Norma era insaciable,
antes de que entraran en la habitación, ya lo estaba desnudando y
quitándose ella misma la ropa.
- ¡Espera loca! ¡¿No quieres
primero una copa de vino?!
- No, y creo que tú tampoco- respondió
ella tocándole la entrepierna.
Le quitó la botella dejándola
sobre la mesa y lo empujó a él en la cama, tirándose encima. Para
Hugo fue imposible reprimir sus impulsos, así que imaginando que
Norma era Marina, la mujer con la que realmente quería estar,
participó en el juego. Media hora más tarde, ella tenía ganas de
seguir pero Hugo se levantó, convenciéndola de que necesitaba
reponer fuerzas, fue primero al cuarto de baño, sabiendo que ella le
seguiría después y en cuanto ella entró, él aprovecho para buscar
entre su ropa la pequeña cápsula con somnífero que le había
pasado Rob en el bar y lo echó en una de las copas, la misma que le
dio a Norma en cuanto salió del cuarto de baño, entrechocaron las
copas y Norma se bebió la suya de un trago, sin darle tiempo a Hugo
a mojarse los labios.
- ¿Qué, ya te has recuperado?-
preguntó Norma Impaciente.
- Casi, espera un momento- contestó
Hugo bebiéndose la mitad.
Norma le quitó la copa, se bebió lo
que quedaba, la dejó encima de la mesita de noche junto con la
suya. - Suficiente- dijo con una sonrisa pícara. Lo besó
y se quedó dormida encima de él, la echó a un lado suspirando
aliviado, la tapó para evitar que cogiera frío y se vistió para
bajar al bar del hotel. Se sentó en la barra y una chica de apenas
metro sesenta y con un aspecto un tanto vulgar, se acercó a
él.
- Ya era hora Hugo, ¿o debo llamarte Carlos Lago ahora?-
dijo Rob
- Muy graciosa, pensaba que te presentarías con el aspecto
de Marina.
- No, antes solo quería llamar tu atención. ¿Tienes la
información?
- He intentado memorizarla como me dijiste, pero yo no
soy una máquina ¿sabes? Lo poco que logre memorizar, se lo envié a
Marina. Por cierto, ¿Cómo está? La hecho mucho de menos.
- ¿En
serio? Por que antes te vi muy bien acompañado… En fin, ella
también te hecha de menos a ti, dice que te quiere y que tengas
cuidado- Hugo suspiró al oír aquello.
- ¡Está bien! Arriba tengo
una habitación reservada, donde podremos charlar más tranquilos.
Entraron en la habitación y en cuanto se cerró la puerta, Rob
volvió a coger la apariencia de Marina con la que había presentado
unas antes en el bar.
- Siéntate ahí- dijo Rob
señalando un sillón.
- ¿De quién era la apariencia que
tenías antes?
- ¿Te gustaba? Es una científica de la Strux en
la Tierra, que apenas sale del laboratorio.
- Prefiero a
Marina.
- Ella te también te prefiere a ti- dijo Rob con
una sonrisa.- Ahora, relájate y mírame fijamente a los
ojos.
- ¿Qué vas a hacer?
- Hipnotizarte, para
sacarte toda esa información que no recuerdas. Ahora mírame y
respira hondo…
En cuanto habían salido del
bar, el barman, que era un mautón con unos zancos biónicos gracias
a los cuales, podía estar a la altura de otras razas espaciales, ya
fueran humanos o bíraros, marcó un código en su microordenador.
- He identificado al humano que me dijisteis, ha bajado
solo y se ha encontrado con otro humano, no estoy seguro pero creo
que era una hembra y no, no era la humana con la que subió
antes.
- Probablemente sea una espía del Cristóbal Colón,
intenta averiguar su identidad- contesto la imagen tridimensional
Tigre.
Gracias a la capacidad del androide para cambiar
continuamente de identidad y a las continuas precauciones que había
tomado, al mautón le fue imposible cumplir con la tarea que le
asignó Tigre, él cual sospechó de Hugo incluso antes de que
entrara en la organización, estaba convencido de que este, aún
estando al otro lado de la ley, trataría de ayudar a sus antiguos
compañeros para recuperar su vida anterior como piloto de caza a
bordo del Colón. Ahora, tenía que encontrar la forma de separar a
Hugo del resto de la tripulación del Tortuga, para poder deshacerse
de él, sin que sus nuevos compañeros sospecharan nada, tal y como
había ordenado su jefe. Lo más fácil fue alejar aquella misma
noche a los dos bíraros.
Cerca de una de las ciudades coloniales que
había al otro lado del planeta, en unos altos picos montañosos, las
autoridades mautonas habían autorizado a un pequeño grupo de
biraros la construcción de un pequeño gueto, donde aquellas
emplumadas criaturas, se encontrarían más a gusto y donde la
tripulación de dicha especie del Tortuga, podría encontrar
diversiones más acordes con los miembros de su especie. Hizo que
dicha información les llegara poco después de que Hugo y Norma se
retiraran a su habitación de hotel, así que los dos bíraros
dejaron su reserva en el hotel así como un mensaje en la recepción
del mismo para los dos humanos, para ir poco después en busca de un
transporte que los llevaría cerca de aquel destino tan deseado por
ellos. Después de la sesión de
hipnosis, con excelentes resultados a la que Hugo fue sometido, por
parte del androide, el expiloto regresó a su habitación, donde
Norma seguía durmiendo profundamente, se desnudó y se acostó junto
a la joven contrabandista, sumido en sus oscuros pensamientos.
Entre
tanto, bajo otra de sus falsas identidades, el androide dejó primero
el hotel y luego a pie, la ciudad. Corrió a gran velocidad sin
cansarse un ápice asta el pequeño caza, gracias al cual había
llegado clandestinamente al planeta, que abandonó de la misma forma,
poniendo rumbo al Cristóbal Colón, que lo esperaba a años luz de
distancia, junto con la información que portaba consigo.
Ya hacía un par de horas que
amaneció en el planeta colonial moutón, cuando unos golpes en la
puerta despertaron a los dos humanos que dormían en la habitación
del hotel. Hugo apenas tubo tiempo de ponerse los pantalones antes de
abrir y dos mautones, provistos de grandes zancos biónicos, de los
uniformes de las autoridades coloniales y acompañados de dos robots,
provistos de grandes tentáculos, irrumpieron en la estancia a
empujones.
-¡¿Qué significa esto?!- preguntó Hugo
sorprendido.
- Tenemos órdenes de llevarnos a la hembra humana
para una interrogación.
Sin ningún miramiento, uno de
lo grandes robots, fue a la cama y sacó a la soñolienta Norma, sin
darle tiempo a ponerse la ropa.
-¡Pe-pero! ¡¿De qué se me
acusa?! ¡Tengo mis derechos!
- Está en una colonia mautona. En
el centro de detención se la informará de todo- dijo uno de los
mautones.
- ¡¿Y mi ropa?! ¡Al menos dejad que me vista,
brutos!
- Su compañero le llevará la ropa al centro.
Hugo
miraba la escena impotente mientras el otro robot lo sujetaba con sus
fuetes tentáculo para evitar que hiciera una locura.
- ¡Debe de
ser un error! ¡Avisaré a Garn y a Zot!
Los mautones salieron
junto con los dos robots, uno de los cuales parecía haberse
convertido en una especie de jaula andante en que llevaba prisionera
a Norma. Hugo se apresuró a terminar de vestirse, cogió las cosas
de Norma y salió tras las
autoridades.
Jotacé
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