lunes, 2 de abril de 2012

LAS AVENTURAS DE HUGO CORTES.




Los mundos coloniales, suelen tener tantos nombres, como razas inteligentes lo habitan. Aquel planeta de tres lunas, cuyos continentes permanecían sumergidos bajo el mar a excepción de los innumerables islotes, que sobresalían por todo el planeta, como si fueran pecas, era conocido por los habitantes humanos con el nombre de “Pacífico”.
Allí fue donde el joven contramaestre Hugo Cortes, de la marina espacial terrestre conoció a Marina Jamaica, una chica de color de ébano, hija de colonos terrestres y una de las pocas mujeres de carne y hueso que había en aquel bar y durante los cuatro días que al joven contramaestre, le quedaban de permiso, lo pasaron juntos, para después despedirse sin saber, si volverían a encontrarse.
Un año y tres meses más tarde más tarde, la nave donde viajaba Hugo volvió al planeta y aunque al joven contramaestre, le tocaba quedarse de guardia en la nave, se las ingenio para que le cambiaran el permiso. Tenía la esperanza, una vez en el planeta de encontrar a la chica, de la cual se había enamorado, pero para su sorpresa, ella, que había estado aguardando su regreso con ansia, ya le estaba esperando en el espacio puerto. Sin embargo, apenas pudieron estar juntos dos noches, ya que a causa de unos terribles incidentes acaecidos en otro sistema solar cercano, requerían la presencia de su nave y su permiso fue cancelado. Antes de partir, Hugo le dijo a Marina, que le quedaban tres años de servicio y que en cuanto terminara regresaría a buscarla.
Lo que Hugo no sabía es que había otro hombre cortejando a Marina, un hombre insistente, a pesar de que ella lo rechazara una y otra vez. Poco después de que Hugo se marchara, ella descubrió que estaba embarazada. Dos semanas después, llegó la terrible noticia de que la nave de Hugo era destruida en las proximidades de un mundo sin explorar y Marina que no quería desprenderse de lo único que le quedaba del hombre al que tanto había amado, terminó casándose, con su otro pretendiente. Nada más nacer Estrella, que es el nombre que Marina le puso a su hija, su marido supo que la niña era hija de otro hombre, razón por la cual siempre trató a la niña con un cierto desprecio.
Entre tanto, en un mundo donde había vida inteligente, pero salvaje, un grupo de humanos entre los que se encontraba Hugo, se afanaban por sobrevivir. Fue providencial que cinco años más tarde, la casualidad quisiera que fueran rescatados y enviados de vuelta a la Tierra, donde se licenciaron con honores.
Como le prometió a Marina, Hugo regresó a Pacífico, pero esta vez ella, no le esperaba en el espacio puerto y esta vez si que tuvo que buscarla. Cuando se enteró de que Marina tenía familia, se enroló en una nave mercante y se marchó. Solo una amiga de Marina supo que él seguía vivo y que había vuelto para buscarla.


Jotacé.

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