lunes, 18 de junio de 2012

(L.P. 13) NOCHES AGITADAS


A Jota, le sorprendía la cantidad de contactos que tenía Diana. Primero habían preparado toda aquella movida en el cementerio y ahora, apenas veinticuatro horas más tarde, ahí estaban nuevamente, colándose en la sección de psiquiatría del hospital donde estaba ingresada Alicia. Al parecer, cuando la chica volvió en si, después de que Daniel estuviera apunto de matarla, ella se empeño en morder a todo el que se le ponía por delante, tanto a las enfermeras, como a sus padres y la habían tenido que atar a la cama. El padre de Alicia tuvo que llevarse a su mujer con un ataque de nervios, así que aparte de las enfermeras del turno de noche, nadie más se pasaría por la habitación de Alicia. Después de tantas horas tumbada y atada, Alicia estaba despierta y con los ojos abiertos como platos, se giró hacia la puerta cuando vio por el rabillo del ojo que se habría dejando entrar a Diana y a Jota.
- ¿Qué hacéis vosotros aquí? - Venimos a decirte que gracias a ti, hemos tenido que darle “Paz” a Daniel – dijo Diana.
- ¿Paz? ¿Qué queréis decir? Jota se acercó a la chica con el móvil en la mano y después de teclear unas cuantas teclas, le enseñó las fotos de la pantalla. Todo un grupo de gente con el rostro oculto, practicaban lo que parecía un exorcismo en el cuerpo de Daniel, clavándole una estaca, cortándole la cabeza y finalmente quemando el ataúd. Alicia se agitó e intentó levantarse con muy malas pulgas. - Era la única manera de evitar que tú te convirtieras en uno de ellos.
- ¡¡¡Mentís!!! ¡¡¡Yo ya soy uno de ellos y me vengaré!!!
- ¿Recuerdas como mantuvimos a Daniel en su tumba?- dijo Diana sacando un diente de ajo de su bolsillo.
- Sujétala bien
- ¡¡¡No te atrevas a acercarme eso!!! Jota hizo lo propio, mientras Diana le ponía el diente de ajo en la frente.
- ¿Ves? No pasa nada, estás completamente viva. Ahora olvídate de los vampiros y sigue con tú vida. Unas enfermeras entraron en la habitación alertadas con los gritos de Alicia.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? ¡No son horas de visitas!
- Si, ya nos vamos.- dijo Jota Jota y Diana se marcharon, dejando a Alicia gritándoles, furiosa.



Veinticuatro horas antes, Jota y Diana se despedían de Mónica y de su hermana Elena, que salía del piso más confusa que antes, casi convencida de que su difunto novio Andrés se había reencarnado en Santi. Nada más cerrar la puerta de entrada, alguien golpeo en el cristal de la puerta del balcón, donde el difunto Daniel, esperaba, con el rostro rojo como un tomate.
- ¿Qué ha pasado?- dijo Diana saliendo al balcón, seguida de Jota.
- Es Alicia, vino al cementerio y quitó la planta de ajo.
- ¡Joder! ¡¿Está muerta?!- dijo Jota.
- No, el enano llegó a tiempo para evitarlo. Ahora, ella está en el hospital. Pero temo que vuelva a llamarme.
- Entonces, tendremos que ser más convincentes, es un poco tarde pero… dejadme hacer unas llamadas. Entre dos y tres horas, una furgoneta negra paró junto al portal de Jota, dentro habían dos expertos maquilladores y un especialista en efectos visuales, todos ellos, al igual que la propia Diana, estaban al corriente de la existencia de vampiros y llevaban consigo un ordenador, una cámara digital, estacas y todo lo necesario, para la puesta en escena que querían preparar, el propio Jota llevaba en el bolsillo un pent draif, con fotos en las que salía Daniel antes de morir. Daniel, aguardaba su llegada en el interior de su nicho. Los actores, entre los que estaban Diana y Jota, abrieron el nicho, sacaron el ataúd, mientras el experto en audio visuales lo grababa todo con su cámara digital, eso si, evitando que se les reconociera en la oscuridad. Abrieron la caja y fingieron clavarle una estaca de madera a su inquilino, llenándolo todo de sangre de cerdo, deliciosa para un cerdo convertido en vampiro, cosa que no era el caso. Desde un lugar en las sombras, el vampiro enano, observaba toda la escena. Finalmente le prendieron fuego al ataúd y tuvieron que salir corriendo antes de que apareciera el guardián y llamara a la policía.
- Mañana por la tarde, tendrás preparado el material- dijo el experto en efectos audiovisuales. Jota y Diana salieron de la furgoneta, cuando llegaron nuevamente al portal de su edificio, a unos metros aguardaban los dos vampiros, escondidos en las sombras, casi invisibles. - Nosotros tenemos que buscar otro lugar antes de que anochezca. Esta vez he de irme por una buena temporada, mientras más lejos mejor… hasta que deje de estar conectado a Alicia y se olvide de mi. Seguramente no nos volveremos a ver.
- Cuídate, amigo.
- Los vampiros, no podemos sentir afecto por nadie y eso nos impide tener amigos...
- Quizá, pero vosotros sois vampiros libres y vuestra existencia siempre será más larga si tenéis aliados. Daniel que hacía muy poco tiempo que era vampiro, todavía sabía fingir una sonrisa, aunque solo fuera por el que había sido su amigo cuando estaba vivo y su aliado en la muerte, inmediatamente después se desvaneció al igual que su compañero enano, en una espesa niebla que empezó a ascender en el aire hasta desaparecer.
Pronto empezaría a clarear en el horizonte. La desventaja de vivir en un segundo piso, es que en el silencio de la noche, cualquier ruido fuera de lo corriente te podía sacar del sueño y eso mismo le había pasado a Mónica, que después de oír el ruido del motor de la furgoneta, se levantó un momento para ir al lavabo y ya volvía a la cama, cuando le pareció reconocer las voces de Diana y Jota, lo cual le hizo asomarse a la ventana para observar toda la escena. Curiosamente sintió una ligera punzada de celos, cuando los vio entrar en el edificio.

Jotacé

2 comentarios:

  1. Menuda historia! Me encantan los personajes.
    Un saludo, Juank!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Susi. En la página "Las aventuras de Jota" tienes más historias de estos personajes.

    ResponderEliminar