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jueves, 8 de septiembre de 2011
COMO ESTÁ EL PATIO.
Aquella semana, había sido un tanto extraña, tal vez eran los efectos de aquella crisis, que duraba ya demasiado tiempo, para empezar a su chica que había ido a comer a la casa de una amiga, la cual vive en una urbanización, aparentemente muy segura, le robaron la bolsa donde llevaba media vida consigo. El portátil, con todos los trabajos de la universidad, la documentación, medicamentos y algún que otro móvil. Apenas habían dejado el coche solo, un par de horas, pero al volver, la ventanilla estaba rota. Como quien dice le habían robado media vida.
El viernes por la mañana, antes de que amaneciera, él que había dejado de ir al trabajo en coche, para ahorrar algo de dinero, al pasar andando por la estación de tren, un chico joven que en ese momento salía y que probablemente ni siquiera se había acostado todavía, le pregunto si le dejaba un euro para tomarse un café.
- ¡¿Qué te “deje”?!- Preguntó.- Para empezar, no tengo un euro para tomarme yo un café y menos para “dejártelo” a ti.- Dijo haciendo el símbolo de las comillas.- Pero suponiendo que lo tuviera y te lo “dejara” ¿Cuándo pensabas devolvérmelo si no te conozco de nada? Claro que quien se va a preocupar un simple euro ¿verdad?
- Mira tío, si no me lo quieres dejar no me lo dejes, pero deja de darme la brasa.- Contestó el chico dando media vuelta para buscar a otra “alma caritativa”.
Pero el colmo, fue aquella misma noche, cuando después de tomarse una cerveza con un amigo, al regresar este a su casa, nuestro protagonista lo acompañó un trecho del camina y parados ya y despidiéndose asta otro momento, vio como su amigo se ponía a la defensiva.
-¿Qué quieres?- Le preguntó a un chico joven que se acercaba por la espalda.
El chico estaba visiblemente ido, tal vez por el alcohol o por alguna otra sustancia.
- ¿Quieres pasar? – Preguntó el haciéndose a un lado.
- No.
- Entonces.- Preguntó el amigo.
- Quiero ir con vosotros.- Contesto el chico
- ¿Con nosotros? Nosotros no vamos a ninguna parte, nos estamos despidiendo.
El chico, desilusionado, dio media vuelta y se fue, con su borrachera y sus pantalones caídos.
- Joder tío, como está el patio.- Le dijo a su amigo antes de despedirse.
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Es cierto que el patio está muy mal, la gente anda perdida, extraviada, supongo que es consecuencia de tenerlo todo para, al final, no tener nada, nada de lo que realmente importa, al menos.
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