lunes, 28 de febrero de 2011

(R.F.18) ME PARECIO VER UN MUERTO


El trayecto hasta el hospital, que estaba en la capital, fue incómodamente silencioso. Dadas las circunstancias, Jota prefería estar callado a meter la pata, en cuanto a Mónica, apenas hizo algún que otro comentario para darle indicaciones del camino a Jota, que nunca había estado en aquel hospital.
Cuando llegaron, la familia del accidentado ya estaban allí y entre ellos, Elena, la hermana de Mónica a la que Jota había visto tan solo una vez, aunque ambos lo habían olvidado.
- Este es Jota, mi vecino. Él me ha traído hasta aquí.
- Hola.- Dijo Jota tímidamente.
- Hola.- Contestaron los presentes.
Luego Mónica se volcó con su hermana, olvidándose de él, que un tanto incomodo, se hizo a un lado.
- Vo… voy un momento al lavabo. Nadie pareció percatarse de lo que había dicho. Al salir del cuarto de baño, tuvo la impresión de que alguien le llamaba, se giró, al fondo de un pasillo vio un rostro conocido, la cara de alguien que hasta ese momento creía que no vería más. Fue hasta la figura fantasmagórica, que desapareció al acercarse, para reaparecer en otro lugar, luego le indicó las escaleras, subió barias plantas hasta que vio como una puerta se abría. Aquella era que la planta de cuidados intensivos. Durante todo el camino, nadie pareció darse cuenta de su presencia, era extraño él único que lo veía era un fantasma y este lo condujo hasta una habitación, dentro vio que había una persona en coma y el espectro había desaparecido, se acerco al enfermo lleno con sus cables y sus botellas de suero. Era su amigo Santi, del que hacía tiempo, no sabía nada.
- ¡¿Qué hace usted aquí?! – Preguntó a su espalda una enfermera.
- Él… es amigo mío.
- Me parece muy bien, pero la hora de visitas ya hace rato que ha pasado. Al regresar nuevamente a urgencias, vio que Mónica había desaparecido, sin embargo al otro lado de la ventana, en la calle, volvió a ver al espectro y salió afuera. - Hola Jota. Hace mucho tiempo.- Dijo el espectro con rostro serio.
- Si… y nunca pensé que volvería a verte Dani.
- Dani murió hace un par de años ¿Recuerdas? – Respondió el espectro.
- ¿Entonces, como debo llamarte?
- Solo los auténticos vampiros pueden permitirse tener nombre.
- Está bien, ¿Qué haces aquí?
- Este es uno de los pocos sitios donde podemos entrar sin invitación previa, aparte claro del lugar que nos vio nacer como no muertos. Aquí es fácil encontrar sangre. Por cierto te dije que vigilaras a Santiago. Si su espíritu muere antes que él, podría convertirse en uno de los poderosos, como le paso a la abuela de Dani.
- No sabía que estaba aquí… Creo que los hospitales no son los únicos sitios que has frecuentado. - Me viste saliendo del edificio donde vivías con Dani. - Si, no estaba seguro de que fueras tú, pero últimamente he vuelto a oír rumores sobre presencias extrañas. Te agradecería que dejaras tranquila a mi nueva vecina, no es tu tipo.
- Está viva, todos los vivos son mi tipo, incluso tú eres mi tipo…
- ¡Eh, ni se te ocurra!- Dijo Jota haciéndole la señal de la cruz con los dedos. - Si quisiera, hacer eso no te serviría, para que los símbolos tengan poder, uno tiene que creer en ellos. Pero no te preocupes, a ti no te he visitado, y esta noche ya me he alimentado.- Dijo sin ni siquiera sonreír. Entretanto Mónica regresó a su sitio, después de haber estado buscando a Jota, al cual le sabía mal haberlo dejado abandonado tanto tiempo. Al mirar hacia la calle, lo vio hablando con aquella figura espectral, cuyo rostro, rojo, estaba encendido como una bombilla y no parecía proyectar sombra alguna en el suelo. Un escalofrío le recorrió la espalda, como si estuviera reviviendo una extraña pesadilla. Cuando Jota volvió a entrar, la figura desapareció, como si nunca hubiera estado allí. Ella se levantó y fue hacia Jota.
- Te he estado buscando, para invitarte a un café.
- Estaba afuera, tomando un poco el fresco.
- Ya te he visto. ¿Con quien estabas hablando?
Jota se quedó en silencio un momento, palideciendo.
- Pues… ese era… Un antiguo compañero de piso
- Me dijiste que tu antiguo compañero de piso, murió hace un par de años.
Jota se quedó un momento pensativo sin saber muy bien que responder. Elena se acercó a ellos y le toco en el hombro a Mónica, tenía los ojos llorosos y sin que se lo dijera ya sabía lo que le iba a comunicar. Las dos hermanas se abrazaron antes de reunirse con el resto de la familia. Elena se derrumbó y lloraba desconsoladamente mientras se abrazaba a los padres de su pareja. Unos minutos antes, dos corazones se paraban al mismo tiempo, uno estaba en urgencias y los médicos hacían todo lo posible para devolverlo a la vida, el otro estaba en una habitación de cuidados intensivos y nadie se dio cuenta, pero cuando su corazón volvió a latir, lo hizo con tanta fuerza, que Santi salió del coma de golpe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario