lunes, 1 de septiembre de 2014

(D.F. 11) LOS EXPEDICIONARIOS


Había dos cosas que aquella sociedad valoraba por encima de cualquier otra, la vida humana y la libertad individual sin la cual la primera carecía de sentido. Aún así esas dos cosas aparentemente tan simples solían chocar con más frecuencia de la debida y aquella era una de esas ocasiones. Julia llevó a uno de los centros de reunión a Arturo para que este hablara del compañero que había dejado en el refugio y de la necesidad de organizar una expedición de rescate a la superficie, lo cual implicaba poner en riesgo valiosas vidas humanas para rescatar a una sola, los allí presentes sopesaron los pros y los contras, les aconsejaron que lo organizaran todo para la expedición, empezando por encontrar a voluntarios dispuestos a arriesgar su vida, buscaran la forma más segura de ir y volver de la expedición, armas para enfrentarse a los peligros que sabían acechaban en la superficie y provisiones suficientes por si surgía algún imprevisto, cuando lo tuvieran todo listo, volverían al centro de reunión de la ciudad y para conseguir el visto bueno definitivo.
 - Normalmente, este tipo de expediciones se organizan para buscar cosas que puedan resultar útiles en la ciudad subterránea, catalogar a las nuevas especies surgidas después del gran cataclismo y buscar a posibles supervivientes como tú- le explicó Julia- por eso dudo mucho que pongan pegas para la expedición a menos que con ello pusiéramos en peligro a toda la ciudad.
 Lo primero fue buscar a los voluntarios, tanto Julia como Damian, su pareja estaban dispuestos a acompañarlo, sin embargo ambos sabían que uno de ellos tendría que quedarse con los niños, como Arturo cogió más confianza con Julia ella decidió ser la que lo acompañara, a Damián le desagradaba esa idea, pero era imposible negarse ante la cabezonería de la madre de sus hijos. El segundo en apuntarse a la expedición fue Pablo, ávido de aventuras y de ver el mundo del exterior; ahora era Julia la que estaba en desacuerdo, sin embargo, Damian intercedió por el chico.
 - ¡Pero es necesario que él se quede para ayudarte con los niños!- argumentó Julia.
 - Paz estará encantada de echar una mano, ella se lleva muy bien con ellos.
 Era cierto, la chica se llevaba bien con los hermanos pequeños de su novio, pero tampoco le hacía demasiada gracia que participara en aquella peligrosa expedición, a la cual le faltaban todavía como mínimo otros dos voluntarios para que todo saliera adelante y pronto aparecieron. Cesar Quintana, un viejo combatiente y aventurero, experto en armas y en todo tipo de lucha, un auténtico superviviente, antes del cataclismo se recorrió medio mundo, escaló los picos más altos, atravesó desiertos, jungla y océanos. Desde que el mundo se volvió loco participó en numerosas expediciones a la superficie entre ellas, aquella en la que encontraron a Arturo, a Cesar lo acompañaba, Casandra, una intrépida mujer a la que Cesar salvo del cataclismo cuando ella apenas era una niña, desde entonces estuvo siempre con él, incluso en sus expediciones a la superficie, siempre dispuesta a superar todas las pruebas a las que su mentor la sometía y experta conocedora de la nueva vida surgida tras el cataclismo. Ellos eran los compañeros ideales para aquella aventura que estaban preparando y tal vez la mejor garantía para poder regresar sanos y salvos.

 Jotacé.

3 comentarios:

  1. Se viene algo de peligro y aventura, en esta historia tan interesante. Me agrada Julia.

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  2. Has tomado el pulso exacto a la historia manteniendo el vilo.
    Saludos.

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  3. Gracias por vuestros comentarios, ya estoy preparando las nuevas entradas, espero estar a la altura de las expectativas.

    Un saludo.

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