lunes, 29 de diciembre de 2008

LA VECINA DE ABAJO

LA VECINA DE ABAJO.
Apenas hacía un par de horas que Jota se había levantado de la cama, con el estomago revuelto y un leve dolor de cabeza. Su almuerzo, había consistido en una lata de sardinas en escabeche, pan semiduro del día anterior y una bolsa de patatas fritas de las que seguía dando cuentas mientras cambiaba continuamente el canal de la tele con el mando a distancia, todo esto remojado por una cerveza, que era de las pocas cosas que nunca faltaban en su nevera, casi siempre vacía.
El timbrazo de la puerta, seguido de unos contundentes golpes, logró sacar a Jota de su estupor.
- ¡Ya voy…! ¡Ya voy, joder!- Dijo levantándose perezosamente del sofá.
En el momento en que abrió la puerta, dos tipos irrumpieron en el interior de su piso, uno de ellos, le agarró con fuerza del cuello de la camisa.
- ¡¿Dónde está María?! ¡Dile que salga ahora mismo o te parto el cuello!
- ¿María? ¿Qué María?
- Vamos, no te hagas el tonto. Sabemos que vive aquí.- Dijo el otro tipo.
- Mirad tíos, no sé quienes sois y me importa una mierda, pero aquí no vive ninguna María. ¿Creéis que estaría así el piso, si viviera alguna María?
El que parecía el cabecilla de los dos, miró escéptico el caos reinante a su alrededor. Suspiró comprendiendo que Jota decía la verdad. Acto seguido, metió la mano en bolsillo interior de la americana y sacó una foto y una pitillera, que volvió a guardar en el se mismo bolsillo, después de encender un cigarrillo. Le enseñó la foto a Jota, al que seguía sujetando el otro matón.
- Fíjate bien. ¡¿Has visto a esta mujer?!
Jota achinó los ojos a causa del humo del tabaco. En la foto, había una chica muy guapa, abrazada a aquel tipo.
- Pero si es…- Dudó en contestar, pero ya era demasiado tarde, y el tipo que lo tenía agarrado lo zarandeó con fuerza.- ¡La chica del tres C.!
El de la foto, fue a la mesa de sobremesa y de entre el desorden, cogió el móvil de Jota y se lo guardó en el bolsillo, luego unas llaves.
- ¿Son estas las llaves de tu casa?
Jota asintió con la cabeza. Finalmente el hombre cogió un cuchillo de cocina, se dirigió al teléfono fijo y cortó el cable, clavó el cuchillo en el mueble donde estaba el teléfono y se dirigió a la puerta, haciéndole un gesto a su compañero para que soltara a Jota y lo siguiera.
Dejaron a Jota encerrado e incomunicado en su propio piso. Pero mientras cerraban la puerta, escuchó como el tipo que le había estado agarrando del cuello le decía al otro.
- Don Luis siempre nos dice que no nos obsesionemos por ninguna mujer y menos pudiendo tener a la fulana que queramos. Nos estamos jugando el cuello.
- Yo no quiero una fulana, quiero a María…
“¿Y qué hago yo ahora?” Pensó Jota dando vueltas de un lado a otro. Tenía un recambio de llaves, el problema es que no recordaba donde y lo más urgente era avisar a su vecina de lo que se le echaba encima, aunque le hubiera dado calabazas en más de una ocasión. Fue corriendo a su habitación. La cama seguía deshecha, así que cogió las sabanas y las anudo como pudo, después las ató a la barandilla del pequeño balcón, su vecina vivía justo en el piso de abajo, así que esa era la manera más rápida de llegar.
Justo debajo, María tomaba el sol boca abajo mientras ojeaba una revista de modas, sin percatarse del trozo de sabana que colgaba por encima de ella. Del interior de la casa salía una suave melodía de música chill-out. María sitió un extraño gemido que venía de encima de su cabeza, justo cuando estaba apunto de mirar para arriba, sonó el timbre. Se levantó y fue hacia la puerta mientras se ponía la parte de arriba del bikini y un albornoz que tenía en el interior del piso.
Jota no había sentido el timbre desde donde estaba, pero si que consiguió bajar unos centímetros más, para ver a María dirigirse a la puerta, intentó avisarla, pero ya era demasiado tarde. Todo pasó muy rápido. El matón que momentos antes había estado sujetando a Jota por el cuello abrió la puerta de golpe y María calló al suelo de culo. Miró con sorpresa y terror a sus agresores.
-¡Tú! – Dijo al que hacía unos meses había sido su pareja.
- Hola María. Te echaba mucho de menos.
- ¡Mira quién está en el balcón! - Dijo el otro, señalando a Jota, cuyos pies rozaban ya la barandilla.
- Hay que joderse.- Dijo el cabecilla dirigiéndose a Jota mientras metía la mano debajo de la americana.
Jota, al ver el gesto, pensó que el tipo estaba sacando un arma y se soltó de su improvisada cuerda. El tipo viendo caer a Jota corrió hacia él, con la pitillera que acababa de sacar del bolsillo en la mano, se asomó a la calle mientras se encendía un cigarrillo, para ver como un grupo de gente se reunía alrededor de Jota. - Será mejor que nos vayamos, ya Mandaré a alguien para que venga a recoger tus cosas.- Le dijo amenazante a María.
-¡Recuerdo que te mandé a la mierda, cuando descubrí a lo que te dedicabas!- Le Dijo ella mientras el otro matón la ayudaba a levantarse.
- Esto no es una discusión, si no quieres venir conmigo Alfonso te hará una cara nueva.- Dijo acercándose a María mientras su compañero, sacaba una navaja de un bolsillo trasero de los tejanos.
Jota podía notar el roce del hueso roto de su pierna derecha, a la vez que un intenso dolor le recorría todo el cuerpo. Los transeúntes, formaron un corro a su alrededor, preguntando qué había pasado y si se encontraba bien. “¡Que alguien llame a una ambulancia!”, “¡Haced sitio que respire!”. Decían algunos. Entonces vio entre la muchedumbre, como los dos matones salían del edificio agarrando a María de los brazos.
- ¡Esos son los que me han tirado del balcón! ¡Quieren secuestrar a mi novia!
Todo el mundo se abalanzó hacia el trío, liberando a María de sus dos captores. Mientras, un coche que esperaba en doble fila salió disparado.
- Un abogado pagó ayer la fianza de ese cerdo. Tendré que ir con cuidado, sobre todo, estando tú aquí.- Le dijo María, tres días más tarde a Jota, que estaba postrado en la cama de un hospital con la pierna escayolada.
- Creo que no, mira.- Dijo Jota subiéndole el volumen a la televisión.
La cara del exnovio de María ocupaba toda la pantalla, mientras la voz de la presentadora, decía que había muerto por un ajuste de cuentas.

Juan Carlos Fernández Fernández

domingo, 28 de diciembre de 2008



Bien bienidos a un nuevo blog, mi blog.
Mi intención es publicar mis historias, mis ficciones. Las historias que he escrito recientemente y otras que he estado escribiendo a lo largo de estos años, incluyendo la novela la chica de Venus que intentare meterla en capítulos una vez por semana o cada dos. A los que les guste, la podrán encontrar completa tanto en bubok como en lulu.
Por cierto la caricatura fue un regalo de reyes de hace unos cuantos años y esta relacionada a mi afición a la ciencia ficción, a los cómics y a Star Wars.
Aparte de mi novela, hice un curso de guionista de comics con el dibujante y guionista Alfredo Pons y en la actualidad sigo aprendiendo en el aula de escritores.