lunes, 4 de febrero de 2013

(L.P. 26) DESPEDIDAS

Santi y Elena fueron a tomar un café en un bar cercano, el se marchaba al día siguiente y tenían que hablar, sin embargo permanecían en silencio mirándose fijamente. Fue la camarera quien rompió el silencio, dejándoles el café en la mesa, un capuchino para ella y un café con hielo para él, lo había descubierto hacía poco tiempo, pero desconocía que era así como lo pedía Andrés, el difunto novio de Elena, ella sonrió. 
 - Aquí tenéis chicos- dijo la camarera. 
 - gracias- dijo Santi sonriéndole, luego se dio cuenta de cómo Elena miraba su café con aquella sonrisa enigmática- Era lo que tomaba él ¿verdad? 
 - No…- mintió Elena sintiendo como se le hacía un nudo en la garganta. 
- Te quiero… pero me tengo que ir. 
- Lo sé. No quiero que te vayas pero… lo entiendo. 
 - Necesito alejarme y encontrar respuestas. 
- Y yo necesito olvidar. Te quiero pero… creo que nuestro momento no ha llegado, que todavía es pronto. 
 A aquellas alturas ambos se habían cogido de las manos, el muy serio y ella con los ojos llorosos. Sin saber muy bien como aquella noche la pasaron juntos. Por la mañana, él empezó a vestirse, era todavía muy temprano. 
 - ¿A dónde vas?- preguntó Elena cogiéndole el brazo. 
 - Me voy dentro de tres horas. 
 - Noooo… por favor, no te vallas… 
 - Sabes que tengo que hacerlo, ayer me dijiste que lo entendías. 
 - Mentí- dijo ella sonriendo malévolamente. 
 - No me hagas esto, sabes que es muy difícil para mi, pero tengo… necesito hacerlo. - Hay tiempo, solo una última vez… por favor- dijo Elena, fingiendo suplicarle- …por favor. Santi, noto la enorme erección que se le había producido debajo de los slips, Elena que también lo había visto le sonrió maliciosamente. 
 - Total, ya tengo el equipaje hecho- dijo él, tirándose encima de Elena. 


 Tras el emparejamiento oficial entre Jota y Mónica, Diana se había mudado al piso Paco, otro de los buenos amigos de Jota, el más “normal”. Paco acerco a Diana a la casa de Jota, para recoger a Santi, que para sorpresa de todos, había pasado la noche fuera, le llamaron al móvil, sin ningún resultado, llamaron a casa de los padres, pero estos aparte de ignorar su paradero, tampoco querían saberlo, tampoco sus hermanos sabían nada, entonces todos pensaron que tal vez se encontrara abajo, en el piso de Mónica, con su hermana Elena. Cuando se disponían comprobarlo, Santi apareció por la puerta. 
 - ¿Dónde estabas?- preguntó Jota. 
 - Despidiéndome de Elena- contestó sonriendo tristemente. 
- ¿Y ella? – dijo ahora Mónica. 
- No quiere venir a la estación, ya ha sido duro para ella… en realidad para los dos. 
 - ¿Seguro qué quieres venir?- preguntó Diana. 
- No… pero tengo que hacerlo, desaparecer una buena temporada o me volveré loco y a todos los que tengo a mí alrededor, incluida Elena. 
 - Será mejor que vaya a ver como está y le haga compañía- Dijo Mónica, luego se dirigió a Diana-. Eres una verdadera amiga y nos has ayudado mucho, vuelve cuando quieras. 
- ¿A pesar de los celos que te he hecho pasar?- preguntó Diana. 
 - Precisamente por eso, a lo mejor necesitaba a alguien que me abriera los ojos. 
 - Los dos lo necesitábamos- dijo Jota cogiéndola por la cintura. Mónica se apartó un momento de Jota abrazó a Diana, luego se dirigió a Santi. 
- Y tú, has hecho mucho bien a Elena, intenta no estropearlo, mantén el contacto, sobre todo con ella y más te vale regresar pronto- dijo abrazando ahora a Santi. 
- Sabes que lo haré. Minutos más tarde, terminaban de cargar el equipaje de Santi en el coche de Paco, Santi se sentó a su lado y Jota en el asiento de atrás con Diana. Mónica que había bajado con ellos, les saludó con la mano, mientras se alejaban, también Elena los vio desde la puerta del balcón con los ojos húmedos y así es como se la encontró Mónica. 
 - ¿Estás bien? 
-No… pero al menos Santi sigue vivo y se que volverá- contestó Elena con la voz medio ronca. 


 En la estación de tren, en la capital, les esperaban los hermanos de Santi, que también habían ido a despedirlo, con ellos estaba Paula la novia policía de Abel, que se había convertido en algo así como su novia y mientras este se despedía de su familia, Diana hizo lo propio con Paco y Jota. 
- Antes de irme, quería hacerte una pregunta- le dijo Diana a Jota- ¿Todavía sigues con tu blog literario? 
 - Lo cierto es que últimamente lo tengo un poco olvidado. 
 - Pues retómalo, que así sabre que van bien las cosas y de paso, escribe sobre todo lo sorprendente que te ha ocurrido desde que te mudaste a ese piso. 
 - ¿Y quien se lo iba a creer? 
 - Los que sabemos la verdad… además, todas las historias son ficción una vez se cuentan. No se chico haz la historia interesante, imaginación no te falta- dijo Diana sonriendo. Se abrazaron y Diana le dio un largo beso en los labios, Jota se alegró de que Mónica se hubiera quedado con su hermana. 
 - ¡Ey! ¡¿Qué está pasando aquí?!- dijo Paco al ver la escena. Diana soltó a Jota y agarró por el cuello de la camisa Paco, acercándoselo. 
 - Tranquilo semental, que él ya está ocupado- dijo besándolo también a él. 
 Luego fue el turno de Santi, que abrazó a sus dos mejores amigos. 
- Jota, prométeme que cuidarás de Elena hasta que regrese. 
 - Claro amigo, es la hermana de mi chica y mí vecina… y ya sabes que yo cuido muy bien de mis vecinas. 
 - Bueno, bueno… cuídala muy bien pero sin pasarte ¿eh? Poco después los interfonos de la estación, comunicaron la llegada del tren que tenían que coger y Santi y Diana bajaron a los andenes. 
Jota y Paco se quedaron un rato más en la estación, tomando algo con los hermanos de Santi. Cuando Paco dejó por fin a Jota en su casa, este fue al piso de Mónica, la cual había decidido regresar allí para hacer compañía a su hermana, al menos aquellos primeros días. 


A las pocas semanas, Elena que seguía manteniendo el contacto con Santi, decidió regresar a su piso de la capital y Mónica se instaló definitivamente con Jota, que como le había pedido Elena, comenzó a escribir lo que le pasó nada más instalarse en el piso y de cómo su compañero se convirtió en un vampiro. 


 Jotacé.

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