Un mantenido, en eso se había convertido Salvador. Sin pasado, sin experiencia, sin estudios conocidos, dependían solo del sueldo que le pagaban a Laura por periodista.
La crisis que dominaba en todo el mundo a causa de los despropósitos de unos pocos no ayudaban a mejorar las cosas.
Un día, después de que en una de las pocas empresas que permanecía abiertas, se hubieran reído de él a causa de su inexistente curriculum, empezó a deambular sin rumbo y cabizbajo por la calle, hasta que sus pasos le llevaron a lo que en tiempos atrás había sido una de las guaridas del doctor Perverso. Inconscientemente, dio la contraseña para que se abriera la puerta secreta y una vez dentro, al mirarse en un espejo y ver su rostro dividido en dos, lo recordó todo… ahora Salvador poseía la experiencia, no de uno, ni de dos, si no de tres hombres…
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