jueves, 30 de junio de 2011

NO MATEIS AL GORRIÓN (Antonio Medina Guevara)


Introducción:



De niño, cuando visitaba con la familia el cementerio,
me fijaba en lo que llamaban, "el corralillo".
Y no entendía, porqué todos los muertos no estaban juntos;
¿porqué algunos descansaban fuera del camposanto?.
¿Si habían vivido juntos, como es que ahora descansaban separados …?
Me decían que eran los muertos "en pecado".
Los suicidados y los no bautizados.
A pesar de mi edad, me parecía injusto y poco cristiano;
si nos decían que todos éramos hijos de Dios;
¿Cómo es que dormían su eterno sueño…, separados?.

Esta es la historia de uno de ellos ...

martes, 28 de junio de 2011

EL DÍA DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO


Llegó el día señalado por la última predicción y él mundo, como tantas otras veces se terminó. Como siempre, al día siguiente de que terminara el mundo, la gente volvió a levantarse, para seguir con su vida, Los niños al colegio y los adultos al trabajo. El fin del mundo había pasado y nadie se dio por aludido. A las pocas horas, se hicieron interpretaciones de viejas predicciones o nuevas predicciones con viejas interpretaciones.

Jotacé.

martes, 21 de junio de 2011

ERÓTICA (Karol Scandiu)


El amor no entiende de límites... la pasión, tampoco. En las páginas de Erótika ocho vidas cambiarán para siempre, en relatos llenos de sentimiento y fuerza relatados como nunca antes, que llevarán al lector más allá del erotismo. Déjate seducir por Erótika y embarca en un viaje a flor de piel.

(L.P. 02) NUEVOS INQUILINOS


Jota se enteró del regreso de Mónica, gracias a Maruja, la cotilla de su vecina común.
- Estarás contento, de que ha vuelto tu novia, ¿no? -¿Qué… quién? – Preguntó Jota un tanto desconcertado.
Lo cierto es que la relación entre Jota y Mónica seguía siendo de amistad. Los mismos hechos que les habían llevado a conocerse, les habían impedido que la relación fuera a algo más que eso, y tener un “amigo” de ultratumba, no ayudaba demasiado.
- ¡Mónica! Ya ha vuelto y creo que viene acompañada.
- ¡Ah, Mónica! ¿Si me disculpa?
Jota subió las escaleras de dos en dos, con una pregunta que le corroía en la cabeza. ¿Qué habría querido decir con eso de que viene acompañada, habría conocido a otro gángster dispuesto ha hacerles la vida imposible?
Cuando llegó a la puerta se quedó un momento pensando en lo que estaba haciendo. Ella no había sido capaz de llamarlo ni una vez mientras había estado afuera y ahora él corría como un estúpido a llamar a su puerta. Ya había metido la pata demasiadas veces, así que decidió dar media vuelta y seguir subiendo las escaleras hasta su propio piso. Pero justo en ese momento, la puerta del ascensor se abrió y de allí salieron Mónica y su hermana Elena, a la que él había visto en un par de ocasiones.
- Jota, hola. ¿Querías algo? – Dijo Mónica mostrándose un tanto fría.
- Yo… Bueno, solo saber como te encuentras. No sabía que hubieras vuelto y...
- Pues ya ves… Por cierto ¿Te acuerdas de mi hermana Elena?
- Si, claro. ¿Cómo estas? –Dijo mientras se daban un par de besos.
- ¿Bien y tú?
- Bien también. Oye, siento lo de tú marido.
- En realidad no estábamos casados, pero, gracias…
La tristeza se le reflejaba todavía en el rostro y Jota tuvo la impresión de haberla cagado otra vez.
- Bueno…Si me perdonáis, tengo cosas que hacer y eso.- Dijo mientras se disponía a seguir su camino.
- Jota espera.- Dijo Mónica mientras su hermana entraba en el piso.
- Si, claro.
- Tú amigo… “el vampiro”…
- No volverá, al menos a alimentarse, ni de ti ni de nadie que viva contigo. El saber de su existencia es tu mejor protección.
- Bien… Oye, siento haberme portado como lo he hecho, pero es que…
- No pasa nada… ¿Por qué no venís un día a cenar?
Mónica sonrió.
- Creo que soy yo, la que te debe otra cena a ti, después de todo, viniste a salvarme… dos veces…
Los dos sonrieron, en ese momento sonó el teléfono de Jota. Se pusieron tensos, la última vez que estaban en una situación parecida y sonó un móvil fue para recibir malas noticias. El número le era desconocido.
- Si, diga… si, soy yo.- Apartó un momento el teléfono y miró a Mónica un momento sonriendo.- Está bien, no pasa nada.
Mónica entró en su piso y Jota siguió subiendo las escaleras mientras hablaba por el móvil.
Un par de horas más tarde, entraba en un bar del centro, donde había quedado con Abel, el hermano cura de Santi. Miró hacia todas partes buscándolo, pero al parecer, llegaba más tarde que él propio Jota, o eso pensó Jota, hasta que vio en una mesa apartada, en el fondo del bar, alguien le hacía señales, tenía que ser Abel, sin embargo, era totalmente diferente de cómo Jota se lo había imaginado. Para empezar, aquel chico de unos treinta y tantos años de edad vestía de forma informal, sin sotana, alzacuellos o cualquier otro elemento que delatara su condición de sacerdote. Se veía un tío apuesto con el que, cualquiera se iría copas, el marido perfecto, que todas las madres querrían para sus hijas. “Me cago en la Santa Madre Iglesia, seguro que hasta folla más que yo”. Pensó Jota, mientras se acercaba a la mesa con una disimulada sonrisa en el rostro.
- Eres Jota, el amigo de Santi.- Dijo mientras le ofrecía la mano.
- ¿Y tú eres…?
- Abel, Su hermano.
- Creía que eras cura.
- Y lo soy. Pero como los polis, ahora no estoy de servicio.- Jota lo miro extrañado.- Es broma. No siempre llevamos la misma ropa. Por favor siéntate. Me gustaría hablar con tigo de Santi. ¿Qué quieres tomar?
- Pues… Una caña, supongo. Oye respecto a Santí, me enteré por casualidad de lo que le había ocurrido y yo…
- Si, es una pena que alguien tan joven trate de quitarse la vida. Pero, desde que salió del coma ha cambiado… Y mucho.
- ¿Qué quieres decir?
- Ahora tiene una seguridad en si mismo asombrosa y más teniendo en cuenta lo ocurrido… Ni siquiera tartamudea.
- En serio. Eso parece estupendo. Me alegro por él.
- Si, lo es. El problema, es que mis padres no opinan lo mismo y están empeñados en que está poseído, o loco y lo quieren encerrar en un hospital psiquiátrico, cuando le den el alta.
- ¡No me jodas! Ups… los siento… padre.
- Por favor llámame Abel. Yo les he propuesto que se venga a vivir con migo, que mejor que la presencia de un sacerdote, para echar al maligno. Pero, sinceramente no creo que esté poseído, ni mucho menos loco. Y lo cierto es que ni a él ni a mi, nos interesa vivir juntos… Así que Santi me sugirió, al menos de momento y si a ti no te importa... Pues eso… que se instale con tigo…
- Yo… Bueno, no se… ¿Y tus padres lo saben?
- No, claro. Para ellos, Santi estaría oficialmente viviendo con migo y de momento los mantendría alejados de él.
- Bueno, no se… es que…
- Oye, no te preocupes, si es un inconveniente, ya buscaríamos otra solución.
Jota, que en cierto modo se sentía un poco culpable, por lo del intento de suicidio, suspiro hondo antes de contestar.
- Está bien, no es ningún inconveniente, es más es uno de mis mejores amigos y estaré encantado de que se instale conmigo. Pero tendrá que aportar algo de pasta para gastos y todo eso.
- Eso no hay ni que decirlo.- Contestó Abel sonriendo y ofreciéndole una vez más la mano.

Jotacé

sábado, 18 de junio de 2011

OBSESIÓN (Antonio Lagares)


“Obsesión” es una obra ejemplar. Su contenido se desarrolla en Nueve historias cortas, con temática y estilo variado, y en donde todos sus protagonistas están marcados por el mismo sentimiento que produce el desencuentro entre el amor y el odio, que es la obsesión. Una obsesión que habita en sus cerebros y que en algún momento tienen que expulsar de él. Esta obsesión va a desencadenar situaciones límites y variadas, pasando de lo cómico a lo trágico en un abrir y cerrar de ojos. Nos vamos a encontrar con: sed de venganza, ansias de amor, conciencias obsesivas, vidas atormentadas, mentes angelicales, presentes sin futuro, y sobre todo, un mundo paralelo en donde habitan estas mentes tan comunes en nuestra propia sociedad. Sociedad que nosotros mismos amurallamos para que no puedan integrarse a ella, y para que nuestros ojos no vean más allá, no conozcan ese otro mundo, que en verdad, ni siquiera nos interesa conocer.

jueves, 16 de junio de 2011

AMOR REPETITIVO


Muchas cosas, habían pasado desde que Claudia entró a trabajar en la oficina. Lo que nunca, hubiera imaginado, era verse casada con Alfonzo Luis, su jefe. Habían tenido un hijo en común, y ni su suegra, ni la ex-prometida de Alfonzo Luis, que habían llegado a planear mil y una barbaridades para separarlos y desacerse de ella, habían conseguido separarlos, ya que estaban destinados a estar juntos. Por desgracia para ella, sus vidas terminaban allí… o no, ya que otra cadena televisiva extranjera, había comprarado los derechos de emisión, y con el exito obtenido, en poco tiempo la serie de su vida, repuesta nuevamente en esa misma cadena. Entonces todo volvería a empezar de nuevo, en un bucle de interminables capítulos.
Jotacé

jueves, 9 de junio de 2011

LA HIJA DEL REVERENDO.


Los Ángeles 1951.
Aquella noche, había recibido una llamada de mi última cliente. Quería invitarme a cenar después de haber resuelto su caso, una cosa llevó a la otra y finalmente terminé pasando la noche con ella. La ropa me olía a perfume, alcohol y tabaco, en definitiva una mala combinación de olores si tenías que recibir a un nuevo cliente y más teniendo en cuenta, que el cliente en cuestión era un reverendo de un pequeño pueblo de Wisconsin.
El reverendo, era un tipo de aspecto un tanto siniestro, que a mi, personalmente, me recordaba a Boris Karlof. Era alto, extremadamente delgado, pálido y dudo que su vestimenta negra de cura ayudara a tranquilizar demasiado las almas de su parroquia, allá en Wisconsin.
- Siento el desorden reverendo, pero Hellen, mi secretaria se fue ayer por la tarde, después de dejarme su recado, un tanto indispuesta y hoy no se ha presentado a trabajar.
- Yo lo único que quiero es que encuentre a mi hija, Rebeca. Desde la muerte de mi esposa, que Dios la acoja en su seno, es lo único que tengo. – Dijo el reverendo.
- Necesitare una descripción exacta de la chica y sobre todo una fotografía, lo más reciente posible. ¿Dígame, cuanto hace que se fue?
- Hace dos años… Justo al cumplir los dieciocho.- Dijo sacando una fotografía.
Observe la foto detenidamente, con cierto asombro.
- ¿Ocurre algo? – Dijo el reverendo al ver mi expresión.
- No, solo que me ha recordado a alguien. Dígame donde le puedo localizar y en cuanto sepa algo, me pongo en contacto con usted.
- Desde luego.
El reverendo me dio la dirección del motel donde se hospedaba y yo le pase el presupuesto.
Media hora más tarde me encontraba en la estación de autobuses. Aquel parecía un caso muy sencillo. Allí estaba ella, con su gabardina una gran pamela que la ayudaba a esconder su rostro.
- ¿Creía que estabas enferma Hellen? ¿O debo llamarte Rebeca?
- ¡Dios mío Raimond! Que susto me has dado.
- Siempre supe que ocultabas algo. Dime. ¿Por qué huyes de tu padre?
- Ese cerdo. Siempre abusó de mí. Cuando se lo dije a mi madre, no me creyó. Hasta que un día lo sorprendió, abusando de mi… Ella intentó impedírselo y él le dio una paliza de muerte. Al día siguiente el se disculpó ante las dos, pero poco después, ella se suicidó… El estuvo una temporada tranquilo… Ni me miraba, se pasaba el día rezando. Hasta que una noche volvió a las andadas. Casi llegue a enloquecer. El día que cumplí la mayoría de edad, fue brutal. Al día siguiente salí de allí. ¿Qué piensas hacer?- Dijo todavía con lágrimas en los ojos.
En ese momento como salido del mismísimo infierno, apareció el reverendo.
- Creo que prescindiré de sus servicios.- Dijo agarrando a Hellen por el brazo.- Vamos, nos volvemos a casa.
- ¡Yo no voy a ninguna parte! ¡Raimon, no creí que fueras capaz de traicionarme!
- Y no lo he hecho. Dígame que hace aquí, le dije que ya le llamaría.
- ¿Cree que no reconocí la voz de mi hija al teléfono? La expresión de su rostro, cuando le enseñé la foto me lo confirmó. Luego solo tuve que seguirlo hasta aquí. ¿Además, realmente me hubiera llamado para decirme donde estaba mi hija, si no fue capaz de decírmelo, en cuanto la reconoció?
- Probablemente. Pero eso no hubiera cambiado nada. Su hija es mayor de edad y no tiene que ir con usted si no quiere.
- Se equivoca. Ella es mi hija y me pertenece.- Dijo el reverendo sacando de la levita un revolver. -Y ni usted ni nadie me lo va a impedir.
Hellen se soltó del brazo y forcejeó con su padre. Yo intenté separarlos, pero el arma se disparó hiriendo a Hellen que calló al suelo, en un pie. El reverendo todavía con el revolver en la mano, salio huyendo, pero la policía de la estación no tardó en detenerlo.


Jotacé

EL CANGREJO Y LA BOTA DE CAUCHO (Lorenzo Garrido)


Lorenzo Garrido es el seudónimo del escritor Joaquín Martínez Mamerí, autor de "Las aventuras del amigo invisible". Nos presenta en esta obra una colección de once cuentos, todos relacionados con el mar y sus profundidades.

Como la mayoria de libros que aparecen en el blog, podeis obtener más información, cliqueando en la ventana lateral del libro