lunes, 29 de julio de 2013

(M.N.10) MERECIDO DESCANSO

Selina, la gata de la portera, acompañó a los tres amigos a la puerta del edificio, que cerraron procurando dejar al felino dentro, para evitar que saliera a la calle. La gata se transformó en niebla, que pasó sin problemas por debajo de la puerta, para ascender al cielo, donde la oscuridad de la noche empezaba a invadirlo todo. Se transformó en lechuza y siguió a los tres amigos desde el aire.
 Jota condujo asta la casa de sus padres. Tanto él como Dani debían darse una buena ducha y arreglarse un poco antes de llevar a cenar a Esther. Jota presentó a la chica a sus padres, que la invitaron a sentarse y tomarse algo, mientras esperaba, Dani se sentó con ella, el cuarto de hora que tardó Jota en la ducha, luego se quedó sola mientras Jota terminaba de vestirse en su habitación. Momento que la madre de Jota aprovechó para indagar sobre las posibles intenciones de la chica.
 - ¿Así que eres amiga de Javi?- preguntó la mujer
 - ¿De quién?
 - Javier… Jota.
 - ¡Ah, Jota! Si, y de Daniel, claro.
 - Claro… ya veo, ¿y de que os conocéis?
 - De Alex, el novio de una amiga y amigo de Jota y Paco.
 - Ah… muy bien y dime, ¿estás trabajando?
 - Si, estoy a tiempo parcial en una tienda de ropa.
 - ¡Ah, muy bien…!- dijo la buena mujer, que siguió con el interrogatorio hasta que por fin salió Jota para salvar la situación.
 - Bueno, yo ya estoy y Dani también está terminando.
 Poco después los tres amigos salían nuevamente a la calle, dirigiéndose al centro en busca de algún bar o restaurante donde cenar algo, lugar escogido, era una de esas franquicias dedicadas a la comida mejicana. 
 - Oye, perdona por lo de mi madre, parece que esté deseando que traiga chicas a casa, para espantarlas a base de preguntas- dijo Jota
 - No pasa nada, es una mujer muy simpática.
 - Ya, el problema es que aveces se pasa de simpática.
 - Es normal que se preocupe por su hijo. Seguramente yo haré lo mismo cuando esté en su situación.
 - Si, supongo que si.
 - Tienes suerte Jota, tú madre al menos no intenta controlarte como hacía mi abuela- dijo Dani en tono serio- a veces pienso que se suicido para intentar que me sintiera culpable de su muerte. Los tres amigos permanecieron callados un momento.
 - Pe… pero, ¿tú la querías no?
 - Si, eso es lo que más me jode. Aunque ella me trataba como si yo fuera un objeto más de su propiedad… pero nunca pedía las cosas, ordenaba… esperaba que estuvieras siempre a su entera disposición y siempre tenía que tener la razón, nunca admitía sus errores…
- Mientras hablaba, Dani sentía como se le formaba un nudo enorme en la garganta- si, que la quería, pero no consigo echarla de menos. Creo que si no se hubiera suicidado ella… no se como…
 - ¿Qué?- dijo Esther intrigada.
 - Por favor, ¿Os importaría qué cambiáramos de tema?- consiguió decir por fin con la voz ronca y entrecortada.
 Otra vez se quedaron los tres en silencio y esta vez fue Jota el que lo rompió, para llamar al camarero.
 - ¡Jefe! ¿Puede traer una ronda de tequilas?- dijo alzando la mano.
 Dani y Esther se lo quedaron mirando.
 - ¡¿Qué?! Habrá que animarse de alguna manera, digo yo.
 El camarero llegó con la bandeja, los tres pequeños vasos vacíos, que dejó encima de la mesa, junto con un pequeño plato con el salero y las tres rodajas de limón, acto seguido rellenó los tres vasos con la botella de tequila que seguía en la bandeja. 
 - Yo… no se si debo- dijo Dani.
 -¡Claro que debes, es más lo necesitas y más teniendo en cuenta que te toca pagar la próxima ronda! ¡Que te conozco hace muchos años ya y todavía te tengo que ver borracho!- dijo Jota alzando el baso.
 -¡Jota estás como una cabra!- dijo Esther, imitándolo.
 - ¿Si? Pues todavía no has visto nada- le dijo ha sus amigos, para luego dirigirse al camarero- ¡Jefe, deje aquí la botella de tequila y traiga otras tres coronitas!
 - ¡¿Pero tío que haces?!- preguntó Dani.
 - Se un juego, muy divertido, pero necesitamos una botella de tequila. 
 El juego trataba de hacer rebotar una moneda de canto encima de la mesa para meterla de rebote en el interior de un baso de chupito, cada vez, que uno fallaba, le tocaba beberse un baso de tequila de un trago, cada vez que acertaba, los que tenían que beber eran sus contrincantes, con lo cual la botella empezó a vaciarse rápidamente. El alcohol hizo su efecto y de la melancolía y la tristeza inicial, pasaron a la risa fácil. 
Así se les hizo las doce de la noche y el camarero tubo que llamarles la atención, ya que eran los únicos clientes que quedaban en el local. Decidieron ir a tomar una última copa en un bar musical cercano. Allí, Jota se dio cuenta de que la conversación, en la que hasta ese momento habían participado los tres, ahora se había convertido en un dialogo entre Dani y Esther. El cansancio del día de trabajo empezó a hacer mella en él y de los involuntarios bostezos, pasó a la somnolencia, le costaba mantener los ojos abiertos y sus dos amigos estaban tan acaramelados que se habían olvidado por completo de él. 
 - ¡Bueno pareja! Yo me caigo de sueño, así que me abro- dijo por fin. 
 - ¡¿Ya?! ¡Pero si lo estamos pasando muy bien!- dijo Esther.
 - ¡Vosotros dos lo estáis pasando bien, yo hace rato que sobro!
 - Está bien, supongo que tienes razón y ha llegado el momento de volver a casa. Bueno Esther…- dijo Dani, disponiéndose a despedirse de la chica.
 - ¡¿Qué?! Para el carro colega. Esther guapa, nos disculpas un momento…- dijo Jota cogiendo a su amigo por los hombros y apartándolo de la chica- mira tío, no se de que hablabais y me importa una mierda, pero es evidente que los dos queréis lo mismo. Además, alguien la tiene que acompañarla a su casa y está claro quien quiere que la acompañe.
 - No entiendo adonde quieres ir a parar…-dijo Dani. Jota sacó algo del bolsillo y se lo puso en la mano a su amigo, este vio que eran un par de preservativos.
 - Pero tío no creo que…
 - Colega, como escuche una vez en una peli, más vale tenerlo y no necesitarlo que necesitarlo y no tenerlo y es muy probable que tú los vayas a necesitar esta noche- dijo Jota, luego se acercó a la chica- ¡Esther! Gracias por haber venido a ayudarnos esta noche… quiero decir hoy. Siento no poder ir con vosotros, Dani te acompañará a tu casa para que no te pase nada. Nos vemos guapa.
 - Gracias a ti Jota- dijo Esther dándole dos besos en la mejilla. 
 En cuanto pisaron la calle a Jota se le pasó el sueño, pero de todas maneras para él ya se había terminado la noche y se alegraba por la suerte de su amigo, que vio como se alejaba con Esther en dirección contraria. Por un momento le pareció ver un enorme pájaro blanco volar en la misma dirección que sus amigos. Dani y Esther siguieron con su conversación, durante todo el camino asta el portal donde vivía ella. Aún al lento paso que iban, el trayecto se les hizo corto, ninguno de los dos tenía ganas de terminar la noche. 
 - Bueno, supongo que ya nos veremos- dijo Dani.
 - Ah pero… ¿No vas a subir conmigo?- dijo ella sonriendo maliciosamente.
 - ¿Lo… lo dices enserio? En respuesta, Esther lo agarro del cuello y le dio un largo y apasionado beso en los labios, Luego abrió la puerta del edificio y cogiéndole de la mano lo hizo entrar dentro.
 - Procura no hacer demasiado ruido, vivo con otras dos compañeras- dijo Esther en voz baja.


Jotacé.

lunes, 22 de julio de 2013

(H.C. 26) APRENDIZ DE CONTRABANDISTA


Hugo ya hacía un rato que había salido del despacho de Dios y ahora le tocaba a Norma, recibir las instrucciones de su jefe.                                                     
 - Tú lo has traído y tú te encargaras de instruirlo y de controlarlo. Y espero que no trate de traicionarnos, por que tu también podrías ser desterrada a esta bola perdida de la civilización, o tal vez algo peor si te consideramos un peligro- dijo Dios                                                           
 - No te preocupes, jefe. No dejaré que eche de menos su antigua vida, ya sabes que cuando quiero puedo ser muy convincente.                                    
 - Si, ya he oído hablar de tus técnicas de persuasión- dijo el jefe de los piratas antes de que la chica saliera de su despacho.                                       
 Hugo estaba en periodo de pruebas para sus nuevos jefes, por esa razón le asignaron un robot para que le acompañara por el interior de aquellas misteriosas instalaciones, la gravedad era mayor que la artificial, pero era imposible ver el exterior o conseguir alguna pista del lugar del que  se trataba, tampoco podía entrar en los hangares, así que aparte de los servicios, un gran salón interior que servía de bar, comedor y sala de ocio en general y evidentemente algunos pasillos. Fue ahí donde se tropezó con el gigantesco Tigre, con el que ya había tenido un desagradable encuentro en Oceana.                                                           
 - ¡A ti te estaba buscando, enano paliducho! ¡Te han asignado a la nave Norma! ¡Si me entero de que eres un espía o tienes intención de traicionarnos! ¡Te buscaré personalmente y te mataré!                                            
 - ¿Cómo podría hacerlo? Por vuestra culpa me es imposible volver… solo espero que valga la pena quedarme.                                                                              
 - ¡Eh, Cortes! ¡¿Te está molestando ese animal?!                                            
 - No te preocupes, solo estaba dándole unos consejos para sobrevivir al nuevo. ¡Y tú ten cuidado con él! No olvides de donde viene- dijo Tigre dando media vuelta para irse.                                                                                                
 - En el fondo Tigre es un buen soldado, pero a veces puede ser un capullo insoportable- dijo Norma.                                                                          
 - ¿En serio? Oye dime una cosa, ¿hay por aquí algún sitio donde poder tomar una copa? Me muero de sed.                                                                               
 - Claro, iremos a tomar algo y luego te llevaré a un sitio donde podrás descansar. Mañana partiremos temprano.                                                                      
 Ya durante la cena en el gran comedor, Norma había hecho que les dejaran una mesa aparte, ellos dos y por supuesto, el robot que seguía a Hugo a todas partes.                                              
- Dime una cosa, ¿En que lugar estamos? Esto no es un asteroide.                        
 - Contéstame tú a otra cosa. Tienes un robot de dos metros escoltándote a todas partes, ¿te das cuenta de que para sobrevivir entre nosotros, debes dejar de hacer preguntas? ¡Relájate hombre! Cuando sepamos que podemos confiar en ti, las respuestas llegarán solas.                                               
- Lo siento, supongo que tienes razón. Pero después de todo lo sucedido en los últimos días, dudo que pueda pegar ojo esta noche.                     
 - Tal vez, yo tenga la solución para tus problemas de insomnio- dijo Norma inclinándose sobre la mesa sonriendo seductora- se bueno y termínate la cena que iremos a mi camarote.                                                                                   
 Tanto tiempo intentando evitar el contacto sexual con sus compañeras del Cristóbal Colón por fidelidad hacia Marina y ahora se daba cuenta que de tener sexo con aquella pirata, podía depender el salvar el pellejo. Eso sin contar con que la mujer que amaba, estaba a años luz de distancia y dada la situación en la que se encontraba, era muy difícil que volviera a encontrarse con ella. Si quería tener alguna posibilidad de volverla a ver, debía evitar cometer fallos y eso incluía tenerla que olvidar, al menos de momento. Por otro lado, Norma era una mujer muy fogosa, casi rozaba el sadomasoquismo y él tenía que poner todos sus sentidos para satisfacerla, sería una mentira hipócrita por su parte decir que lo estaba pasando mal, Norma lo dejó realmente agotado y pudo por fin dormir profundamente.                                            
 Al día siguiente, después del desayuno, se prepararon para la partida. Por los pasillos, camino del hangar, tuvo otro encontronazo con Tigre.                   
 - Sigue tú, ahora voy- dijo Norma, parándose para hablar con el pirata.  Hugo siguió su camino, acompañado del robot, que lo guió hasta la nave, de nombre “Tortuga Espacial”. La tripulación estaba compuesta por Norma, dos bíraros, Garn y Zot, el robot que se le había pegado como una lapa y que respondía al nombre de A20 y ahora él, al que solo le dejaron entrar en la cabina cuando estuvieron a años luz del desconocido planeta.            
 La siguiente escala, donde ya le estaban esperando, era un pequeño asteroide hueco y gemelo a otro, casi del mismo tamaño, que giraban uno alrededor de otro. En su interior, había todo un pequeño mundo clandestino, donde todas las razas convivían sin problemas, como ocurría en Utópica, pero a diferencia de la isla del planeta Oceana, allí todos tenían el propósito de lucrarse con la piratería, el contrabando o la guerra. Costaba creer que todo aquello pudiera mantenerse sin la ayuda de los grandes “imperios galácticos”.          
 Norma, le proporcionó una larga gabardina que le cubría todo el cuerpo y mantenía oculto su uniforme. Lo llevó al hotel de los contrabandistas, donde unos expertos de la organización, le esperaban con una nueva identidad, ropa y dinero a cuenta de los próximos trabajos a realizar.                      
 - Ahora, según las autoridades legales te llamaras Carlos Lago. Pero Guarda bien tu viejo uniforme, aquí no esta demasiado bien visto, pero no te deshagas de el, puede que algún día te sea de utilidad para alguna misión- le dijo uno de sus proveedores.                           
 Ya con su nueva identidad, por fin pudo andar por aquel lugar con la libertad que hasta entonces creyó perdida y Norma se lo llevó a celebrarlo a la zona de ocio del asteroide, donde se podía encontrar de todo.                           
 Dos días más tarde, salieron en el Tortuga a realizar su primera misión como contrabandista, a la que le siguieron otras tantas, evitando los mundos en los que ya había estado con el Cristóbal Colón o por los que según los espías, se encontraba. La mercancía era casi siempre el codiciado ambrosío, pero también llevaban otros tipos de productos, que luego se moverían por el mercado negro de las distintas colonias, comidas exóticas, instrumentos musicales, piezas de arte o arqueológicas, casi siempre robadas, fugitivos como él mismo y por supuesto armas.                                                                               
 Aprendió a evitar las aduanas y satélites de vigilancia planetaria, comprobando que si la cantidad de medios tecnológicos para evitar ese tipo de negocios fraudulentos, los contrabandistas, también disponían de su propia tecnología para evitar ese tipo de controles, ya que como decía el refrán, hecha la ley, hecha la trampa. Evidentemente, los delincuentes también tenían entre sus filas a funcionarios y políticos corruptos, que se enriquecían de todo aquel comercio clandestino, a pesar de que la opinión pública, los consideraba intachables y de indudable honorabilidad.                          
 Pasaron meses, hasta que desde una terminal informática, en una colonia Moutona, por fin pudo intentar enviar un mensaje al Cristóbal Colón o mejor dicho al planeta Oceana, a la única persona en la que podía confiar para hacer llegar dicho mensaje.                                                                                                                                                                                                       
 Querida Marina,                                                                                                    
 soy Hugo. Todo lo que hayas oído sobre mi es falso y los únicos que saben la verdad son la capitana Yumi Otomo y el androide Robmed en el Cristóbal Colón, pero desde mi posición me es imposible contactar con ellos. Siento meterte en esto pero no puedo fiarme de nadie más, por eso te pido que les hagas llegar este mensaje, yo te diré como hacerlo. Pero recuerda, solo puedes darles esta información a ellos. No te fíes de nadie más…                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
 Jotacé.

jueves, 18 de julio de 2013

PREMIO DARDOS

La semana pasada en el estupendo Blog LETRA DIGITAL URUGUAY me dejaron un bonito premio, recomendando mi blog y a pesar de que no suelo seguir cadenas, esta creo que merece la pena, aunque con tantos blogs tan estupendos resulte difícil decidirse. Así que paso a elegir a otros cinco super blogs, que irán a continuación de las condiciones del premio un saludo a todos.

Pido disculpas a todos los que seguis mi blog, especialmente a LuisBernardo Rodrigez, Ya que fue él quien me dejó el prémio en su estupendo blog y también a Judith que aunque haya quitado su enlace reitero lo dicho anteriormente.

Un saludo y Gracias.


http://letradigitaluruguay.blogspot.com





Este premio se otorga a blogs con el objetivo de promocionarlos dependiendo siempre de originalidad, valores, cultura y contenidos, vamos un buen blog tiene que tener un equilibrio entre esos criterios y algunos más. 
Para que el objetivo del premio no muera hay tres pasos que deben seguirse.
-El blog premiado debe realizar una entrada con la imagen del premio Dardos.
-Se deberá mencionar y enlazar el blog que le ha entregado el premio.
-Y por último se debe otorgar el premio a otros quince blogs.







































lunes, 15 de julio de 2013

(M.N. 09) ARTISTAS DE LA BROCHA GORDA


Aquel viernes, Jota y Daniel ya se habían desecho de casi todo lo que perteneció a doña carmen y tocaba comprar la pintura para las diferentes habitaciones, fue lo único que hicieron esa tarde, ya que después decidieron tomarse un merecido descanso, Jota quedó en un bar cercano con sus amigos Paco y Alex.          
- ¿Y qué? ¿Cuándo os traen los muebles nuevos?- preguntó Alex  
- El lunes o el martes. Este finde tendremos que pintar a toda prisa, si lo queremos que tener todo a tiempo y nosotros… no somos unos expertos de la brocha gorda precisamente.       
- Ni de la fina tampoco. ¡Contratad a alguien que os lo haga, joder!- se mofó Paco.          
- ¡¿Estás loco?! Ya casi nos estamos saliendo del presupuesto- dijo Daniel.           
- Hombre, si os invitáis a una comida, tal vez me ofrezca voluntario, incluso podría traer algo de ayuda- dijo Alex.     
- Si la comida es buena, a lo mejor también me apunto yo- dijo Paco.  
- Pues… no se- dudó Daniel.       
- Si, claro que si, terminar antes bien merece una comida, aunque sabiendo como come Paquito a lo mejor nos saldría más a cuenta contratar a alguien- bromeó Jota.         
- ¡Vale, vale! Vosotros mismos. Que mí, eso de llenarme de pintura y demás…- dijo Paco haciéndose el ofendido.      
- Solo estaba bromeando. Pagaré encantado la comida, solo por verte trabajar un día- dijo Jota.        
- ¿Puedo decirle a mi amigo Santi que se venga también? Hace tiempo que no lo veo y…- preguntó Dani       
- ¡Es tu casa tío! ¿De verdad crees que tienes que pedirle permiso a alguien?- dijo Alex sorprendido.        
- ¡Vale, vale! Entonces lo llamo y a ver si sus padres le dejan. Al oír aquello, los tres amigos soltaron una carcajada que hizo enrojecer al pobre Daniel.        
- Perdona que nos riamos, ¿pero qué edad tiene tu amigo, diez años?- preguntó Alex         
- No, la nuestra- contestó Dani atónito      
Los tres amigos volvieron a soltar otra carcajada, ante la mirada de los otros clientes del bar.                                
Al día siguiente volvieron a quedar en el mismo sitio, pero a las ocho de la mañana para desayunar antes de empezar el trabajo. A Paco y a Alex, se les habían sumado Sara y Esther, la cual se apresuró en sentarse al lado de Daniel.          
- ¿Cómo estas?- preguntó Esther en tono maternalista, ya que la última vez que se habían visto fue en el funeral. - ¿Yo? Pues… bien supongo- contestó dubitativo.    
- ¡No mejor que tu guapa!- dijo Paco en su habitual tono jocoso, todos lo miraron serios- vale, vale, ya me callo.      
Poco más tarde los seis amigos llegaban al edificio, donde les estaban esperando Santi y su padre, que se despidió de ellos tras dejar allí a su hijo. Jota aparcó el coche en doble fila para poder dejar la pintura y todo lo que habían comprado el día antes, en la puerta del edificio, luego buscó un buen sitio para el coche, mientras los demás entraban la pintura y las herramientas en el interior. Se cruzaron con los vecinos del cuarto, monitores en un gimnasio, que parecían haber salido de un catálogo del decatlón, con su ropa de deporte inmaculada ambos bronceados por los rayos uva y marcando los músculos de el y las atléticas y voluptuosas formas de ella, sin un ápice de grasa que le sobrara, a pesar de ello, la chica tenía el rostro un poco más pálido y ojeroso de lo normal.       
- ¿Qué te pasa hoy, Sofía? No te reconozco esta mañana- preguntó el chico desconcertado.         
- Habré pillado algún virus, seguramente. Esta noche he dormido fatal… con unos sueños rarísimos- contestó ella mientras salía por la puerta. 
- Yo si que tendría sueños raros y húmedos con esa jamona durmiendo a mi lado- le susurró Paco a Alex dándole un codazo de complicidad.  
- Ya te digo colega- Sara, ante aquella contestación de Alex, le dio un puñetazo en el brazo- ¡Era broma!       
- El puñetazo también, si quieres puedo seguir con las bromas- dijo ella enseñándole el puño.          
Dani, que tenía las llaves del piso, subió en el ascensor junto con las chicas, al resto del grupo le tocó subir por las escaleras a pesar de las protestas de Paco y Jota llegó al poco rato.     
Una vez en el piso las chicas fueron a cambiarse de ropa en el pequeño cuarto de baño, mientras los chicos empezaron a distribuirse el trabajo. Daniel al que todo parecía darle igual le cedió la tarea de distribuir el trabajo a Jota, que se dejaba llevar hasta cierto punto por lo que decían sus amigos Paco y Alex y también por las chicas, que decían tener mejor gusto que ellos, aunque a veces se pasaban de cursis. Esther, cada vez que hacía algún tipo de sugerencia siempre le preguntaba a Daniel su opinión. Entretanto Santi, se sentía fuera de lugar, evitaba a las chicas, por que la atracción que sentía hacia ellas le daba un incomprensible sentimiento de culpabilidad, como si tan solo el roce con ellas equivaliera a pecar en el sentido más estricto de la palabra y siempre le preguntaba a su amigo Daniel o a Jota que podía hacer, al final siempre le tocaban los trabajos más sencillos que a veces eran los más duros y es que el pobre, desconocía la manera de hacerse valer por sus compañeros.     
Cinco horas más tarde, los amigos habían avanzado bastante, dejando el trabajo casi terminado, o al menos eso pensaban. Decidieron ir a comer algo en algún restaurante cercano al piso. Santi se sentó en un rincón de la mesa y permaneció casi todo el tiempo en silencio, contestando a las preguntas que se le hacían con monosílabos para disimular su tartamudez, al único al que consideraba su amigo de todo el grupo era a Daniel, pero la pelirroja y voluptuosa Esther, la cual le tiraba los tejos a su amigo descaradamente, ante la mirada del resto del grupo, lo acaparaba por completo. La comida se alargó casi hasta las seis de la tarde. Después Paco, Alex y Sara se fueron a sus casas, ya que otros asuntos les ocupaban aquella tarde noche. Jota y Daniel decidieron seguir un par de horas más y a ellos se les unieron, Santi, que esperaba poder ser un poco más útil ahora que serían menos gente y Esther, que se quedó con la condición de que al finalizar el trabajo la acercaran a su casa. Una hora más tarde, apareció el padre de Santi, para llevarse a su hijo devuelta a casa, así quedaron solos Jota, Dani y Esther, la cual les propuso ir a cenar alguna cosa, cuando por fin dieron la jornada por concluida, a eso de las nueve, pero antes ocupó un buen rato el cuarto de baño y la ducha, para quitarse el sudor y los restos de pintura. Cuando salieron del piso, era ya casi de noche y Selina, la gata blanca de la portera, parecía estar esperándoles en la puerta. A pesar de la aparente docilidad del animal, Daniel, sentía un extraño escalofrío en la espalda, cada vez que se le acercaba el animal, que los acompañó asta el portal, restregándose por las piernas de los tres amigos.                       
Jotacé.