Ya
empezaba a hacer calor, incluso en aquella noche sin luna en la que
la polución de la ciudad solo permitía dejar ver un número muy
limitado de estrellas. Aquel tipo, deambulaba, tambaleándose,
solitario por las calles de las afueras de la capital, llevaba la
misma ropa desde hacía semanas y una prominente barba, pelo largo y
una gorra que le ocultaba su desgreñada cabellera. A lo lejos, en un
descampado, vio las llamas de una hoguera y pensó que tal vez un
grupo de desheredados como él, se habían reunido allí para
calentarse como había ocurrido otras veces, así que comenzó a
caminar hacia lugar y entonces vio como los faros de un coche se
acercaban hacia él a toda velocidad.
- ¡Mira ese tío!
Parece un vagabundo. ¿Crees qué nos ha visto?- dijo Alicia sentada
en el asiento del copiloto del coche.
- Ponte el cinturón
cariño, ya verás que divertido.- contestó Vicente, apretando el
acelerador del cohe.
El hombre, deslumbrado por los faros se
tapó el rostro sin creerse lo que le venía encima, poco después,
saltaba por los aires a consecuencia de la terrible embestida. Dentro
del coche Vicente y Alicia rieron de forma histérica. Vicente hizo
derrapó para dar media vuelta y pasar por el encima del vagabundo
antes de marcharse nuevamente a casa donde harían el amor como
posesos. Mientras, en el descampado ardía él coche del que hasta
esa tarde había sido de su encargado, con el cadáver de su dueño
dentro.
X X
X
La información sobre la pegatina que
había en la parte de atrás del coche que había ayudado a escapar a
Alicia, cuando esta intentó apuñalar a Mónica algunas semanas
antes, ya había llegado a la policía, pero tanto Jota como sus
amigos se habían echo eco de aquella pista y habían decidido usar
las redes sociales de Internet, para propagar la información y fue
conectado en una de esas redes sociales donde una tal Lola Fuentes,
se puso en contacto con el:
Lola: Hola. ¿Eres el que está
buscando el Halcón Milenario?
Jota: ¿El Halcón Milenario? No se
de que me hablas.
Lola le dio la marca del coche, el color y le
dijo que en la parte de atrás, había dos pegatinas, una con el
“Halcón Milenario” y la otra con el rostro de Darth Vader, a
Jota le pareció imposible, pero por fin alguien parecía saber algo
de aquel coche.
Jota: ¿Sabes quien es dueño del
coche?
Lola: Si, de Félix mi ex, o al menos lo era cuando
salíamos juntos, por que creo que lo vendió. Es un fanático de la
“Guerra de las galaxias”, por eso lo llamaba “El Halcón
Milenario”
Jota: ¿Sabes la matrícula? Es muy
importante.
Lola: Lo siento, no la recuerdo, pero te puedo decir
como localizar a Félix.
Jota: Si, por
favor. Lola le pasó a Jota un número de teléfono fijo.
Poco después, apagó el ordenador y marcó el número.
-
Digaaaa… ¿Quién ehhh?- dijo la voz de una señora mayor al otro
lado de la línea.
- Hola, buenas tardes, puedo hablar con
Félix.
- Un momento… ¡Feliiiih, te llaman…! ¡No lo sé, no
me lo ha dicho! ¡¿Quién ereh?!
- Pues…- comenzó a
decir Jota un tanto desconcertado.
- Hola, dígame.- dijo esta vez
una voz ronca.
- Hola, buenas tardes, estaba buscando a
Félix.
- Si, soy yo. ¿Qué quiere? Jota le preguntó al
hombre por el coche con las pegatinas de Star Wars, describiéndole
la marca.
- Nooo. Ese coche era de mi hiho, pero lo
vendió.
- ¿No sabrá por casualidad la matrícula, verdad? Es
que tememos que su dueño actual esté implicado en un delito grave y
tenemos la descripción del vehículo, pero nos falta la
matrícula.
- Pué no sabría decihle, tendría que
preguntárselo a éh, lo que pasa eh que ya no vive con nosotroh, si
quiere le doy er número de su móvih.
- Si es tan amable, se lo
agradecería.
Poco después, Jota estaba llamando a Félix,
pero tras sonar varias veces le salió el buzón de voz, le dejó un
mensaje, luego estuvo tentado de llamar a Mónica y darle la buena
nueva, pero finalmente se decidió a tener como mínimo el número de
la matrícula del coche.
Tras esperar toda la tarde a que el tal
Félix le devolviera la llamada decidió volver a llamar él, esta
vez tuvo más suerte. Jota le explico parte de la historia, de cómo
lo había localizado a través de su exnovia Lola y que para
localizar a Alicia, necesitaba la matrícula de su antiguo
coche.
- Puedo hacer, más que eso colega, te puedo dar el
nombre y la dirección, fue una venta sin intermediarios.
El
corazón de Jota empezó a latir a toda velocidad. ¿Podía ser
posible que tuviera la dirección del cómplice de Alicia y puede que
incluso el paradero de está? Al rato llamó a Mónica, a Diana y a
Santi y aunque lo más sensato, era darle aquella información a la
policía, decidieron asegurarse de que realmente habían encontrado
una buena pista, yendo ellos personalmente al día siguiente.
Mónica,
todavía un poco débil, por sus heridas se abstuvo a ir, pero Elena
aprovecho la oportunidad, ya que tenía motivos más que sobrados,
también Santi, quiso acompañar a sus amigos. Jota puso el JPS, que
le llevó a la dirección indicada en la capital. Santi y Elena,
permanecieron cayados durante todo el viaje, intentando mirar cada
uno hacia otro lado, tenían que hablar y aclarar sus ideas, pero
tendrían que esperar al momento indicado, ahora lo que imperaba era
encontrar a Alicia.
Cuando finalmente llegaron al lugar,
decidieron que uno de ellos tendría que quedarse en el coche por si
ocurría algo, sin embargo, ni Jota por la relación que acababa de
iniciar con Mónica, ni Elena por ser la hermana de la víctima, ni
Santi por la relación que hasta hacía poco tiempo había mantenido
con Elena, querían quedarse en el coche, así que le tocó Diana, a
pesar de ser la más indicada para tales menesteres. Si iban con un
poco de tacto estarían fuera de peligro. Los tres amigos
estuvieron en la casa unos veinte minutos, luego salieron un tanto
desencantados.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó Diana al ver sus
caras largas.
-El dueño del “Halcón Milenario” se compró
un coche nuevo un par de semanas antes de que Alicia apuñalara a
Mónica- contestó Jota.
- Evidentemente dio su antiguo coche junto
con la entrada del viejo y bueno, nos ha dado la dirección del
concesionario.
Los amigos, llegaron al concesionario, justo
cuando estaban apunto de cerrar, esta vez les tocó el turno de
entrar, solo a las chicas, allí era evidente que estaban fuera de
peligro y fue Diana la que en todo momento llevó la iniciativa,
contándole al dueño del concesionario la investigación que estaban
llevando a cavo. Sin llegar a identificarse como tal, el hombre llegó
a la conclusión de que ella era policía y le informó de todo lo
que quería saber.
- Tenemos contactos con tiendas de coches de
segunda mano, donde los arreglan, los ponen al día y los sacan otra
vez a la venta, pero creo que el coche del que me hablan ustedes,
estaba ya bastante cascado y ese tipo de coches tan viejos son
llevados directamente al desguace. Tratamos con varias chatarrerías,
esperen les daré algunas tarjetas. El hombre abrió un cajón y
sacó las tarjetas que se las pasó a Diana. Luego se despidieron
dándose la mano.
-¿Qué, ha habido suerte?- preguntó
Santi
- Si ha esto lo llamáis suerte.- dijo Diana enseñando el
puñado de tarjetas.- Son las direcciones de los desguaces y
chatarrerías donde puede haber ido a parar el coche.
-
¡Déjamelas ver!- dijo Santi cogiéndoselas mientras miraba
fijamente a Elena, que en ese momento adivinó lo que él estaba
pensando. Bajo la atenta mirada de Jota y Diana, Santi empezó a
pasar las tarjetas asta llegar a la de la chatarrería de Vicente, en
la que ellos habían estado hacía ya unos meses. “¡Dios Mio!”
exclamó Santi. “¡Joder!” fue la palabra que eligió Elena,
ambos tuvieron el extraño presentimiento de que aquello era algo más
que una simple casualidad.
Jotacé.
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