A pesar de los meses
transcurridos desde la desaparición del Cristóbal Colón los terrestres seguían
sin enviar una nave de guerra fija para sustituirla. Los rumores decían que al
Teniente Smith, único superviviente de la tripulación sería ascendido a capitán
y asignado a una nave con una nueva tripulación el encargado de patrullar aquel
sector del espacio. Entretanto, otros tantos cruceros de guerra terrestres se
iban relevando en aquella labor.
Los
capitanes, tanto Biraros como Moutones que se encargaban de aquella tarea,
recibieron una información confidencial sobre el planeta donde había caído el
Colón y decidieron reunirse para decidir cuál era la mejor forma de actuar. Los
bíraros pensaban que aquello era una trampa muy clara similar a la emboscada
sufrida por sus homólogos terrestres; poco importaban las indagaciones secretas
llevadas a cabo por los moutones en aquella misma zona y que hablaban de un
tráfico inusual de naves contra bandistas.
- …¡Y sin embargo, se estuvo un
tiempo patrullando esa zona, incluso se vigiló el planeta sin ningún resultado
positivo!- dijo el capitán bíraro mientras un androide traducía sus graznidos
al idioma moutón.
- ¡No estoy tan seguro,
durante ese periodo de tiempo el contrabando de ambrosio disminuyó de forma
sustancial en todos los mundos coloniales llegando casi a desaparecer y no volvió
a las cuotas acostumbradas hasta que cesó la vigilancia! ¡Si es una trampa está
muy bien perpetrada!
- ¿Y qué sugieres que
hagamos? ¿Pedir ayuda a nuestros respectivos gobiernos? No sé cómo estarán las
cosas en vuestro planeta, pero en Oblarop es evidente que hay demasiada gente
importante involucrada, dudo que nos concedan el apoyo necesario.
-
Eso mismo pasa en Nirluc y probablemente la Tierra no sea una excepción, paro
tal vez podamos engañarlos para llevarlos a la batalla y vengar así la infamia
en la que calló el Colón y ya de paso a nuestros pilotos caídos- sugirió el
mouton.
- Me gusta la idea. ¿Tienes un plan?
-
Tal vez- contestó el capitán moutón con una sonrisa en su rostro de roedor.
A
años luz de allí en planeta mencionado, Norma salió de su nave indemne; pero los
disparos hechos por los rebeldes destruyeron los sistemas de comunicaciones del
caza; sabe que si quiere llegar a la ciudad y a las minas tendrá que hacerlo a
pie, escondiéndose y con el riesgo de ser atrapada por nativos rebeldes.
A
lo lejos en el camino, ve lo que cree un pequeño convoy de esclavos con destino
a la ciudad amurallada, por un lado piensa en librarse de andar la mayor parte
del camino, claro que también podrían ser los mismos rebeldes que la han
abatido y decide vigilar a escondidas el convoy para asegurarse, si son de los
suyos será más que un privilegio servir a una de sus diosas.
Todos
los miembros del convoy saben de la presencia de Hugo y Robert entre ellos, la
mayoría lo sospechaban desde tiempo atrás y se postran ante los que consideran
sus dioses libertadores, capaces de controlar relámpagos con sus extrañas armas
mágicas y derribar a los dragones enviados por los dioses de las estrellas;
ahora conocían el auténtico carácter sagrado de la misión que llevaban a cabo.
Pero Hugo y Robert regresaron a su escondite en el carromato al ver acercarse
de la ciudad uno de aquellos vehículos a motor que los dioses estelares
proporcionaron a sus tropas. Entre los que bajan del vehículo hay uno de los
generales rebeldes ahora también considerado un dios por los suyos, el jefe de
la patrulla que los interceptó el día antes y la capitana Yumi Otomo convertida
en más que una diosa, en un símbolo mismo para los rebeldes; al verla Hugo sale
de su escondite y abraza a la mujer que durante un tiempo se convertió en su
amante. También Fizo y Kira, salen de la jaula donde viajan con otros
revolucionarios haciéndose pasar por escavos para saludarla.
- ¿Qué estás haciendo aquí? Es muy
peligroso para la misión que estemos los tres juntos- dijo Robert en tono
severo.
-
Lo sé, pero nos encontramos cerca del final y cada vez hay más nativos
sublevados ante la tiranía de los piratas y sería prudente que nos
coordinásemos para que vuestra entrada en la ciudad amurallada que rodea las
minas no les resulte sospechosa. Salgamos del camino y montemos un campamento
lejos de miradas indiscretas.
Una
vez se alejaron lo suficiente del camino, los soldados rebeldes aprovecharon
para festejar la victoria; sus líderes entre los que estaban los tres humanos
hicieron sus planes.
-
Creo que sé a qué te refieres. Si entráramos mientras vosotros fingís
perseguirnos y ya de paso atacáis la ciudad nadie sospechará…
-
La idea es buena, pero una vez dentro estaremos solos y todavía quedará llegar
a los hangares de la parte superior de las minas y robarles una o dos naves- argumentó
Hugo.
-
Sí, pero a ese problema ya nos enfrentaremos llegado el momento.
Antes del anochecer los
líderes rebeldes con su diosa al frente regresan en su vehículo a motor, donde
está el grueso de las tropas.
Desde su escondite Norma escucho los
planes de los náufragos espaciales convertidos en dioses y líderes de aquella
resistencia y reconoció a Hugo entre ellos; la noche le daría la ocasión de
vengarse por su traición en un pasado que ahora le parecía cercano.
Jotacé.
¿Por que Norma se siente ofendida por Hugo?
ResponderEliminar¿Que esperaban que hiciera, no intentar escapar cuando tuviera la oportunidad?
En cierto modo no lo tenían prisionero, por otro lado Hugo parecía estarse adaptando bien a su nueva condición de contrabandista, al menos eso parecía dar a entender, eso sin contar con que Norma que desconocía la existencia de Marina, se había encaprichado de Hugo y creía ser correspondida de igual manera por él.Pero ya te digo, cuando la termine de escribir le tendré que dar un buen repaso o reescribirla totalmente.
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