lunes, 24 de enero de 2011

AMOR DE PLASTICO


A sus 20 años, Lorenzo, seguia siendo virgen. Algunos lo podrían achacar a su exceso de timidez, pero lo cierto es que siempre veía defectos en todas las chicas que estaban a su alcance. Alguna cartuchera, pecaS, exceso o falta de peso.Evidéntemente, él era ajeno a sus propios defectos, de los que poseía una gran variedad.
A las mujeres de las que se sentía realmente atraido, ni siquiera se atrevía a mirarlas a menos que estubieran en alguna fotografía o al otro lado de la pantalla de un televisor.
La única forma femenina a la que Lorenzo, consideraba perfecta y a la que se atrevía a mirar sin complejos; aquella por la que era capaz de pasarse las horas muertas mirandola, era el maniquí del escaparate de una tienda de ropa que había cerca de su casa. La primera vez que la vio, era incapaz de no detenerse a mirarla.
Día tras día mes tras mes, la veía siempre vestida a la última moda, y enloquecía sobre todo al verla con un picardías, en traje de baño o camisón.
Su desilusión llegó el día que vió como una empleada, algo rechoncha, pero no más que él, había desnudado a la maniquí para cambiarle el modelo y vió que debajo de toda esa ropa, solo había plastico.
La empleada, viendolo allí plantado y pensando que sus miradas hiban dirigidas a ella, le sonrió coqueta y Lorenzo que nunca había visto sonreir al maniquí, vió en aquella sonrisa la perfección.

J.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario