lunes, 20 de agosto de 2012

(L.P. 16) LA FUGA DEL HOSPITAL

Tras la visita nocturna de Jota y Diana en el hospital, aquel sábado por la noche, las enfermeras habían tenido que darle un tranquilizante a Alicia, que le hizo dormir profundamente hasta la mañana siguiente, fue un sueño reparador que le hizo coger fuerzas, al día siguiente, durante algunas horas, fingió seguir dormida. Durante ese tiempo, recibió la visita de enfermeras y de algún médico. Por lo que pudo oír, su comportamiento se debía a un estado de locura transitoria producida por el shock. 
Cuando por fin llegaron sus recelosos padres, ella fingió despertar, aturdida y amnésica. Que eran otros síntomas de los que había oído hablar al médico, aquella mañana como posibles ocasionados por el trauma. 
 - ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy atada a la cama? Sus padres la miraron desconcertados, fue su madre, la que por fin se acercó para acariciarle el pelo con su mano vendada. 
 - Tranquila cariño, ya ha pasado todo. - ¿El qué es lo que ha pasado? ¿He hecho algo malo?– dijo dejando escapar algunas lágrimas.
- ¿Por qué no consigo acordarme de nada? 
- No hija, no has hecho nada malo, era para que… no te cayeras de la cama, ahora irá tú padre a avisar a la enfermera. 
El padre de Alicia la miró con cierta desconfianza, madre e hija le miraron con lágrimas en los ojos y el hombre tuvo que salir al pasillo a avisar a la enfermera, cuando llegaron, la madre ya le había soltado la correa y Alicia se acariciaba el rostro con la mano de su madre. 
- ¿Podéis correr la cortina, por favor? Me molesta un poco la luz del sol. 
Aunque realmente molesta, la luz del sol no le quemaba la piel, como ocurría en muchas películas de vampiros, claro que en la propia novela de Drácula, este era capaz de salir por el día sin morir abrasado. Aquél fue un domingo tranquilo, sus padres estuvieron con ella, que parecía estar recuperando la cordura poco a poco y se comportaba como una chica normal. En la sección de sucesos del telediario, hablaron de vandalismo en un cementerio cercano, eso le hizo hervir la sangre y le hizo saltar algunas lágrimas, pero sabía que si quería salir de allí tendría que disimular todo lo posible. Poco a poco empezó a comer y beber. Esa noche la dejaron sin correas, ella fingió tomarse la medicación y dormir, esperó casi asta el amanecer y luego durante el primer cambio de turno, se arrancó la sonda, se vistió y salió sin que nadie se diera cuenta. Cogió el primer autobús de la mañana y cambiando continuamente de medios de transporte hasta llegar a su casa. Sus padres habían tenido que salir corriendo hacia el hospital, alertados por el personal de su fuga, querían saber lo que había pasado con su hija. Ella, sola en la casa, se cambió de ropa y comió algo lo más rápido que pudo, para evitar ser sorprendida por alguien. Cogió un pequeño bolso de su armario y entre otras cosas, metió en él, dinero, alguna cosa más de comer y beber y sobre todo un enorme cuchillo de cocina. 
Si quería sorprender a los que habían matado a su amante vampiro, tendría que actuar rápido, mientras la creyeran todavía ingresada en el hospital. Luego salió de su casa, en dirección a la boca del metro y otra vez los ferrocarriles. Sabía muy bien donde encontrar a sus enemigos, en el mismo apartamento que años atrás había pertenecido a Daniel, antes de su transformación. 
Cuando llegó a aquella ciudad dormitorio, ya era medio día y todavía débil, tuvo que parar a reponer fuerzas en un bar. La televisión, entre noticias sobre la crisis y los últimos resultados del futbol, encontraron un pequeño hueco para hablar de lo ocurrido días atrás en el cementerio. Alicia, temió que en algún momento dado saliera su foto en la pequeña pantalla, pero había pasado muy poco tiempo desde su fuga. Al salir del bar encontró un parque donde tumbarse, en el césped, a la sombra de un enorme pino, donde se quedó nuevamente dormida, agarrada fuertemente a su bolso. Al atardecer, a pesar de la sequedad de la boca, se encontraba fresca como una rosa, comió y bebió de lo que llevaba encima. Le preguntando a la gente que encontró, por la dirección que estaba buscando, la tarde ya estaba dando paso al anochecer, así le fue más fácil encontrar un escondite entre las sombras, donde permaneció agazapada. Al otro lado de la calle, vio salir a un tipo de un destartalado coche que llevaba ya un rato aparcado, le chocó un poco, ya que el coche llevaba allí ya un par de horas, pero no le dio importancia y ni siquiera se percató, cuando el hombre regreso al coche al cabo de unos minutos, estaba demasiado metida en sus pensamientos de venganza. A lo lejos al otro lado de la callé vio acercarse a una chica, pasó junto al coche del desconocido y luego cruzó la calle, cuando aquella chica pasó junto a ella, la reconoció, era la otra chica, que la había visitado varias semanas atrás, junto con Jota y Diana, la que decía haber recibido también la visita de Daniel en su casa antes que ella, una rival, una enemiga. Sin pensárselo dos veces, sacó el cuchillo que tenía en el bolso y se abalanzó sobre ella clavándoselo por la espalda, la chica cayó al suelo dejando un charco de sangre. Algunos testigos que presenciaron la agresión salieron corriendo aterrorizados, otros en cambió fueron en su dirección para evitar que le hiciera más daño a su víctima y probablemente la abrían atrapado, pero en ese momento aquel coche destartalado que había visto aparcado al otro lado de la calle, se puso entre ella y sus perseguidores. 
- ¡Sube!- dijo el conductor abriendo la puerta del acompañante. 
Alicia dudó un momento, pero viéndose casi atrapada, le faltó tiempo para pensar en quién era aquel tipo desconocido, que había salido a socorrer a una asesina. El coche salió disparado, a nadie se le ocurrió mirar la matrícula y mucho menos apuntarla, conmocionados como estaban por lo ocurrido. 
Tanto la ambulancia como la policía ya estaban en camino.

 Jotacé.

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