El
encargado del centro de trabajo, era un tipo mayor y un tanto
receloso, tanto de Pablo por su juventud, como de Arturo por venir de
la superficie, les dio una reprimenda por llegar tarde y tuvieron que
quedarse media hora más para recuperar él tiempo perdido. El
trabajo aquel primer día y durante las próximas dos semanas
consistiría en recolectar alimentos en uno de los invernaderos, que
según le dijeron sería su lugar de trabajo durante los próximos
meses, eso si, cambiando cada dos semanas de actividad. Cuando
hubiera realizado todo el trabajo para el que estuviera capacitado en
la ciudad y aprender otros nuevos, podría elegir entre aquellos que
más le interesara, eso sí informando adecuadamente de ello y
poniéndose de acuerdo con los otros trabajadores que realizaran
dichas tareas. También podía buscar fórmulas para mejorar y
facilitar dichas tareas. Aquellas cinco horas pasaron rápidas.
- ¿Y ahora qué?- le preguntó Arturo a Pablo.
- Ahora puedes ir a centros de ocio, culturales, educacionales, de deporte, de o de reunión a ver las últimas propuestas, como ya te dije antes. Pero lo primero será ir a casa de mi madre, nos esperan para comer.
- Otra vez no- dijo Arturo un tanto exasperado recordando la comida del día anterior.
- No te preocupes, esta vez serás tú él único invitado.
Tanto Julia como Damian se interesaron, por aquel primer día de trabajo de Arturo, después de la comida Pablo se marchó, ya que había quedado con Paz en uno de los centros culturales para ver una de aquellas antiguas películas de antes del cataclismo. A Damian lo esperaban en uno de los centros médicos, ya que su especialidad era la medicina, de hecho había sido él el que le hizo la revisión médica a Arturo, cuando llegó a la ciudad, a Julia esta vez le tocaba quedarse en casa con los niños, claro que eso solo era una de las muchas opciones que tenía, la que realmente escogió fue la de llevarlos a uno de aquellos innumerables jardines repartidos por toda la ciudad, donde podrían jugar con otros niños y donde Arturo pensó que por fin podría tener aquella conversación pendiente a solas con ella.
- ¿Puedo acompañaros?- preguntó Arturo.
- Claro- contestó Julia con su eterna sonrisa.
Arturo esperó a llegar al parque, sin embargo allí tampoco encontró la oportunidad de hablar a solas con ella, allí habían otros padres, todos se conocían, el único extraño era Arturo y como ya ocurrió el día anterior, volvió a convertirse en el centro de atención, sin encontrar el momento adecuado durante las dos horas y media que pasaron allí. Fue al llegar nuevamente a la casa de Julia, Arturo le dijo por fin que necesitaba hablar a solas con ella.
- Esta bien, tu dirás.
- Aquí no- susurró Arturo mirando recelos a los niños.
Julia carecía de secretos para con su familia e incluso para el resto del mundo, era una de esas cosas que había llevado a la humanidad al lugar en el que se encontraba. En aquel momento y por una vez desde que la conoció dos días atrás, aquella hermosa mujer se puso seria y sacó a Arturo a la calle mientras sus hijos estudiaban o jugaban en su rincón favorito.
- Tú dirás- le dijo a Arturo con una mirada severa.
Jotacé
- ¿Y ahora qué?- le preguntó Arturo a Pablo.
- Ahora puedes ir a centros de ocio, culturales, educacionales, de deporte, de o de reunión a ver las últimas propuestas, como ya te dije antes. Pero lo primero será ir a casa de mi madre, nos esperan para comer.
- Otra vez no- dijo Arturo un tanto exasperado recordando la comida del día anterior.
- No te preocupes, esta vez serás tú él único invitado.
Tanto Julia como Damian se interesaron, por aquel primer día de trabajo de Arturo, después de la comida Pablo se marchó, ya que había quedado con Paz en uno de los centros culturales para ver una de aquellas antiguas películas de antes del cataclismo. A Damian lo esperaban en uno de los centros médicos, ya que su especialidad era la medicina, de hecho había sido él el que le hizo la revisión médica a Arturo, cuando llegó a la ciudad, a Julia esta vez le tocaba quedarse en casa con los niños, claro que eso solo era una de las muchas opciones que tenía, la que realmente escogió fue la de llevarlos a uno de aquellos innumerables jardines repartidos por toda la ciudad, donde podrían jugar con otros niños y donde Arturo pensó que por fin podría tener aquella conversación pendiente a solas con ella.
- ¿Puedo acompañaros?- preguntó Arturo.
- Claro- contestó Julia con su eterna sonrisa.
Arturo esperó a llegar al parque, sin embargo allí tampoco encontró la oportunidad de hablar a solas con ella, allí habían otros padres, todos se conocían, el único extraño era Arturo y como ya ocurrió el día anterior, volvió a convertirse en el centro de atención, sin encontrar el momento adecuado durante las dos horas y media que pasaron allí. Fue al llegar nuevamente a la casa de Julia, Arturo le dijo por fin que necesitaba hablar a solas con ella.
- Esta bien, tu dirás.
- Aquí no- susurró Arturo mirando recelos a los niños.
Julia carecía de secretos para con su familia e incluso para el resto del mundo, era una de esas cosas que había llevado a la humanidad al lugar en el que se encontraba. En aquel momento y por una vez desde que la conoció dos días atrás, aquella hermosa mujer se puso seria y sacó a Arturo a la calle mientras sus hijos estudiaban o jugaban en su rincón favorito.
- Tú dirás- le dijo a Arturo con una mirada severa.
Jotacé
Es cierto parece un futuro utopico, más exactamente una eutopía, esta palabra que el formulario de comentarios marca como incorrecta. El protagonista parece ser el único facto distopico, con sus prejuicios, productos de esta época. Época que en la ficción, es pasado.
ResponderEliminarNecesito trabajar en otros proyectos, así que hago capítulos muy cortos y para poder describir un poco mejor este nuevo universo, la acción va lenta, pero pronto haré salir a los personajes de esa seguridad en la que se encuentran.
EliminarEso lo entiendo es una buena preparación para el conflicto.
EliminarSe te escapó una hache. Un "de echo" por "de hecho".
corregido, gracias por el toque.
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