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miércoles, 17 de agosto de 2011
(L.P. 04) NUEVA VIDA
El cambio que se había producido en Santi, era de lo más sorprendente, tanto física, como psíquicamente. Para empezar, el tiempo que había pasado en coma, le había hecho perder todos quilos que le sobaban y alguno de más. También aquella insistente y a veces un tanto irritante tartamudez, había desaparecido. La cercanía a la muerte parecía haberle dado una confianza en si mismo de la que siempre había carecido. Incluso Daniel, el amigo vampiro de Jota, le dijo que su aura había cambiado completamente, cuando Jota le pregunto, a que se refería, este le contesto, que era como si fuera la de otra persona distinta. Más de una vez, Daniel le había dicho que para él, los vivos, eran algo así como el envase del alimento y que él aura que desprenden los seres vivos, es como la etiqueta del envoltorio, “mientras más brilla, el contenido es de mejor calidad”. Según le dijo, el aura de Santi brillaba de manera excepcional.
Cuando salieron con su amigo Paco, él cual se sentía un poco culpable por lo del intento de suicidio, fue Santi quien rompió el hielo y empezó con las bromas, con las que continuó Paco, como siempre hacía, pero Santi en vez de enfadarse, se las devolvía casi sin inmutarse, para Jota era como asistir a un partido de tenis.
Santí también cogió la costumbre de levantarse temprano para ir a correr y hacer deporte, algo que en el pasado hubiera sido inimaginable, por lo que le dijo, había cogido la costumbre tras los meses de recuperación en el hospital.
- No se Jota, es como si todo este tiempo hubiera vivido con una venda en los ojos sin saberlo y ahora de repente alguien me la hubiera quitado.- Le confesó Santi a Jota.
Asombrosamente, el mismo Santi que antes le costaba tanto encontrar un trabajo y mantenerlo, ahora había encontrado trabajo con una facilidad sorprendente y más teníendo en cuenta los tiempos de crisis que corrían y lo mejor, es que parecía aguantar muy bien, de echo estaba buscando cursos y haciendo solicitudes para estudiar.
En cuanto a aquel sentimiento de culpa, que Jota y Paco sospechaban le había llevado al suicidio, por su miedo al pecado y a tener relaciones con mujeres, había pasado por completo, tanto es así, que una mañana de sábado, que Jota se despertó al sentir a Santi entrar por la puerta, se sorprendió mucho al verlo todo sudado y con ropa de deporte.
- ¿No me jodas que hoy también te has levantado para ir a correr?
- Ahora que he empezado, tengo que ser constante, además me hace sentir mejor, tú también deberías probar.
- No gracias, yo ya estoy bien así. No veo en que podría beneficiarme.
- bueno, por ejemplo hoy me he encontrado con las vecinas de abajo, que por cierto, están las dos muy buenas y una de ellas me ha dicho que te debía una cena y ya de paso me han invitado a mi también.
- ¡¿Has visto ha Mónica?! ¡Joder, ya creía que se había olvidado de la cena! Últimamente no coincidimos nunca en la escalera y estaba empezando a pensar que se habían mudado a otro piso.
- Pues ya ves que no. Esta noche nos vamos de cena.
Durante la cena, Mónica volvió a mantener las distancias con Jota, era como si el tiempo hubiera roto lo que había entre ellos, antes de que la cosa hubiera llegado a algo. Elena, la hermana de Mónica, todavía seguía sin superar su perdida, a pesar de los meses transcurridos y el único que parecía mantenerse un poco más animado durante la cena, fue Santi. La cual cosa, parecía a la afligida Elena.
- Tengo entendido, que intentaste suicidarte.- Le dijo a Santi.
- Elena por Dios.- Le recriminó Mónica.
- No pasa nada. Lo cierto es que por aquel entonces yo no tenía demasiadas ganas de vivir. Pero cuando salí del coma… era como si alguien me hubiera quitado una venda de los ojos. Recuerdo mi vida de antes, como un sueño borroso, no se… como si fueran los recuerdos de otra persona.
- ¿En serió? Por que a lo mejor, yo también necesito ser otra persona.
- Elena por favor, no sigas por ahí.- Volvió a recriminarle Mónica.
- Eso tiene solución.
- ¡Santi! Cuidado con lo que vas a decir.- Le previno Jota.
- Solo la quiero invitarla al cine, no hay nada mejor que una buena película para evadirse, sobre todo si es una comedia.
- Eso que has dicho…- Dijo Elena con cara de asombro.
Repentinamente se levantó de la mesa y se fue, tapándose la cara muy afectada, Mónica fue tras ella, jota y Santi, se miraron extrañados, ante la reacción de Elena.
Entró en la habitación y se tumbó en la cama llorando.
- Elena, ¿Qué te ocurre?- Preguntó su hermana sentándose a su lado.
- Lo que ha dicho Santi… sobre el cine, es lo mismo que me dijo Andrés, la primera vez que me pidió salir. Yo… Lo siento… No me encuentro muy bien.
- No es más que una coincidencia. Dudo mucho que Andrés y Santi se llegaran a conocer.
- Si, supongo que tienes razón, pero ahora, necesito estar sola.
Mónica, regresó con Jota y Santi y se disculpó por ella, alegando que no se encontraba bien.
Al día siguiente, fue Elena la que llamó a la puerta de Jota y Santi, para aceptar la invitación que le había hecho Santi.
Después del cine, Elena le contó, como Andrés había muerto, atropellado por un desconocido, que se había dado a la fuga, después de haberse ensañado con Andrés, según dijeron algunos testigos.
- Si al menos, la policía dijera alguna cosa del caso.
- Mi hermano Abel es cura.
Elena miró a Santi extrañada.
- No sé a donde quieres ir a parar. Si estás sugiriendo que necesito consuelo o algo así, te advierto que no soy creyente.
- No es eso. Lo digo por que él conoce mucha gente, incluso en la policía, tal vez nos podría echar una mano.
- ¿Tú crees? Si eso fuera posible, sería genial.
Y así fue, como Santi y Elena decidieron comenzar su investigación por su cuenta.
Jotacé
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