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La
habitación detrás de la ducha era igual de aséptica que la
anterior. Julia le esperaba ya vestida con otro mono blanco parecido
al que llevaba en la estancia anterior junto con otros seres humanos;
lo pesaron, lo midieron, le sacaron sangre y le hicieron todo tipo de
pruebas médicas. En otra estancia continua tenía preparada ropa
limpia y mucho más cómoda que la suya, aún así seguía
desconociendo donde estaban sus pertenencias, la respuesta siempre
era la misma:
-
Está siendo revisado y descontaminado, no se preocupe por
ello.
Julia le llevó a una gran sala que servía de comedor con
mesas y sillas perfectamente distribuidas, todo ello adornado con
imágenes de un bosque tal como eran antes del cataclismo, para dar
más esa sensación, grandes columnas dispersas por toda la sala,
estaban decoradas como si fueran árboles para dar más esa
sensación; Julia le contó que en realidad ese era su auténtico
cometido el de árboles artificiales encargados de regenerar el aire
dispersos por toda la ciudad para purificar el aire. El sabor
de la comida era mucho más auténtico que la comida en conserva del
refugio. La carne que ingirió según le explicó Julia estaba
compuesta por productos vegetales, el agua casi carecía de sabor y
en cualquier caso era mucho más agradable de consumir en comparación
a la del refugio.
-
¿De donde sacáis todos estos productos?
- Cuando termines de
comer te lo mostraré- contestó Julia con una sonrisa.
Después
de la comida lo guió por los pasillos subterráneos hasta uno de los
muchos invernaderos, donde se cultivaba la comida, la luz que allí
había imitaba casi a la perfección a la mismísima luz del sol con
todos sus ciclos de noche, día, amanecer y crepúsculo. Pequeños
pero zumbantes robots imitaban la función de algunos insectos,
encargándose además de detectar posibles enfermedades y plagas para
las plantas. Luego le mostró también como trataban el agua
proveniente de la superficie.
- La misma tierra sirve de filtro
para descontaminarla- le explico Julia.
En
uno de los numerosos embalses por el que pasaba el precioso líquido
durante todo aquel proceso, había instalada una playa artificial
donde la gente de ambos sexos y todas las edades se bañaba sin
ningún pudor completamente desnuda, dejando ropa y pertenencias en
la orilla sin temor a que fuera robada.
-Si quieres podemos
darnos un baño antes de seguir con el paseo- dijo la siempre
sonriente Julia.
- Tal vez en otro momento- respondió
Arturo algo azorado por la propuesta.
En alguno de los
sitios visitados, vieron a grupos de niños guiados a su vez, por sus
guías o profesores y siempre había gente trabajando a todas horas,
dispuestos a ayudar o a responder a las dudas surgidas durante la
visita. Todo aquel mundo subterráneo era auténticamente
sorprendente.
Al finalizar el día Julia lo llevó a la estancia
asignada temporalmente para él y compartida con otro de los muchos
habitantes de aquel lugar él cual en aquel momento debía estar
trabajando o en alguno de los muchos puntos de ocio de la ciudad. La
estancia era grande, con dos camas, una pequeña cocina con salón y
dos baños; la habitación estaba decorada con imágenes
paisajísticas de antes del cataclismo como la mayor parte de la
ciudad. En el interior del armario, junto a su cama encontró las
pocas pertenencias traídas consigo además de otras nuevas. Julia le
mostró como podía usar todas aquellas comodidades puestas a su
disposición, desde una pantalla de televisión, música o la cocina
donde él mismo podía cocinar los alimentos siempre frescos
guardados en su nevera y retirar todo lo prescindible para que otro
compañero pudiera hacerlo servir, luego se despidió de
él.
- ¡Espera un momento! Todo esto... ¿Cómo voy a
pagároslo?
- Todo a su tiempo Arturo, de momento no te preocupes
por eso- contestó la siempre sonriente
Julia.
Jotacé.
Me está gustando el personaje de Julia.
ResponderEliminarSi, supongo que siempre trato de hacer personajes femeninos que me resulten atractivos.
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