lunes, 26 de septiembre de 2016

ZAPATOS CON PUNTA DE ACERO


Mi jornada laboral termina normalmente cuando al llegar a casa, puedo por fin quitarme esos pesados zapatos de punta de acero y comienza de igual modo cuando me los pongo por la mañana para ir al trabajo, mi horario durante años ha sido el de entrar en la fábrica a las 6 de la mañana, así que al vestirme ya me pongo directamente el pesado calzado, voy al baño, un café rápido con galletas y salir pitando; pero desde que hago un horario partido de nueve y media de la mañana a seis de la tarde, la cosa cambia, me levanto con algo más de tiempo, me visto y todavía con chanclas o babuchas (dependiendo de la época del año), me hago mi desayuno, café (que no falte) y tostadas, meto el almuerzo en la bolsa, lo que toque comer ese día (normalmente un bocadillo) acompañado de alguna pieza de fruta y en el cuarto de hora que me queda, repaso el facebook o leo, casi prefiero lo segundo, ya sea un novela o un cómic, hasta que llega la hora y entonces introduzco los pies en el pesado calzado, dando así comienzo a mi jornada laboral, cojo la bolsa del almuerzo y salgo de casa. Probablemente para mis jefes mi jornada empieza cuando estoy en una máquina y para ellos que suelen quitarle importancia al tiempo de preparación del puesto de trabajo, me están cobrando de más, pero para mí, que tengo que añadir poco más de una hora y veinte minutos a las ocho horas de la fábrica, unos cuarenta minutos de ida otros tantos de vuelta y eso, sin entretenerme para realizar alguna compra urgente, lo que marca mi tiempo de trabajo, son esos pesados zapatos de punta de acero.

Jotacé