lunes, 16 de septiembre de 2013

(H.C. 30) ESPÍAS Y CONSPIRACIONES


Norma era insaciable, antes de que entraran en la habitación, ya lo estaba desnudando y quitándose ella misma la ropa.     
- ¡Espera loca! ¡¿No quieres primero una copa de vino?!   
- No, y creo que tú tampoco- respondió ella tocándole la entrepierna. 
Le quitó la botella dejándola sobre la mesa y lo empujó a él en la cama, tirándose encima. Para Hugo fue imposible reprimir sus impulsos, así que imaginando que Norma era Marina, la mujer con la que realmente quería estar, participó en el juego. Media hora más tarde, ella tenía ganas de seguir pero Hugo se levantó, convenciéndola de que necesitaba reponer fuerzas, fue primero al cuarto de baño, sabiendo que ella le seguiría después y en cuanto ella entró, él aprovecho para buscar entre su ropa la pequeña cápsula con somnífero que le había pasado Rob en el bar y lo echó en una de las copas, la misma que le dio a Norma en cuanto salió del cuarto de baño, entrechocaron las copas y Norma se bebió la suya de un trago, sin darle tiempo a Hugo a mojarse los labios.         
- ¿Qué, ya te has recuperado?- preguntó Norma Impaciente.  
- Casi, espera un momento- contestó Hugo bebiéndose la mitad.  
Norma le quitó la copa, se bebió lo que quedaba, la dejó encima de la mesita de noche junto con la suya. - Suficiente- dijo con una sonrisa pícara. Lo besó y se quedó dormida encima de él, la echó a un lado suspirando aliviado, la tapó para evitar que cogiera frío y se vistió para bajar al bar del hotel. Se sentó en la barra y una chica de apenas metro sesenta y con un aspecto un tanto vulgar, se acercó a él.      
- Ya era hora Hugo, ¿o debo llamarte Carlos Lago ahora?- dijo Rob 
- Muy graciosa, pensaba que te presentarías con el aspecto de Marina. 
- No, antes solo quería llamar tu atención. ¿Tienes la información? 
- He intentado memorizarla como me dijiste, pero yo no soy una máquina ¿sabes? Lo poco que logre memorizar, se lo envié a Marina. Por cierto, ¿Cómo está? La hecho mucho de menos.    
- ¿En serio? Por que antes te vi muy bien acompañado… En fin, ella también te hecha de menos a ti, dice que te quiere y que tengas cuidado- Hugo suspiró al oír aquello.
- ¡Está bien! Arriba tengo una habitación reservada, donde podremos charlar más tranquilos.    
Entraron en la habitación y en cuanto se cerró la puerta, Rob volvió a coger la apariencia de Marina con la que había presentado unas antes en el bar.            
- Siéntate ahí- dijo Rob señalando un sillón.     
- ¿De quién era la apariencia que tenías antes?    
- ¿Te gustaba? Es una científica de la Strux en la Tierra, que apenas sale del laboratorio.         
- Prefiero a Marina.         
- Ella te también te prefiere a ti- dijo Rob con una sonrisa.- Ahora, relájate y mírame fijamente a los ojos.       
- ¿Qué vas a hacer?         
- Hipnotizarte, para sacarte toda esa información que no recuerdas. Ahora mírame y respira hondo…                    
En cuanto habían salido del bar, el barman, que era un mautón con unos zancos biónicos gracias a los cuales, podía estar a la altura de otras razas espaciales, ya fueran humanos o bíraros, marcó un código en su microordenador.           
- He identificado al humano que me dijisteis, ha bajado solo y se ha encontrado con otro humano, no estoy seguro pero creo que era una hembra y no, no era la humana con la que subió antes.     
- Probablemente sea una espía del Cristóbal Colón, intenta averiguar su identidad- contesto la imagen tridimensional Tigre.     
Gracias a la capacidad del androide para cambiar continuamente de identidad y a las continuas precauciones que había tomado, al mautón le fue imposible cumplir con la tarea que le asignó Tigre, él cual sospechó de Hugo incluso antes de que entrara en la organización, estaba convencido de que este, aún estando al otro lado de la ley, trataría de ayudar a sus antiguos compañeros para recuperar su vida anterior como piloto de caza a bordo del Colón. Ahora, tenía que encontrar la forma de separar a Hugo del resto de la tripulación del Tortuga, para poder deshacerse de él, sin que sus nuevos compañeros sospecharan nada, tal y como había ordenado su jefe. Lo más fácil fue alejar aquella misma noche a los dos bíraros.
Cerca de una de las ciudades coloniales que había al otro lado del planeta, en unos altos picos montañosos, las autoridades mautonas habían autorizado a un pequeño grupo de biraros la construcción de un pequeño gueto, donde aquellas emplumadas criaturas, se encontrarían más a gusto y donde la tripulación de dicha especie del Tortuga, podría encontrar diversiones más acordes con los miembros de su especie. Hizo que dicha información les llegara poco después de que Hugo y Norma se retiraran a su habitación de hotel, así que los dos bíraros dejaron su reserva en el hotel así como un mensaje en la recepción del mismo para los dos humanos, para ir poco después en busca de un transporte que los llevaría cerca de aquel destino tan deseado por ellos. Después de la sesión de hipnosis, con excelentes resultados a la que Hugo fue sometido, por parte del androide, el expiloto regresó a su habitación, donde Norma seguía durmiendo profundamente, se desnudó y se acostó junto a la joven contrabandista, sumido en sus oscuros pensamientos.
Entre tanto, bajo otra de sus falsas identidades, el androide dejó primero el hotel y luego a pie, la ciudad. Corrió a gran velocidad sin cansarse un ápice asta el pequeño caza, gracias al cual había llegado clandestinamente al planeta, que abandonó de la misma forma, poniendo rumbo al Cristóbal Colón, que lo esperaba a años luz de distancia, junto con la información que portaba consigo.                                  
Ya hacía un par de horas que amaneció en el planeta colonial moutón, cuando unos golpes en la puerta despertaron a los dos humanos que dormían en la habitación del hotel. Hugo apenas tubo tiempo de ponerse los pantalones antes de abrir y dos mautones, provistos de grandes zancos biónicos, de los uniformes de las autoridades coloniales y acompañados de dos robots, provistos de grandes tentáculos, irrumpieron en la estancia a empujones.          
-¡¿Qué significa esto?!- preguntó Hugo sorprendido.   
- Tenemos órdenes de llevarnos a la hembra humana para una interrogación.            
Sin ningún miramiento, uno de lo grandes robots, fue a la cama y sacó a la soñolienta Norma, sin darle tiempo a ponerse la ropa.    
-¡Pe-pero! ¡¿De qué se me acusa?! ¡Tengo mis derechos!    
- Está en una colonia mautona. En el centro de detención se la informará de todo- dijo uno de los mautones.      
- ¡¿Y mi ropa?! ¡Al menos dejad que me vista, brutos!   
- Su compañero le llevará la ropa al centro.     
Hugo miraba la escena impotente mientras el otro robot lo sujetaba con sus fuetes tentáculo para evitar que hiciera una locura.   
- ¡Debe de ser un error! ¡Avisaré a Garn y a Zot!    
Los mautones salieron junto con los dos robots, uno de los cuales parecía haberse convertido en una especie de jaula andante en que llevaba prisionera a Norma. Hugo se apresuró a terminar de vestirse, cogió las cosas de Norma y salió tras las autoridades.                                 
 
Jotacé

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