Vistas de página en total
lunes, 30 de enero de 2012
(L.P. 08) SOSPECHAS
Santi, había quedado con su hermano Abel en un bar de la capital. Ninguno de los dos acudió solo a la cita; Santi, lo hacía acompañado de Elena, que estaba empeñada en descubrir quien había matado a su novio y para su sorpresa, el contacto que Abel tenía en la policía, también era una mujer, alta, morena y de aspecto atlético, que a pesar de la indumentaria, un tanto masculina, podría hacer perder la cabeza a cualquier hombre que se propusiera. Esa era la primera de las sorpresas que su hermano le iba a dar aquella tarde, Abel, al igual que el día en que visitó a Jota llevaba ropa de paisano y ni tan siquiera tenía el típico alzacuello blanco, con el que se suele identificar a los curas. Los dos hermanos se abrazaron, luego las presentaciones. La mujer policía se llamaba Paula y solía trabajar de paisano para la secreta, haciéndose pasar en más de una ocasión por prostituta. Aún así aquel era uno de los muchos casos de asesinatos que había llevado. Llevaba consigo una pequeña libreta en la que guardaba información que podía ser de interés para Elena.
-¿Así que tu marido fue atropellado en noviembre del año pasado? ¿Qué fecha exactamente?
Elena le dijo el día y el nombre del hospital donde murió Andrés.
- ¡Qué curioso!- dijo Abel al escuchar la información.- El mismo hospital donde estabas ingresado.
- Si y justo el día en el que salí del coma.
Las dos mujeres miraron sorprendidas a los hermanos, como si aquello fuera algo más que una mera coincidencia.
- Durante esas fechas, hubo toda una serie de atropellos ocurridos siempre por la noche o de madrugada. Sospechamos que todos fueron llevados por el mismo individuo. De echo, después de la muerte de Andrés, la policía vio como un coche fue abandonado en el arcén de la autopista, era un coche que no hacía mucho que había sido dado de baja y que había sido robado de una chatarrería, después de eso se acabaron los atropellos misteriosos.
- ¿Y no tenéis nada más?- preguntó Elena.
-Bueno, aquel fue el único coche que se pudo relacionar con los atropellos y el único que fue denunciado… por el propio dueño de la chatarrería.- Paula se calló un momento mientras repasaba las notas.- Que curioso.- dijo para sí.
- El qué.- Preguntaron Santi y Elena al unísono.
- No es nada relacionado con los atropellos… creo, el dueño de la chatarrería heredo el negocio de su padre, que murió accidentalmente poco antes de que empezaran los atropellos. En cualquier caso nunca se le ha podido relacionar con los atropellos
- Si es él… necesito saberlo.- dijo Elena.
Paula suspiró.
- ¿Cuando iríais a visitarlo?
- Yo por mí, ahora mismo.
En ese momento sonó el móvil de Paula.
- Disculpadme un momento.- dijo mientras se levantaba de la mesa, contestando a la llamada.
- Yo de vosotros, no me haría demasiadas ilusiones, lo más probable es que no tenga nada que ver. De todas maneras tendréis que ir con cuidado.- dijo Abel.
En ese momento entró nuevamente Paula.
- Ha ocurrido algo y he de irme. De todas maneras procurad ir con cuidado.- les dijo apuntando la dirección de la chatarrería en un papel.
- Te acompaño hasta el coche.- dijo Abel levantándose de la mesa y saliendo con Paula.
- ¿Qué es lo que ha ocurrido?- preguntó Abel mientras se dirigían hacia el coche.
- Por los visto un tipo que contrató a una prostituta de lujo, la mató y luego se suicido.
- ¡Dios Mio!
- Lo se, el mundo está lleno de pirados.
- Oye, acompañaré a mi hermano y a esa chica a la chatarrería, solo por si acaso.
- Prométeme que iréis con cuidado.- dijo Paula agarrando a Abel por los brazos.
- No te preocupes.
Abel y Elena se abrazaron y se besaron. Santi y Elena que los habían seguido con la mirada desde el bar, vieron estupefactos toda la escena.
- ¿Seguro que tu hermano es cura?
- Y de los de sotana larga.- contestó Santi.- En fin, boy a pagar esto y si te parece nos vamos.
Abel volvió al bar justo cuando Santi y Elena estaban apunto de abrir la puerta para salir.
- ¿Ya habéis pagado?
- Si, Elena quiere hacerle una visita al tipo ese cuanto antes.
- Os acompaño entonces, mientras más seamos mejor.
Fueron en el coche de Elena. Durante el trayecto, Santi sonreía para si rememorando la escena que había visto entre su hermano cura y su amante policía. Apunto estuvo de preguntarle desde cuando se conocían, pero fue Elena la primera en hablar.
- Es curioso que salieras del coma, el mismo día que murió Andrés y además, que todo ocurriera en el mismo hospital. A veces te miro y tengo la impresión de verle a él.
- ¿Tanto nos parecemos?
- No… no es cosa del físico, es más bien… en la manera de expresarte y de actuar.- dijo mientras una lagrima le recorría ya por la mejilla.
- Veo que le echas mucho de menos.- dijo Abel.- Aunque reconozco que mi hermano ha cambiado radicalmente desde que salio del coma, no creo que lo que piensas sea posible…
- ¿Y eso me lo dice un cura? – pregunto Elena con un nudo en la garganta.
- Oye, si no te encuentras bien…- dijo Santi.
- No es nada… enseguida se me pasa.
Los tres guardaron silencio hasta llegar a la chatarrería, donde fueron recibidos por Vicente.
Jotacé.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario