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Tanto
el Tortuga como la pequeña nave contrabandista que pilotaba Hugo,
habían logrado escapar de sus perseguidores y se encontraban en un
punto distante del espacio exterior, más allá de cualquier sistema
solar habitado, flotando en el vacío del espacio con el impulso sin
freno que les habían dado sus propulsores ahora apagados, en su
frenética huída. Sin embargo la velocidad de las dos naves era
demasiado lenta para llegar a ningún lugar habitado donde reponer
combustible y sin posibilidad de poder pedir ayuda, ya que muy
probablemente la señal sería interceptada por sus perseguidores.
- Acoplaré la pequeña nave al Tortuga, para meter su
combustible en nuestra nave. Quizá así nos llegue para llegar a
algún lugar habitado donde poder reaprovisionarnos- dijo Hugo.
Poco después se ajustaba nuevamente el casco de su traje
espacial y se preparaba para salir al exterior, Zot también salió
para ayudar a Hugo en las tareas.
Tardaron media hora en pasar el
combustible de una nave a la otra. Pero la capacidad del depósito de
la pequeña nave incursota, preparada para viajes relativamente
cortos y casi siempre dentro de un mismo sistema solar, era muy
pequeña y el depósito ya tenía poco menos de la mitad del
combustible.
- Nos enfrentamos un problema grave. Según el
mapa estelar, no hay suficiente combustible para llegar a ninguno de
nuestros asteroides de aprovisionamiento y los planetas más próximos
a nosotros ya estarán prevenidos de nuestra llegada- dijo el bíraro
Garn.
- La única salida sería deshacernos de la mercancía-
dijo Hugo.
- ¿Estás loco? Antes la muerte por inanición que
abandonar la mercancía Dios no nos lo perdonaría fácilmente, antes
la muerte- replicó Zot.
- Calma chicos, hay otra posibilidad, es
arriesgada pero dadas las circunstancias, no hay donde elegir- todos
se quedaron mirando a Norma que era la que acababa de hablar.- Ir al
planeta de las minas de ambrosío, según los mapas estelares está
lo suficientemente cerca, la mercancía no se pierde y allí podremos
reaprovisionarnos sin problemas y ya de paso hacer una visita de
cortesía a Dios.
- ¿Donde están esas minas?- preguntó
Hugo.
Todos se lo quedaron mirando.
- ¡Estas loca! Sabes
que todavía no ha pasado un tiempo prudencial para volver a llevar
al novato- dijo Zot.
- Si a alguien se le ocurre otra idea
mejor, estoy abierta a cualquier sugerencia- dijo Norma
irónica.
- ¡No! Es la única solución medianamente
razonable. ¡Pero él tendrá que viajar encerrado en su camarote!-
dijo Garn señalando a Hugo.
- Por mi vale. Más vale eso que morir
en medio del espacio por no poder pedir ayuda- contestó
Hugo.
Encerrado en su camarote, el viaje se le hizo eterno a
Hugo que pasaba el tiempo entre juegos virtuales que se sabía de
memoria, la lectura de libros que siempre tenía pendientes y las
sesiones de juegos eróticos a los que participaba con Norma, cuando
estaba menos irascible por tener que racionar las provisiones.
Siempre que se le brindaba la ocasión, preguntaba cuanto faltaba
para llegar a su misterioso destino. La primera vez que estuvo en las
minas, las medidas de seguridad para evitar que las localizara,
habían sido extremas, pero ahora tendría puntos de referencia que
le permitirían localizar dicho destino, si algún día lograba
regresar al Cristóbal Colón.
Cuando el Tortuga por fin aterrizó
en su destino, Hugo se alegró de poder salir de su camarote y
estirar por fin las piernas. También pudo comprobar, antes de que se
cerraran las compuertas del hangar principal, que el cielo del
exterior, correspondía al de un mundo con atmósfera, como el de la
Tierra o el de la mayoría de mundos coloniales, tal y como había
sospechado la vez anterior en que se encontró en aquel mundo. La
organización tenía numerosas ramificaciones y demasiada gente de
distintas especies, para que todos estuvieran al corriente de la
situación de la mayor parte de sus integrantes, así que apenas
llamó la atención para el resto del personal que se paseaba de un
lado a otro de las instalaciones subterráneas.
-
Tripulación de la nave Tortuga, por favor persónense inmediatamente
en el despacho de Dios- dijo una voz en los tres idiomas
predominantes. Instantes más tarde, los dos humanos y los dos
bíraros, estaban en presencia del bíraro jefe de la organización.
- Sinceramente, no esperaba verle tan pronto por aquí, señor
Cortes- dijo Dios.
- Ha sido una situación excepcional,
además ha pasado el viaje hasta aquí encerrado en su camarote. Todo
está en el diario de abordo- dijo ahora Norma.
- Tal vez,
pero es demasiado pronto para que podamos fiarnos de un recién
llegado- replico nuevamente el líder bíraro
- No veo por que,
asta ahora he hecho todo lo que se me ha dicho y creo que he salido
bastante airoso- contestó Hugo.
- Si no fuera por él,
habríamos caído en una emboscada- dijo Zot.
- Una emboscada que
bien podría haber provocado el mismo para afianzar su posición en
la organización, haciendo llegar de algún modo la información de
los destinos a los que os dirigíais o en los que ya habíais
estado.
- ¡Imposible!- replicó Garn- hasta que no
salíamos de las estaciones, él desconocía los destinos, desde el
Tortuga le era imposible informar y era la primera vez que íbamos al
lugar donde nos tendieron la trampa con él abordo.
- Por otro lado,
no es la primera vez que somos traicionados por agentes que creíamos
fieles a nuestra organización.
- Está bien, de momento podéis
retiraros. ¡Norma! por favor, quedaté un momento.
Tanto
Hugo como sus dos compañeros bíraros salieron del despacho.
- Tú
dirás- dijo la contrabandista.
- Con vuestro comportamiento,
estáis poniendo en riesgo toda la organización. El señor Cortes
puede ser un agente infiltrado, aunque no esté detrás de esta
emboscada- dijo Dios.
- ¿Y que sugieres que hagamos? ¿Matarlo?
¡Si nos equivocamos perderemos un buen piloto!- dijo la
contrabandista suspirando.
- Hay otras formas de asegurarnos su
fidelidad. Durante el próximo reconocimiento médico al que seréis
sometidos, a él se le borrará la memoria y se le implantarán
nuevos recuerdos. No perderá sus habilidades y tendremos alguien en
quien realmente poder confiar.
- ¿Más o menos, como
pensábamos hacer en Oceana?
- No, antes solo iba a ser un lavado
de cerebro… esto será más radical. Deberás informar a tus
compañeros del Tortuga de los nuevos cambios. Puedes
retirarte.
- Está bien- dijo Norma, que sentía un extraño
nudo en la garganta por la suerte que estaba apunto de sufrir su
compañero.
Cuando Norma salió del despacho de Dios, una puerta
secreta se abrió detrás de su escritorio de la que salió
tigre.
- ¿Todo está dispuesto?- preguntó Dios.
- Por
supuesto, el señor Cortes no saldrá vivo de la
operación.
Jotacé.
Es muy injusto lo que va a pasar al piloto Hugo. Espero que la haya pasado bien en los juegos eroticos con Norma.
ResponderEliminarSi, lo cierto es que lo he metido en un buen lio, veremos como lo saco del lio.
ResponderEliminarsaludos.