lunes, 3 de junio de 2013

(M.N. 06) LA DECISIÓN DE JOTA

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Los padres de Santiago, siempre ávidos de protagonismo, se ocuparon de asistir a Daniel con los papeles de la herencia de la Señora Carmen. Ya que Dani era su único pariente vivo, le pertenecía aquel viejo y recargado piso, de muebles antiguos, fotos de santos, ese papel de color sepia en las paredes y el olor de la anciana mujer, todavía impregnándolo todo, era como si ella siguiera todavía allí y así se lo hizo saber a su amigo Jota, durante los minutos del almuerzo en el trabajo. 
 - Es normal que te sientas mal y lo siento colega… En estos casos lo único que se me ocurre, son los tópicos de siempre, es ley de vida, la vida sigue, etc… 
- No me malinterpretes Jota, se que debería sentirme triste y hasta cierto punto culpable, pero… mi abuela nunca me trató demasiado bien y la verdad, casi fue un alivio que muriera. - ¿Entonces? No veo el problema. 
- ¿Crees en fantasmas? Por que yo… cada vez que regreso a casa se me encoge el corazón, es como siguiera allí vigilándome. 
 - Ahora tienes algo de pasta, deshazte de sus cosas, lo que puedas lo vendes a algún anticuario o en eBay, lo que no, lo tiras. Convierte el piso de tu abuela en tu piso ¡Joder! La de gente que se tiene que hipotecar la vida por tener un piso… ¡es como si te hubiera tocado la lotería colega! 
 - ¡Eh! que los cabrones del ayuntamiento me han hecho pagar un dineral por los derechos de sucesión y un montón de papeleo, del que por suerte se han hecho cargo los padres de Santiago que eran amigos de la vieja. Además no se si yo solo podría hacer todo lo que tu dices. 
 - Bueno, tío se termina el tiempo- dijo dándole un trago a la botella de agua para terminar de tragar el bocadillo- luego hablamos, ¿vale? 
A la salida del trabajo, Jota ya salía por la puerta de la fábrica a toda prisa como siempre, cuando fue abordado nuevamente por su amigo. 
 - ¡Caray! ¡Te pillo por los pelos! 
- Si colega, de aquí cada vez salimos más tarde, así que con razón. ¿Vamos para casa? Mi madre dice que vengas a comer siempre que quieras, que tienes un plato en la mesa. 
Los dos amigos subieron en el coche de Jota, que arrancó poniendo rumbo a su casa 
 - Pues la verdad, si no es molestia, ni siquiera sabía que prepararme de comer. Pero oye… se me ha ocurrido una idea para solucionar mi problema. 
 - ¿Qué problema? ¿El de la comida? 
- ¡Joder Jota! ¡Lo de la casa! ¡Si lo hemos hablado en el almuerzo! 
 - ¡Ah eso! ¿Qué? ¿Harás lo que te he comentado antes? 
 - Supongo que sí, pero necesitaré ayuda… 
 - Cuenta conmigo para lo que necesites, ya lo sabes. 
 - ¡¿Lo dices en serio?! - Claro… 
 - Entonces… ¿Te vendrás a vivir conmigo? 
 - ¡¿Qué?!- dijo Jota mirando directamente a su amigo. 
- ¡Cuidado!- gritó Daniel. 
 Jota pegó un frenazo y el coche se le caló, justo cuando estaba apunto de pasarse un semáforo en rojo metiendo el morro del coche en el paso de cebra, una mujer le miró con mala cara mientras cruzaba la calle y el coche de atrás le pito, cuando tardo medio segundo más de la cuenta en seguir su camino. 
 - Pero… ¿Por qué yo? No se, podrías preguntárselo a tu amigo Santiago o mejor a un a la chica esa pelirroja que conocimos la semana pasada, parecía que le gustabas. 
 - ¿Esther…? no creo que quiera- dijo con un suspiro- y Santiago no querrá seguro… además sus padres nunca lo dejarían y si así fuera, terminarían metiéndose ellos en mi vida y paso… Ya tuve bastante con mi abuela. 
 - Está bien, lo pensaré- dijo Jota parando el coche cerca de su casa. 
- ¡Pero tú has dicho que podía pedirte lo que quisiera! 
- Si, pero no creí que fueras a pedirme eso. Además ya te he dicho que lo pensaré ¿No? Anda vamos que tengo más hambre que el perro de un ciego. 
Mientras comían, Daniel les expuso la idea a los padres de Jota, que para sorpresa de este la acogieron con gran entusiasmo. 
 - ¡Bueno, bueno, que todavía no lo he decidido! 
 - Pues hombre, ya va siendo hora de que te independices- dijo su padre con bastante sorna. 
 - ¡¿Qué pasa?! ¿Es que os molesto? 
 - No hijo, claro que no molestas. Tu padre solo está bromeando. Después de comer y de darse una ducha, Jota fue a dejar a Dani en su casa. 
- ¿Esta tarde has quedado con alguien? 
 - Si, con mi amigo paco. ¿Por qué? 
 - ¿Te importa si os acompaño? Es que no me apetece estar solo en casa. 
 - Claro, te conviene salir un poco. 
- Mientras me esperas, entra a ver la tele. 
 - Esta bien… 
Dentro del piso, inconscientemente empezó a hacer planes, para pintar y distribuir los muebles en caso de irse a vivir allí. Entró en las dos habitaciones, primero en la de Daniel y luego en la de la señora Carmen que era mucho más amplia y que evidentemente querría quedarse su amigo, que para eso era el dueño del piso. 
- Si prefieres esa habitación, quédatela colega, yo paso- dijo Daniel saliendo de la ducha. 
 - Bueno todavía no me he instalado y solo estoy mirando. Pero si me decido habrá que hacer muchos cambios. 
 - Si, si, los que quieras. Poco después fueron al bar de Charly, punto de encuentro con los colegas, siempre y cuando las redes sociales cibernéticas lo permitieran y donde Jota había quedado ya con su amigo Paco. 
 - ¡Tío esa es una gran noticia! Si ligáis no tendréis que echar cuentas a nadie ¿y sabéis las farras que nos podemos pegar?- dijo Paco cuando le contaron lo de compartir piso. 
- ¡Eh, eh! ¡Que todavía no he dicho que me valla a mudar! 
- ¡¿Qué?! Entonces, Dani tío puedes contar conmigo. ¡Ya veras lo bien que lo pasamos!- dijo Paco cogiendo a Daniel por el cuello amistosamente. 
 Daniel por su lado miró con cara de suplica a Jota, viendo lo que se le venía encima. 
 - Tampoco he dicho que no lo valla a hacer- dijo Jota con cierta resignación. 
- ¡Joder tío a ver si te decides! En fin si este tío no quiere, ya sabes que puedes contar conmigo- dijo Paco soltando por fin a su presa.- Por cierto Alex dice que si vais a salir el sábado, sobre todo tu Danielillo, parece que hay alguien interesada en volver a verte. 
 - Pues… 
 - Si, claro que iremos… Si me voy a independizar, con el amigo Daniel, habrá que celebrarlo ¿No? 
- ¡Si!- gritó Daniel- ¡Sabía que podía contar contigo! 
Cuando Jota dejó a su amigo nuevamente en su casa, ya de noche, Daniel encontró dentro del portal un enorme gato blanco, que se le acercó sin ningún recelo esperando caricias. 
- Valla ¿Y tu de donde sales, gatito?- dijo acariciando al felino. 
 - Es gata- dijo Doña Eulalia que estaba en el umbral de su piso. 
- ¿Ah si? ¿Y como se llama? 
- No tiene nombre. 
- Ah, pues póngale Selina, como Catwoman. 
 - ¿Cómo quién? - Ya sabe la mujer gato de los cómics de Batman, Selina La gata maulló esperando más caricias y luego miró a doña Eulalia. 
 - ¿La mujer gato? Parece un buen nombre y creo que le gusta el nombre- dijo la mujer sonriendo A Daniel le pareció ver algo familiar en aquella extraña sonrisa, que no encajaba con aquella mujer. De pronto la gata miró hacia la calle y los pelos se le erizaron. 
 Desde la terraza del edificio contiguo, un niño con cara de anciano o un anciano con cuerpo de niño miraba la escena. 
- Ya ha empezado, será mejor marcharse de aquí por un tiempo- se dijo desapareciendo en una extraña niebla. 

Jotacé.

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