lunes, 4 de marzo de 2013

(H.C. 16) ATAQUE AL ASTEROIDE CONTRABANDISTA

La capitana Yumy Otomo, reunió a todos los oficiales del Cristóbal Colón en la sala de mandos, para ponerlos al corriente de los últimos planes de la alianza de razas, con la ayuda de la simulación tridimensional de la batalla, para la cual se estaban preparando. 
 - Dentro de treinta y dos horas apareceremos en el asteroide que sirve base a los piratas. La coordinación con los mautones y los bíbaros, tiene que ser perfecta, para caer sobre los piratas y desmontar esa base. También esperamos encontrar la información necesaria para llegar al lugar del que extraen el ambrosio. ¿Los cazas están listos? 
- Si capitán y también los pilotos- contestó Snyder. 
 Al salir de la sala de mandos, Snyder se reunió un momento con el androide Robmed. 
 - Dime una cosa, desde que el piloto Hugo Cortes te visita, ha vuelto a ser el que era en el pilotaje e incluso mejor que antes. ¿Qué has hecho? 
- Secreto profesional teniente, secreto profesional- contestó el robot, que en ese momento tenía las suaves facciones de una mujer. 
 Poco después el teniente Snyder, entró en su camarote, para descansar, pero de entre su uniforme sacó la grabación de lo ocurrido en la sala de mandos y empezó a transmitirla en un aparato clandestino para los suyos. 
 Veintinueve horas más tarde, la señal de alarma hizo levantarse a todos los pilotos. Hugo, aunque seguía echando de menos a Marina, había vuelto a alternar entre sus compañeras del Cristóbal Colón, ya que sabía que cada misión podía ser la última. Así que Hugo y su compañera, se pusieron el uniforme y acudieron al hangar, donde habían sido convocados. Como estaba previsto, las tres naves de la alianza, aparecieron casi de la nada, escoltadas por sus respectivos cazas, el asteroide hueco fue asediado y los cazas se precipitaron sobre la base contrabandista, pero en vista de la nula actividad, se enviaron seis de los cazas a investigar al interior del asteroide, dos por cada crucero de guerra. Los bíraros, conocidos por su pericia en el pilotaje fueron los primeros en dirigirse al interior del asteroide, pero tras una explosión que pilló a todos por sorpresa, el primero de los cazas salió disparado hacia el exterior, convertido en una bola de fuego, que obligo a su compañero a realizar una difícil maniobra de evasión, en la que estuvo apunto de chocar con el caza del comandante Snyder. El caza enseguida fue alcanzado por otro rallo mortífero, venía de un carguero contrabandista, que salió disparado del asteroide. 
Lo cierto es que a pesar de la sorpresa inicial, con tres cruceros de guerra cortándole la retirada, y los pequeños cazas que se le echaron encima, aquel carguero contrabandista estaba rodeado y perdido y ante los continuos avisos para la rendición, los contrabandistas, decidieron rendirse. Se les comunicó a todas las naves parar el fuego, sin embargo, cuando el carguero bajó los escudos, fue alcanzado y destruido por la artillería del teniente Snyder. - ¡¡¡Teniente Snyder!!! ¡Se les ha ordenado un alto el fuego!- Dijo la capitán Otomo desde el Cristóbal Colón, pero en respuesta, solo recibió estática. 
Luego la nave del teniente Snyder se dirigió nuevamente al interior del asteroide. Hugo recibió la orden de seguirlo, junto con los compañeros de la alianza. El hangar de la base contrabandista estaba desabitado a excepción de los cazas que acababan de anclar. 
 - tendría que haber regresado al Cristóbal Colón, tengo los sistemas de comunicación averiados- dijo Snyder. 
 Uno de los mautones se le encaró en su incomprensible idioma, Snyder tuvo la impresión de que le estaba llamando de todo menos guapo, algo muy diferente de lo que le ocurrió con los bíraros, que le palmearon en la espalda en señal de agradecimiento, ya que la muerte de su superior por parte de los contrabandistas les sentó muy mal. 
 - El asteroide parece desierto y el teniente Snyder tiene todos los sistemas de comunicación averiados. ¿Cuáles son las ordenes?- dijo Hugo 
- Estén en guardia por si hay novedades y esperad la llegada de las tropas de asalto- contestó el oficial de comunicaciones. 
 Los pilotos otros pilotos de la alianza que también informaron a sus superiores también recibieron ordenes similares. 
 - ¡¿Esperar?! ¡Yo no he entrado aquí para esperar a que otros se lleven el mérito! –dijo Snyder repitiéndolo en el idioma de los bíraros, los cuales lo vitorearon dándole la razón. Los mautones estaban en total desacuerdo y a Hugo no le quedó más remedio que ponerse del lado de su superior a pesar de las ordenes del Cristóbal Colón. 
Se dividieron en parejas de dos y se dispusieron a explorar el asteroide, pasillo por pasillo, escudriñando hasta el último de los almacenes y hangares. 
Media docena de contrabandistas habían sido abandonados allí y fueron los dos pilotos mautones los que tuvieron la desgracia de tropezarse con ellos, uno de ellos murió y el otro quedó mal herido en un rincón. 
 -¡Hay problemas! ¡No estamos solos!- dijo Hugo corriendo ya hacia el tiroteo. 
 Los dos biraros llegaron primero, con una sorprendente sed de sangre, Hugo se unió a ellos y las tropas de tierra tampoco tardaron en llegar al lugar. El último en llegar fue Snyder que se había quedado inspeccionando uno de los almacenes. 
 - ¡Han puesto detonadores en el polvorín! ¡Hay que salir de aquí o todo estallará! Las tropas de asalto se hicieron cargo de los heridos y todos corrieron hacia el hangar principal. Un humano contrabandista, se abalanzó contra Hugo, intentando hacerse con su caza, armado con un cuchillo, Hugo le agarró de la mano mientras su contrincante intentaba cortarle el cuello. Hugo, le dio una patada en el estómago, después corrió al caza y cerro la cabina, mientras el contrabandista se subía al ala del caza, que salio disparado del hangar. El cuerpo del hombre se congeló, apenas el caza salió del hangar, justo en el momento en el que todo empezó a explotar. La misión había fracasado estrepitosamente. 


Jotacé.

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