lunes, 11 de junio de 2012

(H.C. 01) HUGO CORTES

                                                   El caza de Hugo empezó a hundirse en aquel océano de un mundo alienígena, del que lo desconocía todo. Lo único que sabía, es que tanto si conseguía salir de aquel mundo como si quedaba atrapado para siempre, debía borrar todo tipo de rastro tecnológico, para evitar alterar la historia de sus habitantes, cuya tecnología según tenía entendido, era totalmente rudimentaria. Dado que había caído en el océano y sus posibilidades de supervivencia eran mínimas, mientras el caza se hundía, él recogió, todo lo que pudiera servirle para sobrevivir en aquel mundo hostil, se lo puso encima de su regazo, luego ultimó el protocolo de autodestrucción y le dio al botón de expulsión que lo impulsó hacia la superficie.


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A pesar de tener el apellido de un ilustre conquistador español, en los siglos que la humanidad había salido a la conquista y colonización del espacio, la familia de Hugo, había permanecido, generación, tras generación en la Tierra, sin embargo, algo debía de quedar en los genes de sus ilustre antepasado, ya que Hugo siempre había soñado con ser el primero en llegar a lugares lejanos, a otros mundos. Eran como aquellas zonas en blanco de los mapas de las que hablaba Conrad en “El corazón de las Tinieblas”. Aunque habían academias donde los civiles podían sacarse el título de pilotos espaciales, eran muy caras para una familia normal como la de Hugo, así que si quería sacarse dicho título, lo más fácil para él, era alistarse en el ejercito.
- ¡No entiendo que se te ha perdido a ti ahí afuera y mucho menos en el ejercito espacial!- dijo su padre ligeramente enojado cuando les dijo lo que había hecho.
- ¡Lo mismo que aquí… Nada! Pero quizá ahí afuera si encuentre algo que me interese más de lo que he encontrado en la Tierra. Tras dos meses de dura preparación en la Tierra, Hugo partió a la base lunar donde estuvo diez meses aprendiendo a manejar naves de distintos modelos y aunque según sus profesores, tenía unas cualidades extraordinarias, todos coincidían en que era un indisciplinado y que si finalmente se decidía a quedarse en el ejercito una vez terminados los cinco años obligatorios, le costaría mucho hacer carrera.
Durante sus idas y venidas a la Tierra, su familia terminó aceptando el hecho de que él estuviera en el ejército y a todos se les hizo un nudo en el estómago, cuando terminó aquel primer año y lo destinaron a la fragata “Cristóbal Colón”, que se encontraba a la espera de los nuevos reclutas en una de las estaciones Ultima Frontera. Antes de partir, Hugo Fue junto con algunos de sus compañeros a la ciudad Casino, que se encontraba en la cara oculta. Durante aquel año, Hugo mantuvo relaciones con Martha, una de sus compañeras, la cual había sido destina a la base de Europa en Júpiter y estaban pasando su última noche juntos. Mientras esperaban que un androide con el aspecto de una atractiva mujer, completamente desnuda, como todos los androides camareros de la ciudad Casino, les trajera las bebidas, Martha se había ausentado un momento en el cuarto de Baño. Hugo ya estaba empezando a pensar que lo había dejado plantado con las bebidas ya en la mesa, cuando la vio a mitad de camino. En su regreso, un veterano la había interceptado en el camino, ella intentó quitárselo de encima, pero aquel soldado veterano no se daba por vencido y la termino agarrando del brazo, con la intención de forzarla.
- ¿Pasa algo Martha?- dijo Hugo, plantándose delante de aquel matón.
- Piérdete Pringao, ahora está conmigo- dijo el matón girándose levemente hacia Hugo. Martha aprovecho aquel momento para darle un puñetazo, en seguida los compañeros de aquel veterano acudieron en su ayuda y lo mismo ocurrió con los compañeros de Hugo y Martha. Los androides estaban programados para servir copas, satisfacer por un poco más de dinero los deseos de los clientes y también evitar en lo posible las situaciones un tanto complicadas que pudieran surgir en el bar y fueron ellos los que sofocaron la reyerta y retuvo a los responsables hasta que apareció la policía militar. Les llevaron a los cuarteles y los mantuvieron aislados, aquella mañana, ni siquiera tubo tiempo de despedirse de su compañera antes de embarcar en la lanzadera que le llevaba a la estación Ultima Frontera, para su sorpresa en la lanzadera también viajaba aquel veterano con el que se las había visto la noche anterior y que se convertiría en su rival durante su estancia en el Cristóbal Colón y que respondía al nombre de Cesar.


                                                            
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Con la explosión del caza, Hugo salió despedido unos metros por encima del agua, para ver salir las burbujas de agua, justo en el sitio donde poco antes se estaba hundiendo con su caza. La bolsa de supervivencia, flotaba metro y medio cerca de donde había caído él, pero su traje de supervivencia no estaba preparado para el mar y nuevamente empezó a hundirse con su peso. Se quitó el casco, y el agua que empezó a entrarle, lo hundió todavía con más rapidez, trago aire y se dispuso a terminar de quitarse el pesado traje espacial, pero por más prisa que se diera, la superficie estaba quedando cada vez más lejos. El esfuerzo lo estaba dejando agotado, aquel mar era casi de agua dulce, ya que la cantidad de salinidad era muy inferior a la de los mares terrestres. ¿Y si conseguía llegar a la superficie, como iba a sobrevivir allí en medio? Sabía que todo lo que intentara sería inútil, así que se dio por vencido y se dejó hundir. Antes de perder el conocimiento, creyó ver a Miranda, con su rostro de color de ébano y sus enormes ojos castaños, enfundada en un traje de oficial del ejército acudiendo en su ayuda, su último pensamiento fue para ella.


Jotacé

1 comentario:

  1. ¿Alguien me sabría decir por que el blog, no siempre me respeta los puntos aparte y me los coloca como le da la gana? He llegado a poner asta dos o tres espacios de separación y luego NADA.

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