo ella
suspirando pensativa- en fin olvídalo y abrázame fuerte.
Hugo empezó a sospechar que tras aquella conversación
había algo más, algo que podía probablemente costarle incluso la
vida y que debía actuar cuanto antes. Como hizo la vez que
se encontró con Robert en la colonia Moutona, esperó a que norma se
durmiera, se vistió y cogió tan solo lo imprescindible, pero poco
después de salir de la habitación, se encontró con un viejo
conocido.
- ¡Hugo Cortes! ¿O debo decir Carlos Lago?-
dijo tigre, acercándose a él a grandes zancadas. Hugo se
giró hacia su interlocutor, aquel gigantesco y amenazador mercenario
al que siempre era mejor evitar y más dadas las circunstancias.
-
¡Llámame como te plazca!- contestó Hugo secamente, se giró e
intentó seguir su camino.
- ¿Puedo preguntarte a donde vas
con tanta prisa?- dijo el hombre que con un par de zancadas se puso a
su altura.
- No veo a que viene tanto interés. - Ja, ja,
ja, ja… Si como imagino vas al bar, tal vez podamos beber juntos y
enterrar el hacha de guerra… al menos por unas horas, no me gusta
beber solo- contestó el gigante de ébano poniéndole una mano sobre
el hombro.
Hugo lo miró serio y con desconfianza.
- Aquí hay mucha gente con la que podrías compartir esa
copa, no veo por que tendrías que hacerlo conmigo, ni siquiera te
caigo bien.
- Ya te he dicho que quiero hacer las paces, pero
parece que quieras evitarme a toda costa.
- Supongo que no
hay nada malo por una copa entre… compañeros.
Hugo sonrió a su
interlocutor, pero sin bajar la guardia, sabía que le sería
imposible quitarse de encima a Tigre y en cierto modo eso confirmaba
sus peores sospechas, aquel encuentro era algo más que una simple
casualidad. La cantina a aquellas horas estaba
completamente vacía, excepto por algunos androides camareros y de
limpieza. Los dos hombres se dirigieron a la barra, sin embargo Hugo
paró en seco a mitad de camino
- Voy un momento al lavabo- dijo
Hugo.
- Te acompaño, es bueno vaciar la vejiga antes de remojar
el gaznate.
Tigre cedió el paso a Hugo, este fue directo a uno de
los retrete y esperó a que su acompañante que entró en el de al
lado, saliera antes que él, luego se subió de un salto a la espalda
de su contrincante, rodeando su cuello con el brazo y apretó todo lo
fuerte que pudo. Tigre intentó zafarse de Hugo golpeándolo contra
la pared y Hugo apunto estuvo de ceder ante la formidable fuerza de
su contrincante, pero finalmente Tigre calló al suelo sin sentido.
Hugo lo desarmó, guardándose para si las armas de su contrincante,
lo agarró de las axilas y lo metió como pudo en uno de los pequeños
compartimentos, sentándolo en el retrete. Por suerte entre las cosas
que llevaba en el pequeño petate, había cinta aislante, con la que
ató y amordazó a Tigre, aunque sabía que con su fuerza, tardaría
más bien poco en soltarse sus ataduras. Debía darse prisa antes de
que alguien, ya fuera Tigre o la despechada Norma dieran la
alarma.
En el hangar, algunos robots estaban terminando de
cargar una de las naves, que estaba apunto de partir. Sin que nadie
lo viera, vació el contenido de una de las cajas y se metió dentro.
La espera asta que la nave salió disparada al espacio se le hizo
eterna.
Una vez en el espacio, sabía que en cuanto descubriesen su
fuga, sospecharían de aquella nave, llamarían a su tripulación
para registrarla y hacerla regresar al planeta. Salió de su
escondite y consciente de que necesitaría algo de ayuda para hacerse
con el control de la situación, pudo reprogramar sin demasiado
esfuerzo al robot de carga que había en el almacén. Luego, armado
con la pistola y el gran cuchillo que le robó a Tigre y siempre
acompañado por su nuevo compañero, salieron del almacén de carga.
Aunque por fuera, la nave era tan grande como las otras que había en
el hangar, las dimensiones del interior eran demasiado pequeñas para
su gusto, adecuada para una tripulación moutona. Pasaron por la
sección de las cápsulas, a continuación estaba la pequeña sala
cocina-comedor, en la que encontró a dos de los pequeños
tripulantes a los que con ayuda del robot pudo neutralizar sin
demasiados problemas. A continuación estaban los baños, los
camarotes y finalmente la sala de control, a la que estaba llegando
cuando notó como la nave giraba bruscamente cambiando de dirección.
Era evidente que o Tigre o Norma habían dado ya la alerta y se había
dado orden a todas las naves que acababan de salir, de regresar
inmediatamente a la base.
- Yo de vosotros, volvería a retomar el
rumbo que teníais hace un momento- dijo Hugo amenazando a los dos
pequeños moutones con su arma.
- ¿Y si nos negamos? ¿Te
arriesgarás a que volemos todos por los aires liándote a tiros con
tu pistola?- dijo uno de los moutones que parecía una
hembra.
- Veréis amigos, mis opciones son, morir en el
planeta cuando me capturen o arriesgarme a hacerlo aquí si vosotros
no obedecéis… Las vuestras son, morir haciéndoos los héroes y
todos sabemos que esta no es una profesión demasiado heroica que
digamos, o meteros en una cápsula de salvamento y esperar a que os
rescaten, nadie os echará nada en cara- los dos mautones empezaron a
discutir en su idioma- ¡Vamos chicos no me sobra el tiempo y ninguno
quiere que esto salga mal!
- Está bien, tú ganas- dijo la
moutona que parecía la jefea a regañadientes.
Con la
ayuda del robot de carga, Hugo obligó a los cuatro pequeños
miembros de la tripulación a subir a una de las cápsulas de
salvamento. Cambió nuevamente el rumbo de la nave y saltó al
hiperespacio justo cuando dos cazas aparecieron en la pantalla. Tubo
que salir en dos ocasiones del hiperespacio y cambiar nuevamente el
rumbo, para despistar a sus perseguidores, tenía provisiones para
mucho tiempo. Varios días más tarde, comprobó para su sorpresa que
con el combustible que le quedaba, el único lugar al que podía
llegar era al planeta Oceana, al que por otro lado ardía en deseos
de regresar.
Jotacé.
Muy valiente y muy habil para enfrentar peligros.
ResponderEliminarGracias Demiurgo, aunque me sorprende que no pierdas un poco con esta historia en la que si te fijas los episodios pares cuentan una historia espacial y los impares la historia del mismo personaje cuando naufraga en un planeta. Cuando la termine tendré que darle un repaso exaustivo y reescribirla completamente, si quiero tener la posibilidad de verla publicada algún día.
ResponderEliminarPara ser sincero, me vendría bien un resumen para conocer el contexto, la historia general.
EliminarLa historia arranca en un capítulo 0, en el que una nave militar llamada "Cristóbal Colón" es víctima de una emboscada, por parte de unos piratas y contrabandistas, de la tripulación de dicha nave solo sobreviven 4 de sus tripulantes, Hugo Cortes que es un piloto de caza y el protagonista de la historia, Hansel Snyder, comandante de cazas y traidor, la capitana del Colón Yumi Otomo y un androide con forma humana capaz de transformarse en cualquier ser humano hombre o mujer, de cualquier raza y de entre 1' 60 y 1' 90 metros de altura, que recibirá el nombre Rob. A partir de aquí la historia se divide en dos partes, una espacial, que cuenta los acontecimientos que llevarán a los protagonistas a esta emboscada y en la que Hugo se verá obligado incluso a introducirse dentro de esta organización criminal. Y otra parte en la que los supervivientes del Cortes tendrán que unirse a los nativos del planeta para echar a los piratas que los tienen sometidos haciéndose pasar por dioses y ya de paso robarles a dichos piratas una nave con la que poder regresar a un mundo civilizado.
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