Selina, la gata de la
portera, acompañó a los tres amigos a la puerta del edificio, que
cerraron procurando dejar al felino dentro, para evitar que saliera a
la calle. La gata se transformó en niebla, que pasó sin problemas
por debajo de la puerta, para ascender al cielo, donde la oscuridad
de la noche empezaba a invadirlo todo. Se transformó en lechuza y
siguió a los tres amigos desde el aire.
Jota condujo asta
la casa de sus padres. Tanto él como Dani debían darse una buena
ducha y arreglarse un poco antes de llevar a cenar a Esther. Jota
presentó a la chica a sus padres, que la invitaron a sentarse y
tomarse algo, mientras esperaba, Dani se sentó con ella, el cuarto
de hora que tardó Jota en la ducha, luego se quedó sola mientras
Jota terminaba de vestirse en su habitación. Momento que la madre de
Jota aprovechó para indagar sobre las posibles intenciones de la
chica.
- ¿Así que eres amiga de Javi?- preguntó la
mujer
- ¿De quién?
- Javier… Jota.
- ¡Ah,
Jota! Si, y de Daniel, claro.
- Claro… ya veo, ¿y de que os
conocéis?
- De Alex, el novio de una amiga y amigo de Jota y
Paco.
- Ah… muy bien y dime, ¿estás trabajando?
- Si,
estoy a tiempo parcial en una tienda de ropa.
- ¡Ah, muy bien…!-
dijo la buena mujer, que siguió con el interrogatorio hasta que por
fin salió Jota para salvar la situación.
- Bueno, yo ya estoy
y Dani también está terminando.
Poco después los tres amigos
salían nuevamente a la calle, dirigiéndose al centro en busca de
algún bar o restaurante donde cenar algo, lugar escogido, era una de
esas franquicias dedicadas a la comida mejicana.
- Oye, perdona por
lo de mi madre, parece que esté deseando que traiga chicas a casa,
para espantarlas a base de preguntas- dijo Jota
- No pasa nada, es
una mujer muy simpática.
- Ya, el problema es que aveces se
pasa de simpática.
- Es normal que se preocupe por su hijo.
Seguramente yo haré lo mismo cuando esté en su situación.
-
Si, supongo que si.
- Tienes suerte Jota, tú madre al menos
no intenta controlarte como hacía mi abuela- dijo Dani en tono
serio- a veces pienso que se suicido para intentar que me sintiera
culpable de su muerte. Los tres amigos permanecieron callados un
momento.
- Pe… pero, ¿tú la querías no?
- Si, eso es
lo que más me jode. Aunque ella me trataba como si yo fuera un
objeto más de su propiedad… pero nunca pedía las cosas, ordenaba…
esperaba que estuvieras siempre a su entera disposición y siempre
tenía que tener la razón, nunca admitía sus errores…
- Mientras
hablaba, Dani sentía como se le formaba un nudo enorme en la
garganta- si, que la quería, pero no consigo echarla de menos. Creo
que si no se hubiera suicidado ella… no se como…
-
¿Qué?- dijo Esther intrigada.
- Por favor, ¿Os importaría
qué cambiáramos de tema?- consiguió decir por fin con la voz ronca
y entrecortada.
Otra vez se quedaron los tres en silencio y
esta vez fue Jota el que lo rompió, para llamar al
camarero.
- ¡Jefe! ¿Puede traer una ronda de tequilas?- dijo
alzando la mano.
Dani y Esther se lo quedaron mirando.
-
¡¿Qué?! Habrá que animarse de alguna manera, digo yo.
El
camarero llegó con la bandeja, los tres pequeños vasos vacíos, que
dejó encima de la mesa, junto con un pequeño plato con el salero y
las tres rodajas de limón, acto seguido rellenó los tres vasos con
la botella de tequila que seguía en la bandeja.
- Yo… no
se si debo- dijo Dani.
-¡Claro que debes, es más lo
necesitas y más teniendo en cuenta que te toca pagar la próxima
ronda! ¡Que te conozco hace muchos años ya y todavía te tengo que
ver borracho!- dijo Jota alzando el baso.
-¡Jota estás como una
cabra!- dijo Esther, imitándolo.
- ¿Si? Pues todavía no has
visto nada- le dijo ha sus amigos, para luego dirigirse al camarero-
¡Jefe, deje aquí la botella de tequila y traiga otras tres
coronitas!
- ¡¿Pero tío que haces?!- preguntó
Dani.
- Se un juego, muy divertido, pero necesitamos una botella
de tequila.
El juego trataba de hacer rebotar una moneda de canto
encima de la mesa para meterla de rebote en el interior de un baso de
chupito, cada vez, que uno fallaba, le tocaba beberse un baso de
tequila de un trago, cada vez que acertaba, los que tenían que beber
eran sus contrincantes, con lo cual la botella empezó a vaciarse
rápidamente. El alcohol hizo su efecto y de la melancolía y la
tristeza inicial, pasaron a la risa fácil.
Así se les hizo las doce
de la noche y el camarero tubo que llamarles la atención, ya que
eran los únicos clientes que quedaban en el local. Decidieron
ir a tomar una última copa en un bar musical cercano. Allí, Jota se
dio cuenta de que la conversación, en la que hasta ese momento
habían participado los tres, ahora se había convertido en un
dialogo entre Dani y Esther. El cansancio del día de trabajo empezó
a hacer mella en él y de los involuntarios bostezos, pasó a la
somnolencia, le costaba mantener los ojos abiertos y sus dos amigos
estaban tan acaramelados que se habían olvidado por completo de él.
- ¡Bueno pareja! Yo me caigo de sueño, así que me abro-
dijo por fin.
- ¡¿Ya?! ¡Pero si lo estamos pasando muy bien!-
dijo Esther.
- ¡Vosotros dos lo estáis pasando bien, yo hace rato
que sobro!
- Está bien, supongo que tienes razón y ha llegado el
momento de volver a casa. Bueno Esther…- dijo Dani, disponiéndose
a despedirse de la chica.
- ¡¿Qué?! Para el carro
colega. Esther guapa, nos disculpas un momento…- dijo Jota cogiendo
a su amigo por los hombros y apartándolo de la chica- mira tío, no
se de que hablabais y me importa una mierda, pero es evidente que los
dos queréis lo mismo. Además, alguien la tiene que acompañarla a
su casa y está claro quien quiere que la acompañe.
- No entiendo
adonde quieres ir a parar…-dijo Dani. Jota sacó algo del
bolsillo y se lo puso en la mano a su amigo, este vio que eran un par
de preservativos.
- Pero tío no creo que…
- Colega,
como escuche una vez en una peli, más vale tenerlo y no necesitarlo
que necesitarlo y no tenerlo y es muy probable que tú los vayas a
necesitar esta noche- dijo Jota, luego se acercó a la chica-
¡Esther! Gracias por haber venido a ayudarnos esta noche… quiero
decir hoy. Siento no poder ir con vosotros, Dani te acompañará a tu
casa para que no te pase nada. Nos vemos guapa.
- Gracias a
ti Jota- dijo Esther dándole dos besos en la mejilla.
En cuanto
pisaron la calle a Jota se le pasó el sueño, pero de todas maneras
para él ya se había terminado la noche y se alegraba por la suerte
de su amigo, que vio como se alejaba con Esther en dirección
contraria. Por un momento le pareció ver un enorme pájaro blanco
volar en la misma dirección que sus amigos. Dani y Esther
siguieron con su conversación, durante todo el camino asta el portal
donde vivía ella. Aún al lento paso que iban, el trayecto se les
hizo corto, ninguno de los dos tenía ganas de terminar la noche.
- Bueno, supongo que ya nos veremos- dijo Dani.
- Ah pero…
¿No vas a subir conmigo?- dijo ella sonriendo
maliciosamente.
- ¿Lo… lo dices enserio? En
respuesta, Esther lo agarro del cuello y le dio un largo y apasionado
beso en los labios, Luego abrió la puerta del edificio y cogiéndole
de la mano lo hizo entrar dentro.
- Procura no hacer
demasiado ruido, vivo con otras dos compañeras- dijo Esther en voz
baja.
Jotacé.
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