viernes, 13 de marzo de 2015

(D.F. 39) AMARGO ADIOS


Julia, deseaba salir del refugio, regresar a la ciudad subterránea y volver a ver a su familia, el tiempo que pasaba en el refugio se le hacía eterno. Para Adrián en cambio, aquellas últimas horas en el que había sido su hogar, durante la mayor parte de su vida, que además debía enseñarle a Roma como funcionaba todo en el refugio y ayudar a los demás con los preparativos, apenas encontraba tiempo para conocer a Casandra, por la que se sentía muy atraído y mucho menos para pasarlo con su madre ya que a lo mejor era la última vez que pasaban juntos. Allí había todo lo necesario para el regreso, provisiones, armas y en una de las salidas que daba a un pequeño embarcadero subterráneo habían amarradas dos embarcaciones, una de la cuales usarían para salir de allí despistando eficazmente a los mutantes que pudieran seguir buscándolos en la superficie. Pronto lo tuvieron todo listo para la partida y llegó la terrible hora de las despedidas. Todos le habían cogido mucho cariño a la pequeña Pétalo y también a su madre, sin la cual posiblemente ya estarían muertos o seguirían en manos de los mutantes.
 ─ Quiero que sepas que siento mucho la muerte de tu hijo, que culpas a los míos de su muerte, así que te pido disculpas por todo lo que has pasado ─ le dijo Roma a Julia.
 ─ Los tuyos le tenían reservado un destino peor que la muerte y con sus heridas no se si habría llegado asta aquí. En cualquier caso al final fue él el que decidió su propia muerte. En eso no tuviste nada que ver y no tengo nada que perdonarte, más bien al contrario, gracias a ti aún tengo una oportunidad de regresar con los míos.
 Las dos mujeres se abrazaron.
 ─ ¿Estáis seguras de no querer venir con nosotros? Aún estáis a tiempo de cambiar de opinión ─ preguntó Cesar a Roma y a María que afirmaron con la cabeza rechazando así la oferta del líder de la expedición 
─ de todas maneras sabiendo de este lugar, en cuanto pueda organizaré otra expedición para ver como van las cosas por aquí.
 Primero Roma y luego María abrazaron al hombre para despedirlo, también Pétalo se echó a sus brazos, Cesar le había dado a la niña una seguridad que nunca antes sintió. Julia le agradeció a la señora María toda hospitalidad, que les habían ofrecido, gracias a ella se desahogó por la perdida de su hijo. Luego fue el turno de Casandra, se despidió de Roma, de su hija y de María.
 ─ Hazme un favor querida y cuida de mi hijo ─ le pidió la anciana a la joven mientras la abrazaba haciéndola sonrojar.
 Pero si hubo una adiós especialmente emotivo fue la de Adrián con su madre, al pobre se le formo un nudo en la garganta que apenas le permitió hablar.
 ─ Te quiero mama y… ¡Ejem…! Volveré en cuanto pueda.
 ─ No te preocupes por mi y vive tu vida, hijo, vive tu vida.
 Las cámaras que daban al embarcadero señalaban que todo estaba despajado, en el exterior llovía pero sabían que la lluvia cesaría poco antes de que salieran con la embarcación. Cerraron la puerta que daba al refugio dejando a las dos mujeres en el interior, se pusieron sus máscaras y abrieron la compuerta que daba a los pasadizos que comunicaban con el exterior y más concretamente con el embarcadero. 
Las fétidas aguas del río estaban infestadas de insectos, sobre todo mosquitos, por suerte sus trajes los protegían de tan insidiosas criaturas. Los expedicionarios, ahora dos hombres y dos mujeres, entraron en la embarcación ya cargada con las provisiones. Cuando la lluvia cesó del todo, Adrián puso el motor en marcha y salieron por fin al exterior.

 Jotacé.

3 comentarios:

  1. Roma ha sido todo un descubrimiento como personaje, igual que su hija Pétalo. Que sería inverosimil que fuera una traidora. El dialogo con Julia tiene una emoción muy lograda.
    Es significativo el nombre de Petalo, como que Roma esperaba algo especial en ese ambiente tan hostil de los mutantes.

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  2. Personajes vienen y van, ahora nos despedimos de unos, otro reaparecerá pronto.

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  3. Personajes vienen y van, ahora nos despedimos de unos, otro reaparecerá pronto.

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