La capitana Yumy Otomo,
reunió a todos los oficiales del Cristóbal Colón en la sala de
mandos, para ponerlos al corriente de los últimos planes de la
alianza de razas, con la ayuda de la simulación tridimensional de la
batalla, para la cual se estaban preparando.
- Dentro de treinta
y dos horas apareceremos en el asteroide que sirve base a los
piratas. La coordinación con los mautones y los bíbaros, tiene que
ser perfecta, para caer sobre los piratas y desmontar esa base.
También esperamos encontrar la información necesaria para llegar al
lugar del que extraen el ambrosio. ¿Los cazas están listos?
-
Si capitán y también los pilotos- contestó Snyder.
Al salir de
la sala de mandos, Snyder se reunió un momento con el androide
Robmed.
- Dime una cosa, desde que el piloto Hugo Cortes te
visita, ha vuelto a ser el que era en el pilotaje e incluso mejor que
antes. ¿Qué has hecho?
- Secreto profesional teniente, secreto
profesional- contestó el robot, que en ese momento tenía las suaves
facciones de una mujer.
Poco después el teniente Snyder, entró
en su camarote, para descansar, pero de entre su uniforme sacó la
grabación de lo ocurrido en la sala de mandos y empezó a
transmitirla en un aparato clandestino para los suyos.
Veintinueve horas más tarde, la señal de alarma hizo
levantarse a todos los pilotos. Hugo, aunque seguía echando de menos
a Marina, había vuelto a alternar entre sus compañeras del
Cristóbal Colón, ya que sabía que cada misión podía ser la
última. Así que Hugo y su compañera, se pusieron el uniforme y
acudieron al hangar, donde habían sido convocados.
Como estaba previsto, las tres naves de la
alianza, aparecieron casi de la nada, escoltadas por sus respectivos
cazas, el asteroide hueco fue asediado y los cazas se precipitaron
sobre la base contrabandista, pero en vista de la nula actividad, se
enviaron seis de los cazas a investigar al interior del asteroide,
dos por cada crucero de guerra. Los bíraros, conocidos por su
pericia en el pilotaje fueron los primeros en dirigirse al interior
del asteroide, pero tras una explosión que pilló a todos por
sorpresa, el primero de los cazas salió disparado hacia el exterior,
convertido en una bola de fuego, que obligo a su compañero a
realizar una difícil maniobra de evasión, en la que estuvo apunto
de chocar con el caza del comandante Snyder. El caza enseguida fue
alcanzado por otro rallo mortífero, venía de un carguero
contrabandista, que salió disparado del asteroide.
Lo cierto es que
a pesar de la sorpresa inicial, con tres cruceros de guerra
cortándole la retirada, y los pequeños cazas que se le echaron
encima, aquel carguero contrabandista estaba rodeado y perdido y ante
los continuos avisos para la rendición, los contrabandistas,
decidieron rendirse. Se les comunicó a todas las naves parar el
fuego, sin embargo, cuando el carguero bajó los escudos, fue
alcanzado y destruido por la artillería del teniente
Snyder. - ¡¡¡Teniente Snyder!!! ¡Se les ha ordenado un
alto el fuego!- Dijo la capitán Otomo desde el Cristóbal Colón,
pero en respuesta, solo recibió estática.
Luego la nave
del teniente Snyder se dirigió nuevamente al interior del asteroide.
Hugo recibió la orden de seguirlo, junto con los compañeros de la
alianza. El hangar de la base contrabandista estaba desabitado a
excepción de los cazas que acababan de anclar.
- tendría que
haber regresado al Cristóbal Colón, tengo los sistemas de
comunicación averiados- dijo Snyder.
Uno de los mautones se le
encaró en su incomprensible idioma, Snyder tuvo la impresión de que
le estaba llamando de todo menos guapo, algo muy diferente de lo que
le ocurrió con los bíraros, que le palmearon en la espalda en señal
de agradecimiento, ya que la muerte de su superior por parte de los
contrabandistas les sentó muy mal.
- El asteroide parece
desierto y el teniente Snyder tiene todos los sistemas de
comunicación averiados. ¿Cuáles son las ordenes?- dijo Hugo
-
Estén en guardia por si hay novedades y esperad la llegada de las
tropas de asalto- contestó el oficial de comunicaciones.
Los
pilotos otros pilotos de la alianza que también informaron a sus
superiores también recibieron ordenes similares.
- ¡¿Esperar?!
¡Yo no he entrado aquí para esperar a que otros se lleven el
mérito! –dijo Snyder repitiéndolo en el idioma de los bíraros,
los cuales lo vitorearon dándole la razón. Los mautones
estaban en total desacuerdo y a Hugo no le quedó más remedio que
ponerse del lado de su superior a pesar de las ordenes del Cristóbal
Colón.
Se dividieron en parejas de dos y se dispusieron a explorar
el asteroide, pasillo por pasillo, escudriñando hasta el último de
los almacenes y hangares.
Media docena de contrabandistas habían
sido abandonados allí y fueron los dos pilotos mautones los que
tuvieron la desgracia de tropezarse con ellos, uno de ellos murió y
el otro quedó mal herido en un rincón.
-¡Hay problemas! ¡No
estamos solos!- dijo Hugo corriendo ya hacia el
tiroteo.
Los dos biraros llegaron primero, con una
sorprendente sed de sangre, Hugo se unió a ellos y las tropas de
tierra tampoco tardaron en llegar al lugar. El último en llegar fue
Snyder que se había quedado inspeccionando uno de los
almacenes.
- ¡Han puesto detonadores en el polvorín! ¡Hay
que salir de aquí o todo estallará! Las tropas de asalto
se hicieron cargo de los heridos y todos corrieron hacia el hangar
principal. Un humano contrabandista, se abalanzó contra Hugo,
intentando hacerse con su caza, armado con un cuchillo, Hugo le
agarró de la mano mientras su contrincante intentaba cortarle el
cuello. Hugo, le dio una patada en el estómago, después corrió al
caza y cerro la cabina, mientras el contrabandista se subía al ala
del caza, que salio disparado del hangar. El cuerpo del hombre se
congeló, apenas el caza salió del hangar, justo en el momento en el
que todo empezó a explotar. La misión había fracasado
estrepitosamente.
Jotacé.
Saludos y Feliz Miercoles.
ResponderEliminarGracias Marylin, filiz mmiercoles a ti también.
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