lunes, 6 de enero de 2014

(H.C. 38) OTRA VEZ HUYENDO

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Aquella noche, Norma estaba más cariñosa de lo habitual, como si aquella fuera a ser la última vez que hicieran el amor. Una vez terminaron el acto sexual, abrazados el uno al otro, ella le sorprendió con una inesperada pregunta.
 - ¿Hugo, eres un traidor?
 - ¿Qué? Bu-bueno… supongo que en cierto modo si, lo soy. Ya que me he pasado al bando contrario, al que estaba antes.
 - Ya, pero tu situación fue un poco forzada, si no te hubieran acusado de traición por algo que no hiciste probablemente seguirías con ellos, ¿No es así?
 - Supongo.
 - ¿Si tuvieras la oportunidad de regresar al Cristóbal Colón y recuperar tu antiguo puesto lo harías?
 - ¿Y dejarte a ti? ¿Estás de broma?- dijo Hugo apretándola contra su pecho, sonriendo irónicamente.
 - ¿Y si yo no estuviera…?
 - ¿Pero bueno, a que viene tanta pregunta? ¿Es por la reunión con Dios? 
 - Si y no…- dijo ella suspirando pensativa- en fin olvídalo y abrázame fuerte. 
 Hugo empezó a sospechar que tras aquella conversación había algo más, algo que podía probablemente costarle incluso la vida y que debía actuar cuanto antes. Como hizo la vez que se encontró con Robert en la colonia Moutona, esperó a que norma se durmiera, se vistió y cogió tan solo lo imprescindible, pero poco después de salir de la habitación, se encontró con un viejo conocido. 
 - ¡Hugo Cortes! ¿O debo decir Carlos Lago?- dijo tigre, acercándose a él a grandes zancadas. Hugo se giró hacia su interlocutor, aquel gigantesco y amenazador mercenario al que siempre era mejor evitar y más dadas las circunstancias.
 - ¡Llámame como te plazca!- contestó Hugo secamente, se giró e intentó seguir su camino.
 - ¿Puedo preguntarte a donde vas con tanta prisa?- dijo el hombre que con un par de zancadas se puso a su altura.
 - No veo a que viene tanto interés. - Ja, ja, ja, ja… Si como imagino vas al bar, tal vez podamos beber juntos y enterrar el hacha de guerra… al menos por unas horas, no me gusta beber solo- contestó el gigante de ébano poniéndole una mano sobre el hombro. 
 Hugo lo miró serio y con desconfianza. 
 - Aquí hay mucha gente con la que podrías compartir esa copa, no veo por que tendrías que hacerlo conmigo, ni siquiera te caigo bien.
 - Ya te he dicho que quiero hacer las paces, pero parece que quieras evitarme a toda costa.
 - Supongo que no hay nada malo por una copa entre… compañeros.
 Hugo sonrió a su interlocutor, pero sin bajar la guardia, sabía que le sería imposible quitarse de encima a Tigre y en cierto modo eso confirmaba sus peores sospechas, aquel encuentro era algo más que una simple casualidad. La cantina a aquellas horas estaba completamente vacía, excepto por algunos androides camareros y de limpieza. Los dos hombres se dirigieron a la barra, sin embargo Hugo paró en seco a mitad de camino
 - Voy un momento al lavabo- dijo Hugo.
 - Te acompaño, es bueno vaciar la vejiga antes de remojar el gaznate. 
 Tigre cedió el paso a Hugo, este fue directo a uno de los retrete y esperó a que su acompañante que entró en el de al lado, saliera antes que él, luego se subió de un salto a la espalda de su contrincante, rodeando su cuello con el brazo y apretó todo lo fuerte que pudo. Tigre intentó zafarse de Hugo golpeándolo contra la pared y Hugo apunto estuvo de ceder ante la formidable fuerza de su contrincante, pero finalmente Tigre calló al suelo sin sentido. Hugo lo desarmó, guardándose para si las armas de su contrincante, lo agarró de las axilas y lo metió como pudo en uno de los pequeños compartimentos, sentándolo en el retrete. Por suerte entre las cosas que llevaba en el pequeño petate, había cinta aislante, con la que ató y amordazó a Tigre, aunque sabía que con su fuerza, tardaría más bien poco en soltarse sus ataduras. Debía darse prisa antes de que alguien, ya fuera Tigre o la despechada Norma dieran la alarma.
 En el hangar, algunos robots estaban terminando de cargar una de las naves, que estaba apunto de partir. Sin que nadie lo viera, vació el contenido de una de las cajas y se metió dentro. La espera asta que la nave salió disparada al espacio se le hizo eterna. 
Una vez en el espacio, sabía que en cuanto descubriesen su fuga, sospecharían de aquella nave, llamarían a su tripulación para registrarla y hacerla regresar al planeta. Salió de su escondite y consciente de que necesitaría algo de ayuda para hacerse con el control de la situación, pudo reprogramar sin demasiado esfuerzo al robot de carga que había en el almacén. Luego, armado con la pistola y el gran cuchillo que le robó a Tigre y siempre acompañado por su nuevo compañero, salieron del almacén de carga. 
Aunque por fuera, la nave era tan grande como las otras que había en el hangar, las dimensiones del interior eran demasiado pequeñas para su gusto, adecuada para una tripulación moutona. Pasaron por la sección de las cápsulas, a continuación estaba la pequeña sala cocina-comedor, en la que encontró a dos de los pequeños tripulantes a los que con ayuda del robot pudo neutralizar sin demasiados problemas. A continuación estaban los baños, los camarotes y finalmente la sala de control, a la que estaba llegando cuando notó como la nave giraba bruscamente cambiando de dirección. Era evidente que o Tigre o Norma habían dado ya la alerta y se había dado orden a todas las naves que acababan de salir, de regresar inmediatamente a la base.
 - Yo de vosotros, volvería a retomar el rumbo que teníais hace un momento- dijo Hugo amenazando a los dos pequeños moutones con su arma. 
 - ¿Y si nos negamos? ¿Te arriesgarás a que volemos todos por los aires liándote a tiros con tu pistola?- dijo uno de los moutones que parecía una hembra.
 - Veréis amigos, mis opciones son, morir en el planeta cuando me capturen o arriesgarme a hacerlo aquí si vosotros no obedecéis… Las vuestras son, morir haciéndoos los héroes y todos sabemos que esta no es una profesión demasiado heroica que digamos, o meteros en una cápsula de salvamento y esperar a que os rescaten, nadie os echará nada en cara- los dos mautones empezaron a discutir en su idioma- ¡Vamos chicos no me sobra el tiempo y ninguno quiere que esto salga mal!
 - Está bien, tú ganas- dijo la moutona que parecía la jefea a regañadientes. 
 Con la ayuda del robot de carga, Hugo obligó a los cuatro pequeños miembros de la tripulación a subir a una de las cápsulas de salvamento. Cambió nuevamente el rumbo de la nave y saltó al hiperespacio justo cuando dos cazas aparecieron en la pantalla. Tubo que salir en dos ocasiones del hiperespacio y cambiar nuevamente el rumbo, para despistar a sus perseguidores, tenía provisiones para mucho tiempo. Varios días más tarde, comprobó para su sorpresa que con el combustible que le quedaba, el único lugar al que podía llegar era al planeta Oceana, al que por otro lado ardía en deseos de regresar.


 Jotacé.

4 comentarios:

  1. Muy valiente y muy habil para enfrentar peligros.

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  2. Gracias Demiurgo, aunque me sorprende que no pierdas un poco con esta historia en la que si te fijas los episodios pares cuentan una historia espacial y los impares la historia del mismo personaje cuando naufraga en un planeta. Cuando la termine tendré que darle un repaso exaustivo y reescribirla completamente, si quiero tener la posibilidad de verla publicada algún día.

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    1. Para ser sincero, me vendría bien un resumen para conocer el contexto, la historia general.

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  3. La historia arranca en un capítulo 0, en el que una nave militar llamada "Cristóbal Colón" es víctima de una emboscada, por parte de unos piratas y contrabandistas, de la tripulación de dicha nave solo sobreviven 4 de sus tripulantes, Hugo Cortes que es un piloto de caza y el protagonista de la historia, Hansel Snyder, comandante de cazas y traidor, la capitana del Colón Yumi Otomo y un androide con forma humana capaz de transformarse en cualquier ser humano hombre o mujer, de cualquier raza y de entre 1' 60 y 1' 90 metros de altura, que recibirá el nombre Rob. A partir de aquí la historia se divide en dos partes, una espacial, que cuenta los acontecimientos que llevarán a los protagonistas a esta emboscada y en la que Hugo se verá obligado incluso a introducirse dentro de esta organización criminal. Y otra parte en la que los supervivientes del Cortes tendrán que unirse a los nativos del planeta para echar a los piratas que los tienen sometidos haciéndose pasar por dioses y ya de paso robarles a dichos piratas una nave con la que poder regresar a un mundo civilizado.

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