Sus anfitriones les habían preparado
un banquete en el que para asombro de los visitantes podían ver
comida fresca encima de la mesa, pero esa solo era una de las muchas
preguntas que se hacían, otra, tal vez la más intrigante era la
relación entre Cesar y María, de eso versó la conversación
durante la comida, al parecer ambos pertenecieron a la misma
organización, junto con el profesor Ambros Mora, marido de María,
padre de Adrián y mentor de
Cesar…
Cinco años antes de que
buena parte de la población encontrara refugio en las ciudades
subterráneas, creadas por disidentes de todo el mundo. Lo que ahora
se conocía como el gran cataclismo ya había empezado, en forma de
grandes tormentas, terremotos, contaminación de todo tipo y otro
montón de catástrofes afectaban al mundo transformándolo en algo
nuevo y terrorífico. La vegetación empezó a cambiar, seguida de
los animales empezaron a cambiar y el ser humano que hasta entonces
se había limitado a ignorar el problema ignorando a quienes trataban
de advertir sobre lo que se les venía encima, mirando para otro lado
y animados por gobiernos corruptos, cuya misión era mantener
controlada a la mayoría mientras una minoría privilegiada se
enriquecía impunemente y que tachaba de disidentes y terroristas a
los que se les oponían. Cuando el pueblo se dio cuenta del gran
engaño del que era víctima e intentó rebelarse, ya era tarde.
Aquella organización disidente y secreta, a la que pertenecían
nuestros protagonistas, reclutó a gente de todo el mundo, sin
importar raza, posición social o credo, para intentar salvaguardar
lo bueno de aquella humanidad que les había ignorado. Se prepararon
para lo inevitable y para poner en práctica todo aquello, el
profesor entre otros científicos, muy pocos conocían este hecho y
tan solo su mujer y su hijo, apenas un niño todavía, le ayudaban en
el experimento y conocían el paradero exacto del refugio. Les enseño
todo lo que tenían que saber para el eficaz funcionamiento del
lugar, cosas que cinco años más tarde se pondría en práctica a
gran escala en las ciudades subterráneas que se estaban construyendo
a gran escala y en absoluto secreto.
Un día reunió a un pequeño
grupo de insurgentes para entrar en una gran compañía y robar
materiales útiles para la ciudad, el que estaría al frente de aquel
grupo era Cesar, su aventajado aprendiz. Adrián por aquel entonces
apenas tenía nueve años, siguió a su padre al lugar donde se
reunió con sus compañeros para planear el robo. En un momento dado
uno de los del grupo se distancio del resto de sus compañeros y
escondido cerca de donde estaba el niño, pero sin percatarse de su
presencia llamó a la policía para alertar de lo que estaban apunto
de hacer, aquel hombre era un infiltrado y confidente del la policía.
El niño solo se atrevió a salir cuando el grupo ya se había ido y
le contó a su padre lo que había oído. Por motivos de seguridad,
ninguno de los miembros del comando llevaba consigo teléfonos
móviles, la única forma de advertirles de la traición era yendo
personalmente, pero antes, temiendo por la seguridad de su familia,
envió al niño con su madre con el mensaje de que lo esperaran en el
refugio de las alcantarillas. Aquella fue la última vez que Adrián
vio a su padre en persona. Aunque años más tarde recibieron un
menaje cifrado, venía del espacio exterior, donde muchos de los que
habían arrastrado al mundo a aquel final, habían creado una
estación espacial donde vivir a la espera de que científicos como
el profesor Mora, ya fuera voluntariamente o bajo coacción,
terraformaran Marte, esa fue la última vez que supieron del
científico y ya habían pasado más de 20 años.
Jotacé
Que buena historia.
ResponderEliminarGracias Demiurgo, la historia debía ser contada en forma de dialogo, pero se me alargaba mucho, de hecho, continúa en el próximo capítulo. Incluso creo que podría dar para una especie de precuela.
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