jueves, 31 de mayo de 2012

LOS CUADERNOS DE LA SEÑORA BELL (Pilar Alberdi)

La construcción de una autopista amenaza la vida de un pueblo de la sierra. La obra cuenta cuatro historias de mujeres que convergen en el hotel “La Última Oportunidad” y que darán un vuelco a sus vidas y una renovada esperanza a la comunidad. Así comienza "Los cuadernos de la señora Bell": "Es verdad que en el pequeño pueblo en que vivimos, al que llegan los fines de semana unos cuantos excursionistas a hacer senderismo y alpinismo, los hay que piensan que no existo. Probablemente piensan que casi no veo, y que mi letra —a esta altura de mi vida— debe ser un galimatías ilegible. ¡Dios, me encantan estas gentes! Hacen que me sienta viva. Mientras ellos piensan esas cosas, yo en mi preciado retiro, en mi letargo de osa, en el mayor de los secretos, escribo mis cuadernos de tapas azules donde voy contando poco a poco nuestras vidas; las suyas y la mía". "Los cuadernos de la señora Bell" quedó finalista del XI Concurso de Novela Breve Casino de Lorca, 2011.

martes, 29 de mayo de 2012

(L.P. 12) ELENA Y SANTI.

Aquel viernes, Vicente había cerrado la chatarrería temprano y se había puesto a trabajar, tenía sitio y tenía el material suficiente, para preparar su próximo proyecto. Trabajo toda la tarde y toda la noche, aquella mañana desayunó fuerte y se atiborro de estimulantes, había hecho mucho, pero todavía le quedaba más trabajo y tenía que terminarlo antes del lunes por la mañana. Desde que había empezado con todo aquello, hasta su padre había desaparecido, estaba impaciente por tenerlo todo terminado y tener un lugar donde poder disfrutar con sus víctimas, sin que nadie lo viera. Después de la noche tan agitada que había tenido, Jota seguía sin poder pegar ojo, sin embargo Diana que estaba a su lado, dormía como un tronco. Encima alguien llamó al timbre de la puerta, Jota se tapó la cabeza con las sabanas esperando que abriera Santi en la habitación de al lado. Sonó otro timbrazo, parecía que Santi tampoco tenía muchas ganas de levantarse y quién esperaba al otro lado de la puerta, seguiría allí llamando hasta que alguien abriera. Se levantó se puso los pantalones y antes de que llegara a la puerta ya estaba sonando otra el timbre otra vez.
 - ¡Ya va…! ¡Ya va…! Antes de abrir, miró por la mirilla, en otra ocasión se había terminó con una pierna rota por abrir sin mirar. Al otro lado Elena, saludaba con la mano.
- ¿Está Santi? Jota miró el reloj, eran ya las once de la mañana. - Pues… la verdad… No lo se, voy a ver. Santi dormía profundamente, pero cuando Jota le dijo que Elena le estaba buscando, se levantó de golpe, con los ojos muy abiertos y salió de la habitación abrochándose todavía los pantalones. Luego hubo una cierta confusión a la hora del saludo que terminó en un accidentado pero casto beso en los labios.
 - ¿Queréis desayunar?- preguntó Jota quitándose las legañas de los ojos.
- No, gracias.- dijo Elena, se acerco al oído de Santi, agarrándolo cinturón y añadió.- Te invito a desayunar si me acompañas a mi antigua casa a buscar algunas cosas.
- Pues…
- No acepto un no por respuesta, termina de vestirte.
- Yo tampoco desayunare Jota, gracias. Una vez en la capital, fueron a un bar para tomar algo, antes de entrar en la casa, Elena estaba algo nerviosa y parecía que intentara retrasar el regreso a su casa.
- Estás muy nerviosa
- No he querido volver a la casa desde que murió Andrés… pero ya hace más calor y necesito coger ropa. - A mi me pasó algo parecido anoche, cuando quedé con mis padres y mis hermanos… Bueno pero no es lo mismo claro… - dijo él callándose de repente.
Una vez en el apartamento, a Elena le temblaban las manos al coger las llaves para abrir la puerta. Dentro, al verlo todo a oscuras y vacío, fue como si se le cayera el alma al suelo, se sentó en un sillón y se echó a llorar. Santi se sentó junto a ella y la abrazó, estuvieron así unos minutos.
- Ya estoy mejor… gracias. Es que se me hace muy raro estar aquí, sin Andres.
- Lo se, tranquila.
- ¿Quieres tomar alguna cosa? Creo que queda algo en la nevera.
- Acabo de desayunar – dijo Santi con una sonrisa.
- Tienes razón. ¿Me ayudas con el equipaje?- dijo Elena debolviendole la sonrisa.
En el dormitorio, Elena sacó toda la ropa de invierno que llevaba en la maleta y la dejó encima de la cama, luego empezó a mirar la ropa de entretiempo, para meterla en la maleta, consultando siempre la opinión de Santi, él vio un vestido de tirantes muy sencillo, pero sexi, era más para el verano que la primavera, pero Santi lo sacó del armario. Elena lo cogió y se lo acercó al cuerpo, mientras rememoraba como fue Andrés el que eligió en la tienda, aquel gesto de Santi le hizo un nudo en la garganta.
- ¿Te pasa algo?- preguntó Santi.
- Tengo la boca seca. ¿Puedes traerme un baso de agua? Santi fue a la cocina y cuando regresó a la habitación con el baso de agua, Elena se había quitado la ropa y se estaba terminando de poner el vestido.
- Estás… estás preciosa.- dijo Santi desde la puerta.
- gracias.- dijo ella con un carraspeo.
Fue hasta Santi, le cogió el baso y se lo bebió de un trago, sin que él le quitara la mirada. Dejó el baso encima de una silla y besó a Santi en los labios, él la cogió de la cintura. Elena sin soltarlo, lo condujo a la cama y cayeron encima de toda la ropa. Era algo que los dos estaban deseando hacer desde hacía tiempo. Se quitaron la ropa con mucha desesperación, sin dejar besarse y acariciarse.
- ¿No decías que todavía te tenías que estrenar?- preguntó Elena con una sonrisa en los labios.
- Por eso mismo tengo tantas ganas.
- En el primer cajón de la mesita de noche hay condones. En la caja solo había tres preservativos. El primero lo gastaron rápido, el segundo tardaron un poco más y con el tercero, ya estaban perfectamente coordinados. Terminaron, agotados, ambrientos pero muy satisfechos.
- ¿Qué tal si vamos a comer un poco y a la vuelta pasamos por una farmacia?- dijo ella acariciándole el pelo.
- Que mala eres. Sonrieron y se besaron antes de vestirse. Luego miraron todo el desorden que habían dejado en la habitación.
- Luego lo recogemos.- dijo Elena cogiendo a Santi de la mano. Ahora estaba totalmente convencida de que Santi era la reencarnación de Andrés, tanto por la referencia al vestido, como por la forma y la pasión con la que se habían amado, eso para ella era la mejor prueba.

Jotacé

jueves, 24 de mayo de 2012

TRAZOS SECRETOS (Diaz de Tuesta)

Richard Arlington abandonó sus labores en el Servicio Secreto inglés al tener que asumir repentinamente el título de Duque, tras la muerte de su hermano mayor. No echaba de menos aquella vida y no deseaba volver a ella, pero, cuando su hermano pequeño, Charles, es asesinado, no le queda más remedio. Charles murió mientras investigaba la posibilidad de que un pintor español, Eugenio Cruz-Ortega, fuese "la Sombra", uno de los espías más activos y sanguinarios de los últimos tiempos. Novela romántica, histórica de aventuras. Lee los primeros capítulos en Wattpad. http://is.gd/Rmkl8k Si te gusta, recomienda esta novela a tus amig@s. Lee las noticias añadidas al final.

lunes, 21 de mayo de 2012

(LAS AVENTURAS DE HUGO CORTES: 00) EMBOSCADA

Aquel planeta, estaba habitado por criaturas inteligentes, aunque primitivas, desde el punto de vista tecnológico. Por lo tanto, las otras razas que pululaban por el espacio tenían prohibido bajar al planeta y tomar contacto con sus habitantes hasta que hubieran avanzado lo suficiente tecnológicamente hablando. Sin embargo se había detectado por aquel sistema solar, movimiento de naves sin autorización. Eso llevó al Cristóbal Colón y a toda su tripulación a aquella situación tan complicada. Las transmisiones con otros navíos galácticos a los que poder pedir ayuda se habían roto, al poco de salir del hiperespacio y se habían encontrado en una terrible emboscada de naves y cazas piratas, que ahora querían a toda costa, hacerse con el C.C., cosa que la capitána Yumi Otomo, estaba intentando impedir a toda costa y la única solución en ese momento es hacer estallar la nave y la nueva misión, de los cuatro cazas del Colón que aún combaten al enemigo, es la de defender la evacuación de la tripulación. Yumi Otomo, está dispuesta a morir con su nave, pero el androide Med. Sx.0 discrepa profundamente con esta opinión y sabiendo que el tiempo se está terminando, deja a la capitana inconsciente y la introduce en una capsula de salvamento. Para los cuatro cazas que quedan, defender a todas las capsulas es imposible y más teniendo en cuenta que el caza comandante, se ha puesto repentinamente, del lado de los piratas, destruyendo a uno de los cazas aliados y ya está atacando a otro de sus compañeros, cuando Hugo Cortes, se pone en medio y disparando sin cesar, consigue dar a su comandante, que apenas ha logrado esquivar los disparos y cae al planeta. En el otro caza viaja Cesar Conrad, su rival indiscutible, que quiere evitar tener deudas con el que hasta ese momento era su rival en el Colón, así que cuando todo un escuadrón de cazas piratas se lanzan contra Hugo, Cesar se lanza al ataque de forma suicida, estrellando su nave contra el jefe del escuadrón pirata. Siendo imposible defender a todas las capsulas de salvamento que quedan, Hugo se centra en la de la capitana, hasta la entrada en la atmosfera, donde apaga los motores de maniobras espaciales y despliega las alas que le permitirán una mayor maniobrabilidad en la atmosfera del planeta. Los pocos cazas piratas que siguen en la persecución, carecen del sistema de maniobrabilidad atmosférica y son abatidos con relativa facilidad por Hugo, sin embargo, en el enfrentamiento se expone más de la cuenta y una de las alas del caza de Hugo sufre daños antes de que este consiga abatir al último de sus enemigos. Hugo se dispone ha realizar un amerizaje forzoso en el océano del planeta, donde poco antes ha caído la cápsula de la capitana Otomo. Jotacé.

jueves, 17 de mayo de 2012

PALABRAS DULCES EN OTOÑO Y OTRAS HISTORIAS TAMBIÉN (Susana Delgado Franco)

Este libro es:De la lucha interna que tengo,con mis sentimientos ,sobre mi marido y mi hijo, también con los perritos que estoy criando y cuidando,y lo que siento en la época del otoño,palabras dulces y frustraciones,desengaños y todo lo que pasa en esta lucha de la vida con los sentimientos. Susana Delgado Clasificado como: Poesía › Intimista

lunes, 14 de mayo de 2012

(Dr. P y Mr V.) LAS HOJAS EN BLANCO

Laura leyó las páginas que ya no estaban en blanco del diario. El Dr Perverso contaba como su cuerpo empezaba a cambiar, el pelo empezó a crecerle en la cabeza mientras desaparecía de las zonas en las que nunca tendría que haber crecido, también creció en estatura, siendo mucho más alto que la media de la gente normal, noto una fuerza inusual en todo su cuerpo e ingravidez. Lo más sorprendente es que lo vio todo con una claridad sorprendente y que como el Dr. Perverso estaba llevando las cosas por el camino equivocado. Ahora debía corregir las cosas que estaba haciendo mal. Por desgracia al volver a su estado “normal” olvido todo lo que había hecho siendo Mr Virtud y sus dos alter ego se convirtieron en enemigos irreconciliables

jueves, 10 de mayo de 2012

VUELOS Y OTROS CUENTOS (Sergio Gaut vel Hartman)

Sinopsis:La lectura de Vuelos y otros cuentos puede interpretarse como una aventura sencilla y fervorosa, sin técnicas ocultas ni arcanos indescifrables, pero apasionante. Quien lea este libro sentirá que habita universos que solo se alcanzan o perciben en condiciones muy especiales, aunque eso no implique sumirse en los enigmas de metáforas incomprensibles sino, a lo sumo, acompañar a un gran explorador con el que recorrerá mundos fascinantes¿ en todos los sentidos de la palabra fascinante. Llévese este libro para disfrutar de la compañía de sus diecinueve relatos, y úselo como llave para abrir la puerta de su propia búsqueda, de sus propios sondeos al mundo inexplorado de la imaginación. De eso se trata volar, y eso explica el valor de leer Vuelos y otros cuentos.

lunes, 7 de mayo de 2012

(L.P. 11) ALICIA Y EL REINO DE LAS SOMBRAS

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Dos noches y un día fue el tiempo que Alicia permaneció sin comer nada, si era cierto que su oscuro amante había muerto, ella se dejaría llevar a lo que en su excesivo y exagerado romanticismo gótico llamaba “el reino de las sombras”. Sus padres muy preocupados estuvieron apunto de llamar a urgencias, pero tras su segunda noche llamando a Daniel entre febriles pesadillas en la que sus tres visitantes, volvían con la intención de clavarle una estaca en el corazón, una nueva idea empezó a surgir en su febril y enfermiza mente. Su amado tendría que esperar, antes de reunirse con él, se vengaría, si es que realmente estaba muerto. En cuanto las primeras luces del amanecer empezaron a filtrarse por las rendijas de la persiana llamó a su madre a gritos. - ¡¿Qué pasa, qué pasa?!- dijo la pobre mujer, irrumpiendo a toda prisa en la habitación. - ¿Qué hay de comer? Tengo hambre. - Gracias a Dios. Enseguida te traigo algo de comer. La mujer corrió a la cocina a prepararle un buen desayuno a su hija. Lo cierto es que su estomago se había cerrado y el olor a comida, proveniente de la cocina le produjo algunas nauseas. Media hora más tarde la mujer apareció con el típico desayuno ingles, compuesto por zumo de naranja, café, huevos fritos y beicon, las nauseas se le intensificaron, pero en cuanto probó el primer bocado de aquel suculento desayuno, se le pasaron de un plumazo, su estomago empezó a abrirse y termino con toda aquella comida, apartó la bandeja y volvió a quedarse dormida hasta el medio día, momento en el que su madre volvió a llamarla para la comida. Había descansado y recuperado fuerzas, su mente empezó a llenarse de ideas, sobre como podría llevar a cabo su venganza, pero antes quería hacerle una visita a su amado, para asegurarse de que realmente estaba muerto. Después de comer, Alicia se encerró, nuevamente en su cuarto con la excusa de estudiar, pero en realidad su intención era la de conectarse en Google y averiguar como llegar al lugar en el que estaba enterrado Daniel. Apuntó todo lo necesario en un folio de papel y lo dobló, miró su reloj, algo nerviosa, eran ya las cuatro y veinte. Cogió algo de dinero, que metió en el bolso y salio de la habitación dando un portazo. - ¿A dónde vas?- preguntó su madre que estaba sentada delante del televisor, viendo un programa del corazón. - Salgo un rato a que me de el aire. - Está bien, pero procura no volver muy tarde.- dijo su padre que estaba leyendo un libro. De camino a la boca del metro, paró por una panadería y se compró unos cruasanes rellenos de chocolate, tal vez no era lo más indicado para un vampiro, pero lo cierto es que la comida le había abierto el estomago. Cogió el metro hasta la estación de tren y allí el tren que la llevaría a la población donde su amado yacía, tal vez hasta la noche, si sus enemigos la habían mentido, como ella esperaba. En el tren, sacó del bolso uno de los libros de la saga crepúsculo que tantas veces había releído, antes habían sido los de Anne Rice. La parada de autobús no estaba demasiado lejos de la estación de tren. El trayecto en el autobús se le hizo tan largo como el de tren o incluso más. Era una suerte llevar consigo aquel libro. El cementerio, se encontraba a las afueras de aquella ciudad dormitorio, un tanto alejado de la vía urbana. Apenas quedaría una hora y media para que cerraran las puertas. Cuando bajó del autobús, en el parking del velatorio, vio salir de un coche a una pareja en la que reconoció a dos de sus visitantes. El chico Jota y una de las dos chicas, de las que había olvidado el nombre, aquello la hizo parar en seco. Decidió seguirlos a cierta distancia. Jota y Diana, se dirigieron a la tumba de Daniel, su nicho estaba en el cuarto piso, a una altura a la que era fácil acceder, allí había colocada una maceta con una planta de flores blancas. - ¿Estás segura de que esto funciona?- pregunto Jota, bajando la maceta del nicho. - ¿Estás seguro de que los vampiros existen?- preguntó Diana con ironía. Diana sacó un botellín de agua de su bolso y regó la planta, que Jota volvió a colocar en su sitio. - Otra solución sería abrir el nicho, clavarle una estaca, etc… Pero tu amigo al igual que la mayor parte de vampiros libres, no es peligroso y nos conviene tenerlos de aliados. Jota y Diana se marcharon y Alicia los siguió asta la salida. Ahora sabía que le habían mentido, su amado seguía con vida aunque retenido en su tumba, con algún tipo de hechizos. Sonó su móvil, era su madre, que preocupada, le preguntaba si iba a tardar mucho en volver. - No lo sé, mama. Estoy con unos amigos y lo más seguro es que me quede a cenar con ellos, así que no te preocupes si llego un poco tarde, ¿vale? Una vez colgó el teléfono un hombre se acerco a ella. - Perdone señorita, pero queda un cuarto de hora para que se cierren las puertas. - Si, si, ya voy. Alicia se dirigió a la salida, pero antes de llegar, se escondió detrás de unos nichos y esperó a que el cementerio se quedara totalmente vacío y esperó a que se hiciera totalmente de noche, para salir de su escondite y dirigirse nuevamente al nicho de Daniel. La maceta estaba un poco alta para ella, pero por suerte era pequeña y pesaba muy poco, aún así se le resbaló de las manos y calló estrepitosamente contra el suelo, rompiéndose la maceta en pedazos, esparciéndose su húmedo contenido de tierra y planta por el suelo. Apenas tuvo tiempo de ver el reflejo de una linterna acercándose para esconderse detrás de una lápida, su corazón latía a toda velocidad mientras una oleada de calor la invadía por todo el cuerpo. - ¿Hay alguien ahí?- preguntó el vigilante. Ando unos pasos y escuchó el crujido de sus pies, pisando los pedazos de la maceta. Alumbró a los nichos algo nervioso. - En fin, supongo que estaría mal puesta y se habrá caído con una ráfaga de viento - dijo en voz alta para tranquilizarse – iré a buscar una escoba. Aunque el vigilante estaba haciendo su trabajo a toda prisa, para Alicia en su escondite las idas y venidas del hombre se le hicieron interminables, pero cuando por fin terminó, fue para irse a su garita y no volver más en toda la noche. Aunque no creía en fantasmas ni nada por el estilo, aquel trabajo en el cementerio le traía de los nervios y luego estaban las historias… siempre se contaban historias. A pesar de todo, Alicia todavía espero un buen rato en su escondite, para asegurarse de que estaba totalmente sola. Se puso delante del nicho de Daniel. - Se que estás ahí… Te he liberado. ¡Sal de tú tumba! Una espesa niebla salió del nicho, la rodeó y cuando por fin desapareció la niebla, ahí estaba él, como si se hubiera materializado de la nada. Si los mirabas a ambos, mientras que ella tenía todavía un aspecto un tanto escuálido y enfermizo, él tenía las mejillas sonrosadas y un aspecto saludable. Tal y como había visto en las películas, Alicia se estiró de la camisa, rompiendo los botones, mostrando su sujetador, estiró su cuello y se lo mostró. - Adelante, muéstrame el camino al reino de las sombras. El vampiro negó con la cabeza con cierta resignación, sabía que matando a su victima, ponía en peligro su propia existencia, pero ella tenía tanto poder sobre él, como él sobre ella. Se acercó, la rodeó con sus brazos, abrió su boca y empezó a succionarle la sangre, por todos los poros de su piel. - Sigue… sigue… sigue…- repetía con voz cada vez más débil, hasta que perdió el conocimiento y sus brazos cayeron fláccidos hacia abajo. - ¡Para!- dijo otra voz a espaldas de la pareja. El vampiro soltó a su presa que cayó al suelo. Él otro vampiro, un enano de más de cien años, se detuvo delante de su compañero, ambos miraron a la chica sin ninguna expresión en sus rostros. - Tienes suerte… todavía esta viva. Jotacé.

jueves, 3 de mayo de 2012

LA CIUDAD DE LOS ARBOLES

Los padres de Sandra, se habían trasladado a una urbanización, donde la gran mayoría de sus habitantes eran adultos y excepto algunos adolescentes, que por su edad, nunca estaban allí. La casa tenía un gran jardín en el centro del cual había un árbol, de grueso tronco y fuertes y frondosas ramas en el centro de las cuales había una destartalada casita de madera. A pesar de que el aspecto de la madera era algo envejecido, todavía resistía al paso de los años, así que el padre de Sandra, la ayudó a barnizar la madera y terminar de arreglarla. Aquello le ayudó a sobrellevar el hecho de estar lejos de sus amigos, una vez arreglada la casa del árbol, su madre le ayudó a decorarla. Al interior de la casa se accedía por una pequeña trampilla que había en el suelo, sin embargo, a parte de dos ventanas, también había dibujada en una de las paredes una puerta, aunque alguien, le había colocado un pomo de verdad, como si esa puerta pudiera abrirse, su madre pensó poner una estantería o algo en aquel lugar. - No Mama, taparás la puerta - le dijo - Pero, si solo es un dibujo, no lleva a ningún sitio. - Pero es bonita - Bueno, vale, la dejaremos ahí. Pero Sandra se llevó una gran sorpresa el día que subió sola a la casa sin que la vieran sus padres, una vez ya terminada y la voz de un niño sonó a través de la ventana de la pequeña casa. - Hola – dijo el niño - ¿Puedo pasar? Sandra miró perpleja la cabeza del niño, que la miraba desde el otro lado de la ventana. Detrás todo lo que se veía había cambiado por completo. La casa donde vivía con sus padres había desaparecido, al igual que el resto de las casas de la urbanización, en su lugar había un frondoso y extenso bosque de árboles de todas clases, todas, todas con casitas de madera, conectadas por lianas, rampas y puentes colgantes. - ¿Quién eres, de donde vienes? - Soy Pablo y vengo de la ciudad de los árboles, si me abres la puerta te la mostraré. ¿Y tú como te llamas? - Sandra. La puerta que había en la pared se había hecho real y en cuanto la abrió, la trampilla que del suelo por la que normalmente se accedía a la casa, se convirtió en un dibujo pintado en el suelo. - ¿Cómo volveré a mi casa ahora? – preguntó desconcertada. - Solo los niños tienen acceso a los dos mundos, pero mientras una de las dos puertas esté abierta, la otra será solo un dibujo, ahora es como si el tiempo en el mundo que hay debajo de la trampilla se hubiera detenido y así seguirá mientras esté esa puerta abierta, tu salgas por ella o aya alguien que venga de ciudad de árboles esté en la casa. - ¿Las otras casas de donde han salido? - del mismo sitio que la tuya, pero de todo el mundo. Aquí puedes encontrar casas y niños de todo el mundo y todos hablamos el mismo idioma o al menos nos entendemos como si lo habláramos. Sandra Salió al puente colgante por el que había llegado el otro niño y se asomó hacia abajo, para ver como los troncos de los árboles se perdían tras una espesa capa de nubes. - ¿Qué pasa si te caes? El niño se deslizó al otro lado del puente y se tiró, rebotando en las nubes, como si fueran colchonetas hinchables de esas que hay en las ferias. - ¡Ven es muy divertido!- dijo riendo Sandra le siguió y pronto otros niños que pasaban por allí o que estaban en sus respectivas casas, salieron y se les unieron. Luego Pablo le enseño la ciudad, habían casas de niños americanos europeos, africanos, asiáticos y de todas partes del mundo, y todas las casas tenían sus formas particulares. Los árboles daban todo tipo de frutas, exóticas y jugosas. Sobre las ramas anidaban aves de todas las clases y solo vio pájaros, también habían ardillas, gatos, monos y otros animales exóticos y desconocidos para Sandra. La ciudad de árboles era un mundo nuevo, con su propia fauna y habitada solo por niños, que como Pablo le había explicado todos hablaban inexplicablemente el mismo idioma. A partir de entonces, cada día que Sandra subía a jugar a la casa del árbol, era una aventura en aquella fantástica ciudad y ella nunca se sentía sola, ya que aparte de Pablo, conoció a otros niños y niñas con los que jugar y conocer sus distintas culturas. Al llegar la noche, Sandra le contaba a sus padres sus aventuras, ellos, como adultos creían que todos aquellos amigos y todas aquellas aventuras, solo eran producto de su imaginación y que muchas de esas cosas que le enseñaban sus amigos, las había aprendido en el colegio, en los libros, en la televisión o en Internet. Un día, Pablo que era dos años mayor que Sandra, dejó de venir a buscarla. Cuando Sandra les preguntó a otros niños, estos le dijeron que se había hecho mayor. - Para él la ciudad de Árboles ya no existe, ahora es un adulto y todo lo que ha vivido cree haberlo imaginado. Sandra lloró por la perdida de su amigo, a partir de entonces, empezó a pasar menos tiempo con sus amigos de la ciudad de Árboles y un día dejó de subir a la casa y cuando lo hizo al cabo de muchos meses, la ciudad había desaparecido y ella suspiró, sabiendo que había perdido algo, pero sin recordar lo que era. Un día, la joven Sandra, se mudó a una gran ciudad para estudiar en un colegio donde los niños que ahora eran ya casi adultos pudieran terminar sus estudios y allí conoció a un chico, algo mayor que ella, ambos tenían la impresión de conocerse de antes, pero ninguno de los dos sabía de donde. El chico se llamaba Pablo. Jotacé Para Silvia.