sábado, 2 de abril de 2011

(R.F.20) CAUTIVA


Eva llevaba la misma ropa que Mónica e incluso se había puesto una peluca, para parecerse aún más, una de las pocas cosas que las diferenciaban eran los guantes, más finos y que permitían trabajar mucho mejor que los que Mónica solía llevar en el bolso. Ninguno de los vecinos del edificio con los que se cruzó ni tan siquiera la vecina pesada que estaba siempre atenta a las entradas y salidas de los demás vio la diferencia. Eva entró en el piso, se cambió los guantes que llevaba por otros de látex y empezó a familiarizarse con todas las cosas que había en el interior. Después de revisar todos los objetos punzantes, descartó los cuchillos que había en la cocina optando mejor por unas punzantes tijeras, que resultaban más convincentes y por lo tanto menos sospechosas. Como si de su propia casa se tratara, miró lo que había en la nevera, se preparó algo ligero de comer, encendió el televisor y esperó. Mónica despertó atada y amordazada a una cama, tenía la piel de gallina por el frío, ya que le habían quitado la ropa, dejándola solo con la ropa interior. El cuarto donde se encontraba, estaba oscuro y carecía de ventanas, lo cual provocó que se deslumbrara cuando alguien encendió la luz y tuvo que parpadear en varias ocasiones hasta acostumbrarse y ver el rostro de sus captores, a dos de los cuales los conocía de sobras, uno era Iván el ruso y el otro, por supuesto era Luis.
- Traed una estufa, por favor, está temblando de frío.- Dijo Luis
Una vez colocada una pequeña estufa eléctrica que echaba aire caliente por toda la habitación, Luis pidió que los dejaran solos un momento.
- Hola Mónica. Estas aquí por haberme traicionado con tu vecino. Los dos deberíais morir por ello, pero solo lo quitaremos de en medio a él. En cuanto a ti. Bueno, yo tenía planeado divorciarme de mi mujer para pasar mi vida contigo. Ahora ya sabes a que me dedico realmente. Todavía estás a tiempo, te prometo que no te faltará de nada.
Luís le quitó la mordaza para que Mónica pudiera contestar y un escupitajo salio disparado al rostro de Luis.
- ¡Antes muerta, que compartir un minuto más contigo! ¡¿Donde está mi ropa, cerdo?! - Tu ropa la tiene una asesina que se esta haciendo pasar por ti para matar a Jota. Para que eso pase, necesitamos tu ayuda. Llamarás a tú querido vecino y le dirás que se reúna contigo en tu piso, si no colaboras, tu vecino no será el único que muera, ya que luego se presentará en la casa de tus padres, donde se que también está tu hermana.
- Si accedo a casarme contigo… ¿Los dejarás a todos tranquilos… Incluyendo a Jota? - Jota tiene que morir, con tú ayuda o sin ella. Ahora de ti depende el número de muertos. - Entonces colaboraré… pero después mátame a mí también.
Luis fue a la puerta y le pidió a Iván que volviera a entrar.
- Colaborará, trae su móvil.
Iván cogió el teléfono que tenía guardado en el bolsillo y lo encendió.
- Lo tuvimos que desconectar, por que no paraba de recibir llamadas. ¿Cuál es el pin?- Dijo Iván Mónica permaneció en silencio.
- Colabora o ya sabes lo que pasará.- Dijo Luis.
Una vez encendido, marcaron el número de Jota.
- Dile que se reúna contigo en tú piso.- Le susurro Luis mientras le acercaba el teléfono. - ¡Hola Mónica!- contestó Jota.- Co…como estás.
- No muy bien… ya sabes…- Dijo ella sorbiéndose los mocos.- Te… te importaría venir a hacerme compañía.
- Si, claro. Enseguida bajo.
Luis cortó el teléfono con una sonrisa en el rostro, desconectándolo después. - ¿Ahora me mataréis? – Preguntó Mónica sintiendo la boca pastosa.
- No. Tenemos otros planes para ti. Ahora la policía pensará que tú has matado a Jota y si te encuentran te enviarán a la cárcel. Pero no dejaremos que eso ocurra. Iván se encargará de que no te encuentren.
- Si, pero antes te tendremos que domar un poco para que estés más dócil.- Dijo Iván sacando una jeringuilla.
- Eso déjalo para mañana. Quiero pasar una última noche con ella antes de que la conviertas en una yonqui descerebrada.
- ¡Noooo!- Grito Mónica.
- ¿Acaso crees que tienes elección? – Dijo Luis volviendo a ponerle la mordaza.- Ahora vamos a tomar una copa mientras se hace a la idea de lo que le espera. Tras colgar el móvil y guardárselo en el bolsillo, Jota salió del piso y bajó las escaleras hasta el piso de abajo. La puerta del piso de Mónica estaba entreabierta, pero el piso estaba a oscuras a excepción del resplandor que parecía salir del televisor. - ¿Mónica? – Dijo acercándose al sofá donde parecía estar esperándolo Mónica. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Eva se levantó y se abalanzó sobre él blandiendo unas tijeras. Pero cuando estaba apunto de clavárselas, una figura se materializo de la nada, agarrándole la mano a Eva mientras parecía morderle el cuello y dejándola paralizada.
- Hola Jota.- Dijo Dani.

1 comentario:

  1. Quedan solo dos capítulos para terminar la primera parte de las aventuras de Jota.

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